Festival de Cine Francés/Estrenos: crítica de «Fumar causa tos» («Fumer fait tousser»), de Quentin Dupieux

Festival de Cine Francés/Estrenos: crítica de «Fumar causa tos» («Fumer fait tousser»), de Quentin Dupieux

Cinco superhéroes enfrentan villanos y se cuentan historias de terror en esta absurda comedia del realizador francés de «Mandíbulas» e «Increíble pero cierto». Se verá en el Festival de Cine Francés y se estrenará en abril.

Otro breve y curioso ejemplo del cine clase B minimalista, bastante «cutre» y muy gracioso de Quentin Dupieux, FUMAR CAUSA TOS tiene poco y nada que ver con lo que parece prometer el título, más allá de ser una especie de broma que le da origen a sus protagonistas, el grupo más berreta de superhéroes imaginable conocido como la «Tabac-Force» quienes liquidan a sus enemigos (usualmente tortugas o lagartos gigantes) con la fuerza que le dan los tóxicos que tienen los cigarrillos. O algo así, no importa demasiado.

A este grupo de cinco «super» disfrazados como por un vestuarista de fiestas infantiles fanático de las Tortugas Ninja lo descubre un niño que va en auto por la ruta con sus padres. El chico los ve liquidar a una criatura gigante, se saca una foto con ellos todo ensangrentado tras recibir vísceras de rebote y desaparece de la película. De allí en adelante veremos como Benceno (Gilles Lellouche), Nicotina (Anaïs Demoustier), Metanol (Vincent Lacoste), Mercurio (Jean-Pascal Zadi) y Amoníaco (Oulaya Amamra) van, enviados por su jefe –una horrenda rata gigantesca llamada Didier que babea permanentemente un líquido verde y que tiene fama de mujeriego–, a una suerte de campamento para aprender a llevarse mejor entre ellos.

Y allí, en la moderna cabaña que les dan para albergarse y en las noches frente al río, nuestros superhéroes se cuentan historias de terror. De los 75 minutos que dura FUMAR CAUSA TOS, un tercio se va en dos de estas historias, dos cortos completamente independientes cuyos resultados son más efectivos que la paródica y leve trama de tontuelos superhéroes que las contienen. Una de ellas está ligado a un peligroso casco que transforma a una mujer en asesina (allí actúa Adèle Exarchopoulos) y la otra está relacionada con un hombre que tiene un accidente de trabajo que se vuelve cada vez más severo aunque él no parece sentir ningún dolor.

Y todo esto seguirá en ese plan hasta que una nueva y peligrosa amenaza active a nuestros héroes y los aleje de la placidez de contarse historias. Y ahí se verá si, como dice el jefe máximo, la «unión hizo la fuerza» y los protagonistas pueden ayudarse a combatir a un enemigo de fuste. O, al menos, encontrar la forma de escapar del problema que se viene. Verlos en acción a los «Tobacco Force» solo deja en claro que, en realidad, la única diferencia entre ellos y los personajes de Marvel o DC es una de vestuario y efectos especiales. En el fondo son lo mismo, solo que estos no se toman en serio a sí mismos.

Estamos ante una comedia bizarra, hecha literalmente con dos centavos, que combina humor absurdo con momentos de terror que, aún estando narrados en tono cómico, tienen su impacto. El primero, más que nada, por su inesperada brutalidad. Y el segundo por el creciente absurdo gore hacia el que avanza su planteo. Todo no es más que un ligero divertimento, una suerte de juego entre amigos (en el elenco aparecen en roles menores Blanche Gardin, Raphaël Quenard, Benôit Poelvoorde, Julia Faure y Alain Chabat en la voz de Didier, todos reconocidos nombres del cine francés) que debe haber sido gracioso para ellos del mismo modo que lo es –o intenta hacerlo y por lo general lo consigue– con los espectadores.


Cinépolis Recoleta. Sábado 23 de marzo a las 16.30.