Estrenos online: crítica de «¿Estás ahí Dios? Soy yo, Margaret» («Are You There God? It’s Me, Margaret»), de Kelly Fremon Craig (HBO Max)

Estrenos online: crítica de «¿Estás ahí Dios? Soy yo, Margaret» («Are You There God? It’s Me, Margaret»), de Kelly Fremon Craig (HBO Max)

por - cine, Críticas, Online, Streaming
10 Nov, 2023 01:23 | Sin comentarios

Basada en la clásica novela de Judy Blume, el film de la directora de «The Edge of Seventeen» sigue la vida de Margaret, una niña de once años que enfrenta los desafíos de la pubertad y la llegada de la adolescencia. Estreno de HBO Max.

Un clásico de la literatura para preadolescentes –y no solo para ellos–, la novela de 1970 ARE YOU THERE GOD? ITS’ ME, MARGARET curiosamente no había sido llevada al cine hasta ahora. El motivo es bastante simple: su autora, Judy Blume, no quería que se filmara y, por eso, no aceptaba ninguna de las propuestas que le llegaban. Casi cinco décadas después, la realizadora de THE EDGE OF SEVENTEEN convenció a la octogenaria escritora con una sentida carta, y la película acerca de esta niña de once años preocupada por la llegada de la pubertad y todo lo que eso implica finalmente se hizo y llegó a los cines. Aunque no se convirtió en un gran éxito comercial, está considerada por muchos entre las mejores películas de lo que va de 2023.

Y bastante razón tienen. Protagonizada por Abby Ryder Fortson en el rol de Margaret, una niña que se muda con su familia de New York a New Jersey sumándole un cambio más a todos los que se están por producir en su cuerpo, es una película cálida y sensible que toca temáticas mayormente femeninas –pero en el fondo universales– que siguen estando presentes, más allá de algunas diferencias, más de medio siglo después de su aparición. Y no es eso lo único que la mantiene relevante.

Margaret parece llevar una vida feliz. Vive en Manhattan con sus padres (Rachel McAdams y el realizador Benny Safdie, que también tiene un rol clave en OPPENHEIMER), adora a su abuela paterna (la gran Kathy Bates) y viene de pasar sus vacaciones en uno de esos campamentos de verano tan caros a la tradición estadounidense. No se imagina que todo está a punto de cambiar. Recién llegada a su casa se entera de que sus padres, a causa del trabajo de él, han decidido mudarse a la vecina New Jersey. Esto implica dejar el colegio, dejar de ver a sus amigas y hasta perder el contacto cotidiano con su abuela, quien, como buena bobe judía, hace todo un gracioso dramón al respecto. «Allí solo hay mafiosos», le dirá.

La mafia en la película no aparece, pero lo que hay es un cambio radical de escenario, costumbres, nuevos amigos y confusiones que se suman a la inesperada mudanza. Margaret se hace rápidamente de un grupo de amigas de la escuela y todas se obsesionan con el crecimiento (bah, la falta de crecimiento) de sus pechos y hasta hacen curiosos ejercicios para «apurar» el proceso. También se ponen nerviosas por los primeros acercamientos con los chicos –y los potenciales primeros besos–, y con la llegada de la menstruación, que les genera igual o más ansiedad que todo lo otro junto.

Hay otra cosa que a Margaret le preocupa también: su padre es judío, su madre católica y no la han educado de modo religioso, prefiriendo que ella decida qué quiere ser –o si no quiere ser ninguna de esas cosas– cuando sea grande. Así que trata de lidiar con sus miedos preadolescentes con una suerte de improvisada plegaria, la que le da el título a la novela y al film, que le hace a Dios, preguntándole por sus cambios y confusiones. A la vez se involucra en un simpático tour que la lleva a «probar» distintas religiones asistiendo a sus respectivas ceremonias.

Esos son los ejes principales sobre los que se mueve ARE YOU THERE GOD? IT’S ME, MARGARET, esta cálida película que logra incorporar todas esas ansiedades y sumarle otras –la historia de la madre, a la que también afecta la mudanza a los suburbios, además de ciertos conflictos ligados a su historia, y las aventuras de la abuela– para hacer una pintura comprensiva y humanista tanto del personaje como de lo que la rodea. Fremon Craig entiende el dramatismo con el que Margaret vive sus circunstancias pero mantiene de todos modos un tono ligero y por momentos humorístico, que baja los conflictos a la Tierra y los vuelve accesibles y reconocibles, más allá de las puntuales diferencias.

Con una muy buena selección de canciones y una ajustada reconstrucción de época –el vestuario es de la legendaria Ann Roth, que tiene un breve pero significativo rol en BARBIE–, Fremon Craig no intenta imitar el tono más ácido de su opera prima pero a ambas las une la notable verdad que logra extraer de sus personajes y cómo conecta con ellas en sus distintos procesos de crecimiento. Este bien podría haber sido un título apto para Greta Gerwig –otra cineasta con similar mirada y un film como LADY BIRD que prueba su conocimiento del mundo–, pero la realizadora de THE EDGE OF SEVENTEEN, quizás menos conocida que su par, demuestra ser la persona justa para hacerlo. Su película es cálida pero no ñoña, inteligente pero no autoconsciente de serlo (jamás se pone por arriba de sus personajes ni los juzga) y tiene a un grupo protagónico que transmite exactamente eso.

Aunque al verla no se noten elementos controversiales evidentes, se trata de un título que está entre los más prohibidos y censurados en la historia de los Estados Unidos. Es que Blume, una autora de enorme éxito para distintas generaciones de niños y adolescentes (algo que pueden ver en el notable documental JUDY BLUME FOREVER, disponible en Amazon Prime Video), escribió aquí por primera vez sobre asuntos entonces considerados un poco tabú para los y las lectoras de esa edad (la menstruación, fundamentalmente) y desde entonces su novela ha pasado a ser un objeto de discusión y debate cultural. Esa insólita batalla política hoy volvió a cobrar fuerza debido al crecimiento de la derecha religiosa en los Estados Unidos, la derogación de la ley del aborto y la constante prohibición de libros, especialmente en ámbitos escolares, que se ha vuelto una triste constante en ese país.

En ese contexto, entonces, hay que ubicar la aparición de la versión cinematográfica de este clásico que han amado generaciones de niñas y adolescentes. No necesariamente para acrecentar el debate poniendo en primer plano sus temas más «discutidos» (de hecho la película es excesivamente cuidadosa en no mostrar nada que pueda generar aún más controversias) sino más bien por lo contrario. Por mostrar la universalidad, la atemporalidad y la humanidad de su mensaje. Es una invitación a sumergirse en los recuerdos de la niñez, en los días de incertidumbre y descubrimiento, y a sentir cómo crecer siempre ha sido y será un camino complejo.