Estrenos: crítica de «Gol gana» («Next Goal Wins»), de Taika Waititi

Estrenos: crítica de «Gol gana» («Next Goal Wins»), de Taika Waititi

por - cine, Críticas, Estrenos
11 Dic, 2023 08:55 | Sin comentarios

Un técnico alcohólico y en decadencia es contratado por la Asociación de Fútbol de Samoa Americana, el peor equipo del planeta, para mejorar su lamentable nivel. Con Michael Fassbender.

Una versión menor, algo reiterativa, de un esquema ya conocido y popularizado por películas como JAMAICA BAJO CERO, GOL GANA tiene cierta simpatía y algunos momentos de humor absurdo propios del estilo ya patentado por su director, pero no deja de ser una comedia recalentada, ya procesada, consumida y vuelta a presentar en un formato ligeramente distinto. Amable y banal en partes iguales, son sus buenos sentimientos los que la salvan de caer en lo más básico de su propia fórmula.

Waititi tiene el talento como para saber combinar emoción y humor absurdo en partes iguales. Su personal estilo es, para bien o para mal, una marca que en sus primeras películas funcionaba a la perfección pero que hoy parece haberse vuelto un sistema, un pack de recursos un tanto reiterados. Y así es GOL GANA. Por momentos algo del Waititi de THE HUNT FOR WILDERPEOPLE asoma su cabeza. Y por otros lo que se revela es un mago que repite su mismo truco, con leves variaciones.

El caso real en el que se basa NEXT GOAL WINS da, claramente, para una película. Parece hecho para que exista una o más, como las hay. American Samoa es un grupo de islas del Pacífico Sur que pertenecen a los Estados Unidos, pero en prácticamente todos los sentidos es un país pequeño que funciona con los usos, costumbres y tradiciones de la región. Futbolísticamente, tiene el triste récord de haber sufrido la peor derrota en un partido internacional de la historia (perdieron 31-0 contra Australia, en 2001) y quedar entonces ubicado en el peor lugar del ranking de la FIFA. Y así arranca el film, recordando ese caso y retomando al equipo años después.

Corre 2011 y la selección de Samoa Americana sigue igual de mala que siempre y ya ni siquiera compite internacionalmente. Para mejorar, aunque sea un poco, el jefe de la federación local –que tiene diez trabajos en la isla, incluyendo conducir su mayor éxito televisivo– decide contratar a un técnico de afuera. Y terminan dando con el holandés Thomas Ronger (Michael Fassbender), un coach lleno de problemas, fracasos futbolísticos, un divorcio complicado, temas familiares, un carácter violento y un gusto por el alcohol. Al llegar el tipo ve que el equipo es un desastre. Digamos que un grupo de amigos en una canchita local tranquilamente podría hacerle una docena de goles a los samoanos.

La película está ahí planteada. Thomas debe ayudarlos a jugar mejor, pero no necesariamente a ganar grandes partidos ni clasificar a nada. Alcanza con hacer un gol o quizás ganar algún cotejo suelto, aquí y allá. El caótico pero simpático grupo de aparentes losers que juegan para él (incluyendo una persona trans, un par de jugadores excedidos de peso y otros que parecen tener los botines en los pies equivocados), por su parte, tratarán de sacarlo del pozo depresivo en el que se encuentra. Si él los hará ser mejores jugadores, sintetizando, ellos lo harán ser mejor ser humano. Más empático, comprensivo y menos frustrado y gruñón.

De eso va la película, incluyendo una subtrama con su ex mujer (Elisabeth Moss, que trabaja para la FIFA), otras apoyadas en jugadores específicos (la tal Jaiyah es la principal, pero también el hijo del entrenador y el arquero de la abultada derrota de 2001 que vuelve con intención de reivindicarse) y concentrada, principalmente, en un torneo de preselección para la Copa de Oceanía de 2012. Allí los esfuerzos y entrenamientos del team son puestos a prueba por los rivales de la región, en especial Tonga, que vienen a ser algo así como sus archirrivales.

Apoyado en el documental del mismo título de 2014 que cuenta prácticamente la misma historia –imágenes de ese film se ven en este–, NEXT GOAL WINS funciona dentro de los previsibles parámetros de una trama en la que lo deportivo es secundario a la superación personal, una versión tierna y humanista del deporte que no excluye del todo que, de vez en cuando, hacerle un gol al rival tiene su gustito. Y si se llega a ganar un partido, ni hablar.

Otras cosas y subtramas del film que no conviene revelar no funcionan muy bien –las más dramáticas, digamos–, pero la película de Waititi no abusa de ellas. Es que así es su fórmula, tal como la vimos en JOJO RABBIT. Aquí, el actor/director neocelandés no exagera con el abyecto dramatismo de aquella película sobre el nazismo, pero siempre está al borde de caer en ese golpebajismo que caracteriza buena parte de su cine. Acá, siendo el tema mucho más simple y absurdo, no molesta. Y uno, aún dándose cuenta de todos los trucos y trampas, se va del cine con una media sonrisa.