Estrenos online: crítica de «Bottoms», de Emma Seligman (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Bottoms», de Emma Seligman (Amazon Prime Video)

Dos amigas lesbianas de una escuela secundaria crean un club de defensa personal para conquistar a otras dos chicas a las que no se atreven a hablarles en esta ácida y negrísima comedia de la directora y protagonista de «Shiva Baby». Estreno de Amazon Prime Video.

Las creadoras de la exitosa comedia de 2020 SHIVA BABY –la directora Emma Seligman, la protagonista Rachel Sennot; ambas coguionistas– vuelven al ruedo con BOTTOMS, una comedia también, pero muy distinta. Quizás no tanto en lo temático, ya que ambas bordean la llamada cringe comedy para lidiar con relaciones amorosas y asuntos sexuales, sino en la forma. Lo que aquello tomaba las características de una típica película indie aquí se transforma en una ampulosa y excesiva comedia estudiantil de escuela secundaria, llena de gags físicos, violencia y humor más directo. Lo que no han perdido es la capacidad de sorprender y de apostar por una incorrección política que, en estos tiempos, por momentos parece casi radical.

BOTTOMS cuenta la historia de dos amigas de Rock Ridge High, una clásica secundaria de algún pueblo estadounidense en la que el alumnado está dividida entre las chicas populares, los jugadores de fútbol americano y los outsiders, que en este caso son varias chicas. Seligman no presenta la situación de modo realista, ni aún dentro de los códigos del realismo habitual en este tipo de película. La comedia es absurda por donde se la mire, los personajes mucho más estereotipados –a propósito– y el corrimiento hacia la parodia del género es evidente.

Sennott y Ayo Edebiri (la estrella de la serie THE BEAR) encarnan a PJ y Josie, amigas lesbianas del colegio, marginadas por casi todo el mundo. Si bien las actrices tienen muchos más años que sus personajes, eso termina siendo parte de la broma. A Josie –la más tímida y nerviosa de las dos– le gusta Isabel (Havana Rose Liu) mientras que PJ –la más directa y agresiva– está obsesionada con Brittany (Kaia Gerber), la mejor amiga de Isabel. La tal Isabel es, además, la novia de Jeff (Nicholas Galitzine), la estrella del equipo de fútbol y un idiota importante, y Josie se muere de los nervios antes de acercarse a hablarle.

Una serie de circunstancias las llevan a formar algo así como un Club de Autodefensa en el que varias chicas se juntan en el gimnasio a entrenar para enfrentar a golpeadores y abusadores de todo tipo. Pero en realidad es todo una excusa para que PJ y Josie puedan entrar en contacto con sus «objetos de deseo» y dejar, de paso, de ser las parias de la escuela. El grupo lo integran además Hazel (Ruby Cruz), una chica con una madre muy horny, y otras alumnas que, por diversos motivos, son poco populares en la escuela. A todas ellas las supervisa –es una manera de decir– un bizarro profesor llamado Mr. G (Marshawn Lynch), que la va de «aliado» de las chicas cuando quizás no lo sea tanto.

Y así es que las chicas aprenden, a los tumbos y narices quebradas, a luchar, peleándose entre sí. De a poco empiezan a conocerse mejor, tal como parecía estar planeado por la dupla protagonista, compartiendo intimidades y experiencias personales. Pero, obviamente, las cosas se complican de las maneras más absurdas imaginables. Todo con la «espada de Damocles» de un importante partido que el equipo de la escuela tiene que jugar contra su eterno rival, un partido que históricamente tiende a volverse muy pero muy muy violento.

Cuesta, un rato, entrar en el tono propuesto por la dupla creadora. Estamos ante otro registro y si bien la inteligencia y la acidez para los diálogos se sostienen –se parecen bastante, de hecho, a los de SHIVA BABY–, el género es muy diferente y está tratado de una forma más cercana a las comedias de gags de los años ’80 que al tipo de comedia adolescente escolar más clásica de estos tiempos. Pero cuando uno se acomoda a la propuesta, se encontrará con una arriesgada mirada crítica a la corrección política, una que hasta se toma por momentos en broma cosas como los abusos sexuales y las bombas en los colegios.

Todo, finalmente, irá hacia el lado más esperable del empoderamiento femenino, pero de una manera bastante bestial (no es un CLUB DE LA PELEA de mujeres, aunque por momentos se le acerca) y siempre esquivando cualquier tipo de «mensaje» obvio o de tono santurrón. BOTTOMS juega con el género, juega con los géneros, a veces acierta, otras veces pifia –hay muchos gags físicos y con suerte funcionan la mitad de ellos–, pero se agradece el desprejuicio, el apostar por el ridículo sin temor a caer de lleno en él.

Es la clásica película que depende de un espectador abierto a lo que tiene para ofrecer. El que logre conectar con el tono, la disfrutará bastante. El que no, se quedará esperando que en la próxima película vuelvan a hacer algo más parecido a SHIVA BABY. Para mí, ambas son películas divertidas, originales y con algunos problemas. Y ambas, a la vez, permiten ver por detrás a dos personas muy creativas intentando encontrar maneras originales de contar historias conocidas.