Estrenos online: crítica de «A puertas cerradas» («Adults in the Room»), de Costa Gavras (Netflix)

Estrenos online: crítica de «A puertas cerradas» («Adults in the Room»), de Costa Gavras (Netflix)

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27 Oct, 2023 10:09 | comentarios

La más reciente película del director de «Z» y «Estado de sitio» se centra en las negociaciones de Grecia con el FMI a partir de las memorias del Ministro de Economía de ese país. En Netflix.

El realizador franco-griego Konstantinos “Costa” Gavras ha hecho una larga carrera teniendo como eje los conflictos políticos y económicos contemporáneos. Durante su época de oro –de “Z” a “Desaparecido” pasando por “Estado de sitio”, entre otras– fue considerado casi un maestro del thriller social, utilizando recursos cinematográficos del cine clásico para narrar historias de golpes militares y manejos oscuros de secretas agrupaciones de inteligencia. Tras pasar mucho tiempo en Hollywood con más fracasos que éxitos, el director regresó en la última década al tipo de cine que lo caracterizaba, solo que haciendo un recorrido similar al que tuvo lugar en la política internacional. Esto es: dejando de lado las intervenciones militares, el espionaje y los golpes de estado para centrarse en los manejos económicos internacionales que pueden desestabilizar a un país tanto o más que los otros.

En “A puertas cerradas”, el casi nonagenario Costa Gavras regresa a su país natal para centrarse en la crisis económica que explotó allí en 2015. Con una situación no tan diferente a la de la Argentina, Grecia acumuló una enorme deuda con la banca europea y entró en una situación complejísima de recortes brutales y un virtual cierre de su economía. Las elecciones resultaron en el triunfo de Alexis Tsipras, del partido de izquierda Syriza, quien se transformó en primer ministro en una extraña alianza con grupos de ultra-derecha. Pero el principal protagonista del film no es él sino Yanis Varoufakis, su ministro de economía. De hecho, la película se basa en sus memorias, en las que escribió en detalle acerca de sus negociaciones para sacar a Grecia del laberinto económico en el que se había metido.

A lo largo de las dos horas del film, Costa-Gavras le hace honor al título de la película, ya que lo que muestra es un repetitiva serie de reuniones entre el tal Varoufakis (Christos Loulis) y su equipo con el FMI, el BCE y los “hombres fuertes” de la economía europea poniendo el eje especialmente en los alemanes, franceses y británicos, que en ese entonces todavía formaban parte de la unión. Los debates y las discusiones que tendrán lugar allí podrían sacarse de los diarios locales y siguen una lógica por todos conocida. Varoufakis intenta renegociar la deuda que estrangula económicamente a los griegos y los funcionarios no quieren dar el brazo a torcer. Y así, sucesivamente, una y otra vez, muchas veces discutiendo terminología específica de un comunicado de prensa y cosas así.

Varoufakis intenta una y otra vez conseguir de parte de los políticos y banqueros europeos algún tipo de modificación al llamado “Memorándum de entendimiento” firmado por el anterior gobierno, documento cuyos compromisos dejarían a su país sin posibilidad de recuperación alguna. Y con lo que se encuentra, por más conciliador que se muestre, es con una pared sólida de negativas. Básicamente: o se cumple o Grecia se va de Europa. Para ellos, no hay nada en el medio. Y pronto se da cuenta que la prensa, tanto local como europea, va construyendo con él un personaje que poco y nada tiene que ver con la realidad.

Hay, a lo largo de las incontables reuniones que se muestran aquí, una serie de sutiles giros políticos, falsas promesas, un doble discurso entre lo que se le dice a la prensa y lo que se maneja “A puertas cerradas”, pero la película jamás profundiza demasiado ni humaniza esos conflictos. Cada personaje recita, de manera casi didáctica, sus posturas políticas e ideas económicas, haciendo que toda la película parezca una clase un tanto simplista respecto de lo que sucede en esos ámbitos. El problema no tiene que ver con entender o no qué es lo que pasa realmente en esos pasillos de hotel, salas de conferencias y despachos privados –eso queda clarísimo–, sino que el guión no tiene sutilezas para mostrarlo y convierte a los personajes en marionetas.

Lo que permite, hasta cierto punto, que la película utilice ese tono un tanto excesivo es que se maneja en un territorio cercano a la sátira. Pero solo por momentos, por lo que no queda del todo claro si el tono banal y exagerado de las caracterizaciones y los diálogos tiene que ver con una apuesta formal del director o, simplemente, si se trata de un guión mediocre y una floja dirección de actores, algo que se nota especialmente cuando la película vira al inglés. Al final, cuando entra en un terreno claramente alegórico, “Adults in the Room” pierde el rumbo casi del todo.

No hay dudas que el tema es potente y la manera en la que al bienintencionado Yanis se le van cerrando todas las puertas en su intento de negociar algún tipo de acuerdo favorable a las intenciones y promesas de su gobierno deja en claro que se trata de una tarea dificilísima. El límite, para los negociadores griegos, está en cuánto están dispuestos a ceder y en cómo sus políticos lidian con la presión popular –que pide frenar con los ajustes—con las limitadísimas posibilidades de movimiento que tienen. La historia es fascinante y los que conocen el caso griego sabrán más o menos cómo terminó. El problema de la película es que jamás está a la altura de su tema. Es un film menor de un director que casi nunca encuentra el tono ni tiene en sus manos un guión como para contar bien esa historia.


Nota publicada originalmente en La Agenda de Buenos Aires