Estrenos online: crítica de «El banco de Dave» («The Bank of Dave»), de Chris Foggin (Netflix)
Esta comedia británica se centra en los esfuerzos de un pequeño empresario de Burnley, Inglaterra, en poner un banco para ayudar a su comunidad. Estreno de Netflix.
Una comedia popular británica con espíritu social y comunitario, de esas que hacen acordar a éxitos como THE FULL MONTY con su combo accesible desde lo formal pero anti-establishment desde lo temático, EL BANCO DE DAVE cuenta la historia de los esfuerzos de un tal Dave Fishwick, dueño de una concesionaria de autos de la localidad de Burnley, en el norte de Inglaterra, de poner un banco local para ayudar a la comunidad.
El asunto no es nada sencillo ya que, para poner un banco de estas características, hacen falta muchas cosas. Dinero es una parte, pero fundamentalmente «pertenecer» a una elite política y económica británica tan cerrada en sí misma que hace 150 años no se aprueba ningún banco nuevo en ese país. La historia está contada a través de Hugh (Joel Fry), un abogado londinense, quien es enviado a Burnley a revisar los «papeles» del tal Dave para ver si su propuesta puede ser aprobada.
El tipo llega a la pequeña localidad –que actualmente tiene un equipo en la Premier League y es lo que la ha hecho históricamente conocida– más con intenciones de decirle a Dave (Rory Kinnear) que la tarea es casi imposible, pero al llegar allí, y tras unas incomodidades iniciales, empieza a darse cuenta que es bastante sensato el proyecto del hombre y cambia de parecer. A la vez Hugh se enamora de Alexandra (Phoebe Dynevor), una doctora local y sobrina de Dave, lo cual lo «ayuda» a entusiasmarse con el nuevo proyecto.
Pero no será nada sencillo lograr el objetivo –la historia se inspira, demasiado libremente, en un caso real– porque el cuestionado establishment bancario londinense pondrá varias trabas para impedir que un «hombre común» se meta en su exclusivo mundo. Y esa será la pelea que darán ambos en un film que ocupa parte del tiempo en esa trama legal y otro tanto en retratar la vida en Burnley, con sus pubs, sus karaokes, su algo idealizada pintura de pueblo chico y su espíritu solidario y de apoyo mutuo, casi lo opuesto al modo de vida y los manejos de la capital.
Simple y amable, filmada de manera casi rudimentaria pero con una calidez que hace que sus diálogos más obvios y personajes y situaciones más previsibles sean tolerables, BANK OF DAVE es una película un poco a contramano de estos tiempos, un film que representa un espíritu socialmente comprometido y humanista alejado de los individualismos que reinan en estos momentos.
Como una versión aún más liviana que las películas «livianas» de Ken Loach –y con un show de una reconocida y popular banda británica que los que vivimos los años ’80 recordamos muy bien–, EL BANCO DE DAVE no será un gran film ni mucho menos, pero deja al espectador con una sonrisa nostálgica, recordando una época en la que palabras como solidaridad, empatía y comunidad no eran objetos de burla.