Estrenos online: crítica de «Rebel Moon (Parte Uno): La niña del fuego», de Zack Snyder (Netflix)
La primera parte de esa saga de ciencia ficción, creada por el director de «La Liga de la Justicia», se centra en una joven que reúne a un grupo de rebeldes para enfrentarse a un poderoso imperio galáctico. Con Sofia Boutella, Ed Skrein, Charlie Hunnam y Djimon Hounsou. Estreno: 22 de diciembre en Netflix.
Un salad bar de relatos épicos de ciencia ficción, un combo de space operas y grandes sagas de acción y aventura con algunos toques propios de ese extravagante chef que es Zack Snyder, REBEL MOON (PARTE UNO): LA NIÑA DEL FUEGO es un mash-up que hace base en STAR WARS y que parte de allí para incorporar luego ingredientes de DUNA, EL SEÑOR DE LOS ANILLOS, JUEGO DE TRONOS, SIETE SAMURAIS, AVATAR y de la propia 300, entre otros cientos de posibles títulos. Con todos esos materiales, es inevitable sentirle a todo un sabor a comida recalentada, un plato medio indigesto que solo tiene para aportar esas sorpresas esperables en el mundo según Snyder. Que no siempre son sorpresas agradables, pero que invariablemente llaman la atención.
No es casual la conexión con el clásico de George Lucas, ya que Snyder originalmente pensó esta historia como un posible spin off de esa saga, uno de esos relatos que inundan la pantalla de Disney+ cada tantos meses. Pero la empresa rechazó su propuesta y el hombre –al que le fue muy bien con EL EJERCITO DE LOS MUERTOS en Netflix–, pudo convencer a esta plataforma de financiar REBEL MOON como una saga propia y «original», con la posibilidad de convertirse en otro de esos interminables universos.
A juzgar por los resultados de la primera parte –de las dos que componen REBEL MOON; la otra llegará en abril 2024–, no se termina de ver del todo la posibilidad de que esto se perpetúe indefinidamente. Pero quizás para la lógica de Netflix, que puede tener aquí un éxito internacional entre manos, esto sea suficiente para seguir y seguir hasta que no haya más películas para copiar, imitar y transformar en ampulosas versiones de sí mismas.
REBEL MOON empieza mal, muy mal, y lo mejor que se puede decir es que luego mejora, lo cual es un alivio para todo aquel que piense en poner stop a los diez minutos. Tras la voz en off de Anthony Hopkins poniendo en contexto la situación –una perorata ligada a un senador malvado que, tras la muerte de los reyes, controla el Mundo Madre y trata de liquidar a los rebeldes que surgen en los confines de la galaxia–, todo comienza en un planeta llamado Tatooine y en una aldea de campesinos de la Tierra Media. No, perdón, no se llaman así, pero bien podrían, ya que la inspiración es esa.
Lo que vemos en ese lugar, que se llama Veldt, es a una campesina de nombre Kora (Sofia Boutella) en uno de esos planos que derraman CGI por todos los costados, con un planeta enorme detrás suyo y alimentando un animal igual de grande. Un encuentro pseudo romántico con Gunnar (Michiel Huisman), un campesino que vendría a ser el hobbit de la historia, nos lleva a conocer esa idílica y medio hippie comunidad liderada por un tal Sindri (Corey Stoll), en la que ella vive. Pero, como se imaginarán, ella no es realmente de ahí sino que fue recogida por esa gente y su pasado es un tanto misterioso. En ese encuentro social en plan pub irlandés veremos que todos en Veldt se llevan muy bien y que hasta el propio Sindri los invita, casi grupalmente, a tener sexo esa noche.
Si algo hace Snyder diferente a la mayoría de los directores de películas de aventuras actuales es devolverle algo de «intensidad sexual» a sus historias. Todos transpiran, bebotean, se miran con lascivia y lucen embadurnados de pies a cabeza. No pasa mucho, finalmente, pero todos posan como en una tapa de revista erótica, una más cercana a Hustler que a Playboy. Al tranquilo pueblo llega Atticus Noble (Ed Skrein), brazo derecho del Senador Balisarius (Fra Fee) y por su look mitad nazi y mitad Tommy Shelby en PEAKY BLINDERS, es obvio que trae malas noticias. Pronto liquida a algunos, exige que le den la cosecha cuando esté lista en nueve semanas y deja un ejército para controlar que cumplan la orden.
Los tipos, librados a su suerte, no tienen mejor idea que intentar violar a una niña y Kora reacciona, liquidándolos a todos con gran facilidad y destreza. Es evidente, al hacerlo, que la chica sabe lo que hace y que tiene un pasado con entrenamiento militar, que en algún momento se explicará, flashback mediante. La masacre dará pie a que ella y Gunnar se escapen en busca de otros samurais (perdón, de insurgentes) para enfrentar a los poderosos mientras el tal Noble se dedica a perseguirlos por los confines de la galaxia.
De allí en adelante cada secuencia parecerá inspirada en una película distinta (hay una de JUEGO DE TRONOS, hay una en una cantina como la de STAR WARS, hay una de 300 y así) y en cada una de ellas irán combatiendo distintos enviados del enemigo y tratando de reunir a un desparejo grupo que incluye a un mercenario llamado Kai (Charlie Hunnam), a un general muy retirado llamado Titus (Djimon Hounsou), a Nemesis, una mujer experta en el manejo de las espadas (Doona Bae), a un tal Boodaxe que parece escapado de MAD MAX (Ray Fisher) y a Tarak (Staz Nair), que es un mix entre el Khal Drogo de JUEGO DE TRONOS y algún na’vi de AVATAR. Y así, hasta que termina… la primera parte.
Todo es derivativo y previsible, más allá del entusiasmo y la transpiración que le pone Boutella, la verdadera protagonista del relato. Snyder nos entrega su característico loop de cámaras súper-lentas que raudamente se aceleran y vuelven a frenarse en un relato que se organiza como una cadena de espacialmente confusas secuencias de acción a modo de pruebas y desafíos. Aquí, al igual que en STAR WARS, no hay un «soldado del imperio» que acierte un tiro por más cerca que tenga a su enemigo, y quizás ese es el homenaje más sincero que Snyder le hace a la saga madre.
De a poco, REBEL MOON va dando ingreso a eso que se llama una «mitología», una serie de hechos del pasado que seguramente irán expandiéndose en la segunda parte y, de continuar la saga, en otras películas. Algunas escenas de esos flashbacks son espectaculares –bélicas en un sentido más amplio– y dejan en claro que a Snyder les sienta mejor ese tipo de espectáculo masivo que el limitado a enfrentamientos cara a cara. En ese lienzo mucho más amplio puede dar rienda suelta a su lado más épico, heroico y pomposo sin que se sienta un tanto ridículo, como pasa aquí en la gran mayoría de las escenas.
Así y todo, olvidable como es, REBEL MOON se ve con cierta facilidad, al menos por ahora no se complica ni enreda su rulo más de la cuenta como lo hacen, por ejemplo, las películas de superhéroes y se contenta con ser una especie de visita guiada, comandada por la muy personal mirada del realizador de WATCHMEN, por los diferentes formatos y estilos del cine de acción, aventuras y ciencia ficción. Pero no deja de mostrar, en más de un sentido, un futuro que repite el pasado. Un museo sin grandes novedades.