Estrenos online: crítica de «Heroico», de David Zonana (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «Heroico», de David Zonana (Amazon Prime Video)

En este drama mexicano, un joven que se inicia en el Colegio Militar es testigo y también víctima de los abusos de sus superiores. Estreno de Amazon Prime Video.

En SOLDADO, un documental sobre el entrenamiento militar en la Argentina, se veía de forma distanciada un modelo de «educación castrense» que se pretendía duro pero que, en función de la realidad circundante, probaba ser banal. Su imagen más absurda era la de un militar explicándole a un soldado, con virulencia y precisión, cómo doblar las sábanas para hacer su cama. En NACIDO PARA MATAR, de Stanley Kubrick, el entrenamiento ya para ir a combate, tenía igual o mayor nivel de virulencia, pero caía bajo la órbita de una situación bélica. HEROICO se pone en un lugar intermedio entre ambos. Es un retrato de una escuela militar como un símbolo de disciplinamiento permanente que tiene más que ver con someter voluntades que otra cosa. En las palabras de los comandantes, se está educando con responsabilidad social. En los hechos, no es otra cosa que una organización criminal uniformada.

Zonana, director de MANO DE OBRA y productor de buena parte del cine de su colega y compatriota Michel Franco (que oficia de productor acá), cae aquí en algunas de las trampas que son habituales en el cine de su socio, aunque quizás con menos virulencia y algo más de distancia clínica que él. Pero el mecanismo es similar. HEROICO retrata con crudeza la violencia de la sociedad mexicana utilizando como ejemplo el llamado Heroico Colegio Militar en el que se entrenan los futuros miembros de esa fuerza, un «entrenamiento» que tiene mucho de castigo corporal, abuso físico, tortura psicológica y otras actividades puestas para disciplinar a los «potros» (como se llama a los recién llegados) y convertirlos en tipos duros e inflexibles. Y, quizás, también en criminales.

El protagonista es un joven llamado Luis (Santiago Sandoval), hijo de un ex militar que llega al colegio en cuestión y se da cuenta, de entrada, que la virulencia y la agresión cotidiana ejercida por sus superiores excede por mucho su capacidad de tolerancia. Pasarán luego algunas cosas densas en el establecimiento que irán oscureciendo su mirada acerca de su propia situación y, más que nada, le harán plantearse tomar alguna decisión: irse de ahí (si es que puede), rebelarse ante esa crueldad o, para sobrevivir, probar que es capaz de unirse a ella y ser tan o más violento que sus agresores.

Es que, entre discursos de comandantes centrados en los derechos humanos y el rol de los militares en una sociedad democrática, Luis experimenta en el día a día algo muy distinto. Entre todos sus agresivos superiores y soldados de más experiencia, hay uno, el Sargento Eugenio Sierra (Fernando Cuautle), que lo tiene en la mira, sabe que es el tipo a doblegar o a sumar a sus filas. Es que Luis es más frágil, respetuoso, dubitativo, tiene novia y se lo nota un tanto fuera de lugar en ese ámbito de machos alfa. Y el Sargento hará lo que sea necesario para ver si ese «potro» se convierte en un animal adulto.

HEROICO presenta esa visión tan habitual en buena parte del cine latinoamericano que es la de equiparar a los humanos con los animales mediante una serie de metáforas del tipo «perro come perro» o «la supervivencia del más fuerte», de la cual es imposible salir indemne. Quizás la mayor diferencia de su cine respecto al de Franco es que los protagonistas de Zonana, por lo general, conservan su humanidad y se ubican en una situación en la que el espectador puede –no siempre y no en todos los momentos– reconocerse. Tratan de combatir esa urgencia por volverse igual de crueles y maltratadores que quienes los atacan y muchas veces recurren a los sueños (pesadillas, más bien) para sublimar la necesidad de pasar de víctimas a victimarios. No siempre lo logran –tarde o temprano el mundo real asoma su cabeza–, pero al menos se advierten sus intentos.

El film, de apenas 85 minutos y con un desarrollo dramático bastante escueto, cuida algunas formas respecto al exhibicionismo habitual en este tipo de películas, manteniendo durante buena parte de su desarrollo las escenas más cruentas fuera de campo, sin mostrarlas en primer plano, lo mismo que los videos en apariencia violentos que capitanes y soldados comparten, entre risas, en sus celulares. Pero no siempre logra evitar ese recurso, recayendo finalmente en un modelo un tanto perimido de representación de la violencia (digamos, no hace falta ver una violación para saber que eso está sucediendo, entre otras escenas crueles y agresivas) que genera impacto y distancia a la vez. La crítica de Zonana a las instituciones militares puede tener su sentido y seguramente sea necesaria, pero hacerlo utilizando su misma y cruel lógica es, por lo menos, un tanto problemático.