Estrenos online: crítica de «Thriller 40», de Nelson George (Paramount+)

Es muy difícil filmar algo –y escribir sobre lo que se filma– acerca de Michael Jackson sin que otros aspectos de la realidad y de su vida aparezcan. El ejercicio que pide la película de George, hecha desde la propia Factoría Jackson, es concentrarse en el álbum «Thriller» y obviar todo lo demás. Y es algo que logra hacer porque el disco es extraordinario, su producción mítica y su influencia histórica, inapelable. Es claro que acá no verán ni peleas ni disputas –salvo una, con el padre–, pero como mirada en detalle a la producción, la vida y la influencia que tuvo el álbum en la cultura pop de ahí en adelante y en la vida de MJ, es indiscutible.

George, crítico cultural que ha escrito mucho sobre música afroamericana, habla con muchas personas que estuvieron en esa grabación o fueron parte de lo que sucedió que aún viven. Y es por eso que no está el productor Quincy Jones, ni otras personas importantes como el ingeniero Bruce Swedien o el compositor Rod Temperton, aunque sí hay varias entrevistas grabadas a MJ. Es a través de ellos que se cuenta esta historia oral acompañada por muy buenos materiales tanto en video –filmaciones de las grabaciones– como con demos y versiones poco conocidas de los temas que forman parte de la edición 40 aniversario del disco, que salió hace unos meses. Nota: Acá escribí específicamente sobre el álbum, que salió en 2022, coincidiendo con el aniversario real, ahora ya van 42.

THRILLER 40 es una película sobre música, sobre bailes, sobre influencias culturales, sobre impacto económico y, en mucha menor medida, sobre aspectos familiares o personales. Arranca con un breve repaso de la carrera de MJ junto a sus hermanos, The Jackson 5, y se detiene un poco más en «Off the Wall», el álbum solista suyo de 1979 que lo llevó a un escalón mayor de fama pero sin llegar al deseado crossover. Tras ganar un único Grammy con ese disco –el específico dedicado a Rhythm & Blues–, el propio músico se propuso a modo de desafío romper las barreras raciales entre música blanca y negra que venían desde mucho antes y que no cambiaron siquiera con la llegada de MTV.

De ahí en adelante la película se centrará, casi tema por tema, en analizar bastante en detalle el disco. Es, sin duda, la mejor parte del documental, una en la que muchos músicos, compositores y sesionistas que lo grabaron tocan diferentes instrumentos y muestran cómo cada tema se fue armando, especialmente «Beat It», «Billy Jean» y «The Girl is Mine», con varias escenas de grabaciones con Paul McCartney. También se hablará mucho sobre «Thriller», pero más adelante y centrado fundamentalmente en el famoso videoclip dirigido por John Landis.

El resto de la película estará dedicado al impacto comercial y cultural del álbum, en analizar los pasos de baile renovadores de Jackson, en su gira con sus hermanos –allí se comenta que fue por presión de su padre–, en su accidente filmando un comercial para Pepsi que no quería hacer, en los premios, posiciones de rankings y récords, un tema que obsesiona a los herederos del artista a punto de terminar la película haciendo una lista con muchos de ellos.

Lo mejor pasa entonces cuando George se concentra en desglosar el disco, sus elementos, influencias y mezclas hasta entonces inéditas entre soul negro, rock blanco, jazz, dance, R&B y hasta gospel. Y un segmento importante estará dedicado a analizar el shock masivo que produjeron sus pasos de baile, especialmente el moonwalk, en un show que hizo en el aniversario del sello Motown. Más cerca del final, se analizará en profundidad el videoclip de «Thriller», otro impacto que cambió la historia del género y que le dio además una segunda vida de un disco que llegó a vender entonces un millón de copias por semana.

Entre los analistas están desde el propio director y el citado Landis, además de músicos como Usher, Mary J. Blige, Mark Ronson y Maxwell, productores como Jimmy Jam y Terry Lewis, periodistas como Robert Hilburn, la bailarina clásica Misty Copeland, la mismísima Brooke Shields (testigo privilegiada de la época como supuesta pareja de Michael, tema del que no habla) y muchos coristas, bailarines y sesionistas del disco (como Steve Lukather, de Toto) que van al detalle de cada sonido, recurso vocal o paso de baile. Es esa obsesión por lo musical la que permite, más que nada, pasar por alto todo lo demás. La película congela ese álbum y esa época de Michael Jackson, pone el acento solo en eso, y por más «película oficial» que sea, ese reconocimiento es merecido.