Estrenos online: crítica de «Carlos», de Rudy Valdez (Claro Video, Movistar Play, Flow)
Este documental se centra en la carrera musical, en la vida personal y en las búsquedas espirituales del guitarrista y padre del «rock latino» Carlos Santana. Disponible para alquilar en Claro Video, Movistar Play y Flow.
Con dos épocas notables de repercusión y más de un cuarto de siglo en el medio en el que sus búsquedas espirituales y musicales lo alejaron del centro de la escena, Carlos Santana es una figura cuyo peso va más allá de los rankings, éxitos o canciones conocidas. Su aparición a fines de los años ’60 en una San Francisco a pleno flower power –sus primeros shows fueron en el Fillmore West de Bill Graham– fue una revelación musical por su combinación de un sonido entonces muy actual de guitarra de rock con los ritmos afrolatinos que hasta entonces solo habían aparecido marginalmente en esa cultura.
El documental de Valdez combina una cronología un poco apresurada de su carrera con una serie de entrevistas relajadas con Santana, su actual pareja y sus hermanas, además de material de todas las épocas –de noticieros, shows en vivo y de festivales icónicos– en la que se lo ve ensayar, grabar y, fundamentalmente, tocar en vivo. Lo más rico está al principio, cuando se cuenta la niñez del mexicano Carlos en Jalisco primero y Tijuana luego, tocando el violín con la banda de mariachis de su padre hasta darse cuenta que, como él mismo dice, el instrumento le quedaba chico.
Allí apareció la guitarra eléctrica, la mudanza a California con la familia para luego abrirse camino solo, sobreviviendo, tocando y ganándose la vida de cualquier modo. Sus inicios fueron como los de tantas bandas, solo que marcados por los cambios, las disputas, las drogas y las presentaciones en vivo que, aún antes que los discos, fueron las que lo convirtieron en una figura de la escena de San Francisco. De hecho, Santana tocó en Woodstock en un show recordado por muchos (pero que él, por circunstancias que contará, vivió de un modo muy particular) cuando la banda todavía no tenía ningún disco editado.
Ese momento fulguroso duraría poco tiempo, más que nada por los excesos clásicos del estilo de vida de una banda en gira (técnicamente, Santana es el nombre de la banda, aunque el único miembro fijo es él y raramente es quien canta) y otros problemas personales. Ya para principios de los años ’70 Carlos se «bajaría» del circo del rock y se dedicaría a las búsquedas espirituales, por un lado, mientras que en lo musical investigaría por el lado de la fusión entre jazz y rock. CARLOS pasará rápidamente por esa época, se internará en su vida personal y volverá a ocuparse centralmente de la música con la edición, en 1999, del álbum SUPERNATURAL que se convirtió en el más exitoso de su carrera.
Se trata de un documental aprobado, si se quiere oficial, pero que no pierde por eso del todo la frescura. No esperen aquí nada controvertido ni complicado. Es una celebración, con espacio para la autocrítica, de un músico influyente como pocos en lo que respecta a la aparición en los Estados Unidos de música con ritmos y acentos latinos. Canciones como «Black Magic Woman», «Evil Ways», «Oye como va» o «Samba pa ti» –la única compuesta por Santana de las cuatro, que son todos covers, algunos más exitosos que los originales– fueron fundamentales para darle un mayor ingreso a sonidos afrolatinos al rock de la época, algo que crecería incesantemente hasta la actualidad.
Algunos aspectos espirituales de los que se hablan tiñen a la película de un tono un tanto etéreo que bordea el new age, pero esa pomposidad rápidamente «vuelve a Tierra» en función del sonido mucho más físico y enérgico de las canciones de Carlos Santana, especialmente en sus versiones en vivo. CARLOS no será el documento definitivo sobre el artista, pero sí sirve como una puerta de entrada para un artista que ha tenido etapas y álbumes extraordinarios, y que hoy permanece como una figura fundamental de la historia del rock. Y no solamente del «latino».