Estrenos online: crítica de «Despertar del duelo» («Good Grief»), de Daniel Levy (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Despertar del duelo» («Good Grief»), de Daniel Levy (Netflix)

Tras la muerte de su marido escritor, un artista entra en una profunda crisis que pegará un vuelco, un año después, cuando reciba inesperadas noticias. Con Daniel Levy y Ruth Negga. En Netflix desde el 5 de enero.

No hay una forma única de enfrentar el duelo. Cada uno hace las cosas como puede, como le sale. En la opera prima como realizador cinematográfico del guionista, actor, director de TV y creador de SCHITT’S CREEK, Marc (el propio Daniel Levy) va navegando el dolor como un pasajero ocasional de su propia vida. No es una muerte cualquiera ni una situación del todo convencional, pero Marc pasa el tiempo aquí yendo y viniendo con sus emociones, especialmente porque no son fáciles de entender ni de manejar.

Un drama romántico gay que pone en el centro de su trama el modo en el que el protagonista lidia con la muerte repentina, en un accidente automovilístico, de su marido –contundente escena con la que se cierra la fiesta navideña que abre el film y que parecía mostrarlos a ambos enamorados y felices–, DESPERTAR DEL DUELO tiene una primera mitad que sorprende por su gravedad, su tristeza y su tono melancólico. En algún punto, Levy no podrá evitar la tentación de convertir a la película en algo más que eso –en, digamos, una especie de comedia romántica con viaje a Paris y con confusiones incluidas–, pero el problema es que de allí en adelante termina siendo menos, bastante menos.

La muerte de Oliver (Luke Evans) destroza a Marc. El tipo era un escritor de novelas populares al que todos adoraban y que había hecho mucho dinero con sus libros, los que tenían dibujos e ilustraciones de Marc. Su muerte no solo deprime al protagonista sino que lo obliga a reencauzar su economía, ya que había dineros cobrados por Oliver por adelantado que sus editores querrán de vuelta. Pero la plata no es lo que más le preocupa a Marc, sino el hecho de no poder soltar. Su amiga Sophie (Ruth Negga), que tiene una complicada relación con su novio, trata de sacarlo a fiestas y a divertirse, pero nada. Y su amigo y ex pareja Thomas (Himesh Patel) está ahí cerca suyo, pero da la impresión que en realidad sus intenciones son otras.

Durante su primera media hora o un poco más, GOOD GRIEF se centrará en ese año de limbo emocional vivido por Marc. Y al llegar el aniversario, todo cambiará de golpe cuando, al abrir una carta que Oliver le dejó, se tope con otra sorpresa, una que no conviene adelantar. Ese nuevo shock llevará a Marc, a Sophie y a Thomas a París, con una serie de objetivos mezclados. Sophie y Thomas no conocen la motivación ni las intenciones reales de Marc, por lo que toman el viaje –especialmente ella, recién separada– como una oportunidad para salir por la ciudad, comprar ropa, beber y conocer hombres. Pero ni Marc ni Thomas la siguen en ese plan. Cada uno a su manera, siguen lastimados, preocupados.

Entre elegantes casas, bares y museos de Londres y París, GOOD GRIEF presenta un tipo de duelo refinado, una especie de sufrimiento burgués que suena hasta agradable de atravesar. Pero Marc tiene otros dolores, problemas y preguntas por resolver, por lo que su experiencia parisina no llega a ser del todo liberadora, sino confusa. Y eso pasa con la película también, ya que una vez que se revelan ciertas circunstancias, en vez de aprovecharlas para ahondar en las ambigüedades que se presentan, Levy y compañía no saben muy bien qué hacer con ellas.

La película funciona relativamente bien como viaje de recuperación, de salir del pozo infinito del duelo y empezar a pensar una nueva vida en compañía de amigos, de gente que quiere lo mejor para uno y viceversa. En un tono menos gracioso que lo esperable para el debut en cine de un actor como Levy –que es conocido por su registro humorístico en SCHITT’S CREEKDESPERTAR DEL DUELO es una digna aunque demasiado edulcorada exploración sobre el dolor.

La que funciona como relevo cómico aquí es Negga (la actriz de PASSING y LOVING, en un rol muy distinto a esos), que es algo así como «la amiga heterosexual» en medio de una mayoría de parejas homosexuales. Levy ha cambiado esos parámetros típicos de las comedias románticas en las que el tercero de todo grupo humano era casi siempre «el amigo gay», pero no ha logrado salir de otras trampas que el género presenta en sus modos más convencionales.