Series: crítica de «El gran show que nunca se hizo» («The Greatest Show Never Made»), de Jonathan Smith y Ashley Francis-Roy (Amazon Prime Video)

Series: crítica de «El gran show que nunca se hizo» («The Greatest Show Never Made»), de Jonathan Smith y Ashley Francis-Roy (Amazon Prime Video)

Este documental se centra en las experiencias de un grupo de personas que dejó sus casas y trabajos para participar de un supuesto «reality show» que nunca existió. En Amazon Prime Video.

Esta breve serie documental de tres episodios de 40-45 minutos –en otra época se podía haber resuelto como una película– se centra en un curioso hecho que bastante desconocido. Y lo hace, también, de una manera bastante curiosa. En 2002 el mundo atravesaba una novedosa fascinación por algo llamado reality shows. Esa fascinación era particularmente notoria en Gran Bretaña, acaso el país en el que más rápido se expandió el concepto. Todo empezó por BIG BROTHER (GRAN HERMANO) y sigui con incontables variaciones, muchas de las cuales combinaban el concepto con el más clásico de los game shows o programas de juegos.

Esta «locura» por el género es algo importante a tener en cuenta para entender los eventos de THE GREATEST SHOW NEVER MADE. Es lo único que explica cómo sucedió lo que sucedió. Todo comenzó con un aviso clasificado en una revista y una serie de flyers para participar en un casting de un reality. Pronto, miles de personas hacían fila para participar en un show sin idea de qué se trataba realmente. No solo eso: el aviso clasificado era, digamos, bastante pobre y hasta sospechoso. Pero todos querían hacerse famosos, la gente quizás era más confiada que ahora y pronto habían elegido a 30 personas para participar en él. Lo único que sabían al hacerlo era que iba a durar un año y que el ganador se llevaría 100 mil libras.

Aquí es donde habría que detenerse. Contar mucho más calificaría como spoiler. Como eje de lo que sigue, diremos que hay un organizador de todo esto y ese alguien es bastante extravagante. Además, un grupo de jóvenes que dejó su vida, sus casas y sus trabajos de lado para mudarse a Londres y quedarse allí un año. ¿Dónde? ¿Haciendo qué? Ya verán lo casi absurdo –o provocador– de la propuesta. Y no solo eso, sino el hecho de que, con la evidencia a la vista, muchos de los protagonistas decidieron continuar grabándolo en circunstancias ridículas. Es que uno de ellos era el camarógrafo, quien estaba tan perdido como los participantes.

Como documental, EL GRAN SHOW QUE NUNCA SE HIZO utiliza un modelo curioso. Los participantes de ese evento, hoy cuarentones o cincuentones, recuerdan los hechos en un estudio construido de un modo idéntico a la casa particular en la que entonces se quedaron, dándole a todo una característica un tanto irreal, como si el documental fuera tan fake como la propuesta original. Hay reconstrucciones y entrevistas pero lo más valioso, sin dudas, son los materiales filmados durante el tiempo en el que los participantes siguieron siendo parte de esa situación, más que nada tratando de entender qué estaba pasando y qué deberían hacer al respecto.

En paralelo se cuenta la historia de su creador, cuyo alias debería haber dado alguna pista a los participantes de que esto no era serio. Al revelarse todos los hechos –con sorpresas incluidas– uno advierte que el evento en sí no fue tan tremendo como se lo vende, si no más bien una bizarra curiosidad que impactó más las vidas de ellos que el formato televisivo en s. Y lo que uno se lleva de esta serie es la deprimente sensación de que, entonces con la TV y ahora más que nada con las redes sociales, mucha gente es capaz de prestarse a cualquier cosa con tal de hacerse famosa, sin pensar jamás en las consecuencias.