Estrenos online: crítica de «Dulces y sangrientos 16» («Totally Killer»), de Nahnatchka Khan (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Dulces y sangrientos 16» («Totally Killer»), de Nahnatchka Khan (Amazon Prime Video)

Una chica se transporta a 1987 para tratar de evitar las acciones de un asesino serial en esta comedia que mezcla el género «slasher» con el de los viajes en el tiempo. Estrena Amazon Prime video el 6 de octubre.

De todas las combinaciones conocidas para darles giros inesperados a ideas ya usadas, la de mezclar el género slasher movie (HALLOWEEN, SCREAM, varios etcéteras) con el del viaje en el tiempo a lo VOLVER AL FUTURO no creo que haya sido utilizada hasta ahora. Eso no alcanza del todo para hacer que TOTALLY KILLER sea algo original ni novedoso, pero sí un ejercicio relativamente entretenido dentro de una búsqueda que apuesta más por la comedia que por el terror.

La protagonista es Jamie (Kiernan Shipka, la hija de Don Draper en MAD MEN y protagonista de CHILLING ADVENTURES OF SABRINA), una chica de 16 años que vive en un pueblo famoso por un hecho macabro: en 1987 un asesino serial enmascarado mató a tres adolescentes en la noche de Halloween. El evento ha convertido a la pequeña ciudad en un lugar muy visitado para esa fecha en la que, además, casi todo el mundo usa la máscara del asesino para disfrazarse y hay tours por los lugares por los que mató a estas chicas.

Para Pam (Julie Bowen), la madre de Jamie, el crimen fue muy real ya que las asesinadas eran amigas suyas de la escuela. Y desde entonces se ha venido preparando para el regreso del criminal, algo que ha transmitido a su hija. Y eso tan temido, finalmente, sucede: en Halloween 2022 el asesino enmascarado regresa (o quizás sea otro, bajo la misma máscara) y pese a todos los cuidados y entrenamientos vuelve a hacer de las suyas.

En paralelo, Amelia (Kelcey Mawema), la mejor amiga de Jamie, está tratando de inventar una máquina para viajar en el tiempo en una de esas cabinas fotográficas instantáneas, pero no logra hacerla funcionar bien. Perseguida por el asesino, Jamie logra meterse en una y, más por casualidad que por otra cosa, cae en los días previos a la serie de asesinatos de 1987.

Como sus advertencias a la policía son ignoradas, Jamie tiene –en plan Marty McFly– que tratar de detener al criminal por su cuenta, mientras va descubriendo lo distintas que eran algunas cosas en esa época. También se enreda en los inicios de la relación entre los que serán sus padres y, obviamente, tiene que asegurarse de poder volver al presente. Algo que, con la tecnología de esos años, no parece ser muy sencillo.

La comedia del cambio de época (a Jamie le sorprende lo, digamos, «políticamente incorrectos» que eran los exagerados ’80s que se ven acá) se combina con los momentos de terror en los que, pese a los intentos de alterar los eventos, el asesino aparece y hace de las suyas. La película se toma todo bastante a la ligera –en ese sentido también homenajea el género en su tono ochentoso— y el guión de David Matalon, Sasha Perl-Raver y Jen D’Angelo tira algunas referencias cinéfilas y culturales para seguir el juego de las diferencias de época.

DULCES Y SANGRIENTOS 16 no se sale de lo esperable casi nunca, con los giros dramáticos previsibles, el humor del cambio de época que todos imaginamos (la moda, los cigarrillos, los comentarios racistas y misóginos, una libertad sexual que a Jamie le asombra, entre otras cosas) y el misterio un tanto intrascendente de quién o quiénes están detrás de la máscara y cuáles son (o fueron) los motivos de su triple asesinato.

Menor y liviana, con un muy buen timing cómico por parte de Shipka, la película de la directora de ALWAYS BE MY BABY y creadora de la serie FRESH OFF THE BOAT tiene algunos gags divertidos, un soundtrack de clásicos pop de la época y un tono de comedia adolescente ligeramente retro. Al no tomarse demasiado en serio –su concepto del viaje en el tiempo y todo lo que eso produce se maneja de modo absurdo– la película recupera lo que pierde en tensión o en suspenso. El horror pasa a segundo plano y lo que quedan son una serie de ideas simpáticas en busca de una mejor película que las contenga.