Estrenos online: crítica de «El insurrecto de al lado» («The Insurrectionist Next Door»), de Alexandra Pelosi (HBO Max)

Periodista y documentalista de larga experiencia trabajando en noticieros y films para HBO, la realizadora se caracteriza por sus documentales políticos, la mayoría de ellos tratando de analizar el surgimiento de las nuevas derechas en los Estados Unidos. La directora tiene una particularidad, si se quiere, familiar: es la hija de Nancy Pelosi, una de las políticas más reconocidas del Partido Demócrata y quien fue, durante varios períodos, Presidente de la Cámara de Representantes de ese país. Acaso una de las curiosidades de EL INSURRECTO DE AL LADO –el documental en el que entrevista a varias personas involucradas, juzgadas y en algunos casos condenadas por los ataques del 6 de enero de 2021 al Capitolio– es que, bueno, muchos de los entrevistados eran parte de un grupo que amenazaba matar a su madre.

Más allá de este ángulo personal, lo que Pelosi busca acá es alejarse de los formatos clásicos que analizan la situación desde una perspectiva periodística formal y distante. Su film es una suerte de diario de viaje, un recorrido personal –ella maneja una de las cámaras y se la escucha y a veces hasta se la ve hablando con los entrevistados– en el que conversa con una docena de personas que, de distintos modos, estuvieron involucradas en ese violento acto en el que un enorme grupo de votantes de Donald Trump intentó tomar el Congreso para impedir que se diera como ganador de las elecciones a Joe Biden. La invasión culminó con varias víctimas, muchos de ellos personal de seguridad que protegía el edificio público.

Pelosi trata de entender quiénes son y qué pasó por la cabeza de muchas de estas personas que estuvieron en la toma y que actualmente están en proceso de ser condenadas a pasar varios meses en prisión. Es así que EL INSURRECTO DE AL LADO avanza a modo de pequeños retratos y entrevistas con esllos, con la directora escuchando sus historias de vida y tratando de entender qué piensan y porqué participaron de la toma del Capitolio.

Es un acercamiento interesante, distinto, que permite que muchas personas se abran (saben que es la hija de Pelosi, lo cual le da a todo un toque un tanto extraño) ante ella, que conversa de una manera franca, directa, muy alejada de las entrevistas clásicas. Desde esa confianza que parece lograr, desde una intención de entenderlos más que de juzgarlos, es que el documental se diferencia de la gran mayoría de los análisis políticos habituales.

Los personajes con los que Pelosi se encuentra son en su mayoría hombres blancos, pero también bastantes latinos y algunas mujeres, la mayoría de ellos «fuera del sistema». Casi todos tienen duras historias familiares para contar, algunos con pasado en la cárcel y dificultades de todo tipo, personas que encontraron en este «movimiento» algún tipo de identificación grupal que les permitió conectarse con otros en similar situación. Siguen siendo fanáticos de Trump –no todos, pero casi; y uno duda de los que dicen no serlo y estar arrepentidos–, creen que le robaron la elección y permiten al espectador darse una idea no solo del universo del que vienen sino que probablemente no mucho vaya a cambiar de aquí en adelante.

Tiempo atrás uno podría ver un documental así y considerarlo un fenómeno puramente estadounidense, con ese tipo de personajes (lo que vulgar y despectivamente se conoce como white trash) habitual en ciertos ámbitos de la cultura de ese país. Pero a juzgar por la manera en la que el discurso que profesan –y hasta algunas de sus específicas características– se ha universalizado, hoy se puede ver un documental así y notar que no está lejos de retratar lo que sucede en otros países, incluyendo varios de América Latina en los que este tipo de «nuevas derechas» surgidas en gran medida de las clases populares está en auge.

EL INSURRECTO DE AL LADO puede ser un documental simple y sin demasiadas ambiciones, pero en su modesta búsqueda personal logra algo que no muchos otros hacen: humanizar a este tipo de personajes, tratar de entender la serie de circunstancias (personales, familiares, psicológicas, sociales, históricas, mediáticas) que los llevan no solo a pensar cómo piensan sino a actuar en consecuencia, desestabilizando de un modo convencido y supuestamente patriótico la misma democracia que dicen defender.