Series: crítica de «La luz que no puedes ver» («All the Light We Cannot See»), de Steven Knight y Shawn Levy (Netflix)

Series: crítica de «La luz que no puedes ver» («All the Light We Cannot See»), de Steven Knight y Shawn Levy (Netflix)

Adaptación de una exitosa novela, esta miniserie se centra en las experiencias de una chica ciega que transmite un programa de radio ilegal durante la ocupación nazi a Francia. En Netflix.

El material parecía armado para generar un producto de esos prestigiosos que sirven para que las plataformas presenten a los premios Emmy… y con suerte ganen algunos. Me refiero a la adaptación al formato miniserie –o serie limitada, como se le dicen hace ya varios años– de la exitosa novela ALL THE LIGHT WE CANNOT SEE, de Anthony Doerr, publicada hace casi una década y convertida en best seller universal. Se trataba de una historia épica e intimista, un drama clásico que transcurre en la Segunda Guerra y en la que nazis y miembros de la resistencia francesa se enfrentan en los momentos finales de ese conflicto bélico. Y si bien la serie figura en el primer puesto entre las más vistas en Netflix, es realmente muy difícil decir que LA LUZ QUE NO PUEDES VER es buena.

Es, por ser amable, una serie discreta, fallida, repetitiva, armada con diálogos y conceptos propios de la década del ’80 a lo que suma un costado mínimamente «fantástico», y cuyo éxito quizás se deba a la fama de la novela, a un público cautivo para este tipo de historias o a un elenco que cuenta con un par de grandes nombres, más un director y un guionista conocidos. Pero nada de eso, a diferencia de lo que plantea la historia, permite evitar algo que sí es visible con los ojos: que estamos ante un producto mediocre, una telenovela bélica acartonada y antigua, sin demasiada gracia ni vida.

Marie-Laure (Aria Mia Loberti de adulta y Nell Sutton de niña) es una chica ciega que descifra y envía mensajes en código durante la Segunda Guerra mientras conduce un programa radial ilegal en la ocupada Saint Malo, Francia. Werner (Louis Hofmann) es un joven radioaficionado alemán que es miembro del ejército nazi. Al chico, que creció en un orfanato, se lo considera una «antena humana», ya que sabe mucho del asunto. Y es así que un grupo de nazis en Francia, liderados por Von Rumpel (Lars Eidinger como un oficial que parece sacado de películas de esa misma época, pero al menos mete miedo), se lo llevan con la intención de descubrir quién es la que ocupa esa frecuencia radial, encontrarla y liquidarla, no sin antes quedarse con algún objeto secreto importante que ella parece tener.

A partir de ese eje la serie irá al pasado para describir la relación de Marie-Laure con su cariñoso padre Daniel (Mark Ruffalo, a quien se ve por estos mismos días en un papel muy distinto en la película POBRES CRIATURA), quien la ayuda a manejarse sola por la ciudad pese a su impedimento visual, creándole una muy realista maqueta del lugar.. Otra fuerte influencia para ella será el Profesor, un hombre que habla por radio y encandila a los más jóvenes (y no solo a los franceses) con sus textos poéticos, uno de los cuales ofrece la repetida y no muy sutil metáfora que da título a la serie. Y hay un tío de la chica, llamado Etienne (Hugh Laurie), que puede o no ser el conductor radial.

Es así que la serie, que tiene guión de Steven Knight (PEAKY BLINDERS) y dirección de Shawn Levy (FREE GUY), va uniendo y separando a los personajes en distintos momentos de la guerra, en un combo que incluye a la resistencia francesa y a nazis malos que buscan obras de arte para robar en lo que, en el fondo, no es otra cosa que un gastado melodrama acerca del difícil pero narrativamente seguro encuentro entre esas dos personas separadas por bandos pero hermanadas por una esperanzadora comunidad radial. En el medio habrá disparos, bombardeos, calidez familiar y nazis odiosos.

Con todos los actores hablando perfecto inglés y un diseño de producción que no logra disimular que está todo filmado en estudios, lo que le da algo de gracia a ALL THE LIGHT WE CANNOT SEE son las actuaciones de Eidinger –un actor siempre desmedido y acá eso funciona bien–, el británico Laurie y, en menor medida, en un rol de buen tipo, el ex Avenger Mark Ruffalo. Pero todo el presupuesto y la chapa del prestigio no alcanza para mucho. Pese a que son solo cuatro episodios, se hace difícil hasta llegar al final de la serie. Su arranque vende y promete –un clásico de las plataformas–, pero la luz se va quedando con cada vez menos voltios con el correr de los episodios. De toda esa luz interior que llevamos dentro –esa humanidad que nos distingue de los nazis, digamos– al final ya se ve poco y nada.