Berlinale 2024: crítica de «Los tonos mayores», de Ingrid Pokropek (Generation)

Berlinale 2024: crítica de «Los tonos mayores», de Ingrid Pokropek (Generation)

por - cine, Críticas, Festivales
18 Feb, 2024 10:49 | Sin comentarios

Esta historia de crecimiento se centra en las peripecias de una chica de 14 años que empieza a sentir sonidos saliendo de su propio cuerpo y se obsesiona por encontrar qué son y de dónde vienen. Tras pasar por el Festival de Mar del Plata se presenta en la Berlinale.

La opera prima de Pokropek presenta, en tono de fábula, una historia tierna y sutilmente emotiva acerca de una chica de 14 años que vive sola junto a su padre y lidia con una complicada etapa de crecimiento ligada, posiblemente, a algunos eventos dolorosos del pasado. Ana (Sofía Clausen) tiene una prótesis metálica en un brazo como consecuencia de un accidente y un día empieza a sentir una serie de sonidos saliendo de allí, sonidos que interpreta como la melodía de una posible canción. Su mejor amiga, que toca el piano y sabe música, va componiendo un tema a partir de los sonidos que Ana le pasa y que siente en su propio cuerpo. Pero ninguna tiene muy en claro de qué se trata.

Un joven soldado –una elección curiosa, pero original, de tipo de personaje– la escucha tararear la melodía que “le dicta” su brazo y le dice que en realidad lo que está murmurando es una frase en Código Morse. A partir de enseñarle cómo leer esas señales siguiendo ese lenguaje, Ana empieza a tratar de desentrañar de qué se trata el asunto. ¿Le están enviando mensajes a ella? ¿Desde dónde? ¿La prótesis metálica capta señales que se envían entre otros? ¿O es todo una alucinación, algún tipo de crisis personal? ¿O tan solo un desperfecto técnico?

Mientras su padre (Pablo Seijo) parece comenzar una relación con una vieja amiga (Mercedes Halfon), Ana se incomoda, se va alejando de él y se obsesiona en una pesquisa propia de una trama detectivesca que la lleva a recorrer lugares de Buenos Aires tratando de desentrañar el misterio. Prokopek trabajó en muchas películas de El Pampero Cine –especialistas en mezclar recorridos geográficos con historias que parecen sacadas de novelas de espionaje– y algo de ese modo de entender la ficción se mantiene aquí.

Coqueteando con el fantástico y hasta con el realismo mágico sin caer del todo en esos modelos narrativos, LOS TONOS MAYORES busca más bien un tono de cuentos de hadas entre navideño y un tanto infantil en el que las estrellas, el Planetario, los monumentos de la ciudad, las calles y las avenidas porteñas por las que Ana se pierde y por las que corre con sus amigos juegan un papel fundamental en ese viaje de auto-descubrimiento. 

LOS TONOS MAYORES es, más que cualquier otra cosa, un tierno relato de crecimiento, un clásico coming of age centrado en una niña que llega a la adolescencia y se empieza a enfrentar de maneras distintas con la pérdida, con el dolor, con la soledad pero también con cierta esperanza ligada al futuro. Lleva en su cuerpo, de un modo entre tecnológico y simbólico, algo que la conecta con una energía que no ve pero que siente dentro suyo. Algo esencial, invisible a los ojos.