BAFICI 2024: crítica de «fire supply», de Lucía Seles

BAFICI 2024: crítica de «fire supply», de Lucía Seles

por - cine, Críticas, Festivales
28 Abr, 2024 11:18 | Sin comentarios

Esta película continúa la trama y las vidas de los personajes que se conectan a través de un club de tenis. Con Ignacio Sánchez Mestre, Laura Nevole, Susana Pampín y otros.

El mundo creado por Lucía Seles en su saga tenística –son cinco ya, como un partido de Grand Slam– está tan bien construido y es tan sólido en su ilógica lógica que podría convertirse en una constante en la vida del director, de los actores y de los espectadores, un poco a la manera de algunas series de televisión. Si bien THE OFFICE ha sido considerada una referencia hay que decir que, en realidad, la saga que hoy llega a FIRE SUPPLY está cada vez más cerca de la comedia del absurdo, transformando esa mecánica que en algún momento fue ligeramente laboral en una suerte de parodia de una telenovela clásica. O, quizás, no tan parodia.

En FIRE SUPPLY vuelven los personajes conocidos y continúan con sus circunstancias que son, en apariencia, bastante banales, pero para ellos son lo más importante que les pasó en la vida. La tenista (Laura Nevole) tendrá que enseñar a tres alumnos que considera muy importantes algunos detalles fundamentales del deporte como «aprender a caminar entre punto y punto» (puede sonar ridículo, pero es una buena idea para una clase), el «contador» (Pablo Ragoni) conseguirá trabajo en una florería, al dueño del club de tenis (Martín Aletta) se le morirá su «perra blanca» –excusa que sirve para reunir a todos en el establecimiento– y, fundamentalmente, el «sanjuanino» (Ignacio Sánchez Mestre), su madre (Susana Pampín) y luego Luján (Gabriela Ditisheim) recorrerán la zona de San Fernando y aledaños mirando vidrieras, terminales de ómnibus, hoteles de barrio y casamientos en iglesias mientras buscan que Luján se tatúe una birome y un encendedor BIC.

Ningún evento en sí es tan importante como ellos creen que es pero sirve, como de costumbre, para sacar a la luz las neurosis y las curiosas salidas –verbales, físicas, emocionales– de personajes que, salvo por los aparentemente relajados sanjuaninos, viven cada situación con un grado extremo de tensión. FIRE SUPPLY tendrá sus grandes momentos y frases, incluyendo la fantasmagórica presencia del hermano de Luján, un músico de jazz que ama viajar en taxi y que siempre «hace la suya»; la tensión romántica surgida entre la tenista y un amigo de su padre (situación que el «contador» vive con extremo dolor) y, sobre todo, la larga caminata plagada de observaciones curiosas entre el sanjuanino y su madre, que observan fascinados la peatonal del centro de San Fernando como si estuvieran en Viena o en París.

Con más de 150 minutos de duración, FIRE SUPPLY puede ser un «suministro» de Seles un tanto excesivo. Las situaciones funcionan, las tensiones existen, las bizarras ideas de montaje siguen estando ahí, los textos ad hoc escritos por la directora y la música incidental le dan al todo una cierta trascendencia poética y, más que nada, los personajes siguen vivos y latiendo en la pantalla, pero si bien el efecto de repetición es parte fundamental de su gracia, por momentos todo puede ser too many. Se siente que es una película que podría, tranquilamente, haber durado bastante menos. O dividirse en dos películas ya que, de hecho, está estructurada de ese modo.

Viéndola también tenía la sensación de que, de un modo a lo TWIN PEAKS, esta saga debería tener un título general que incorpore todos sus «capítulos» y funcionar como una serie de algunos cuantos episodios cada año, más breves cada uno, pero con continuidad. A lo largo del tiempo podría dejarse llevar hacia donde la trama, las ideas o hasta las circunstancias de los actores la conduzcan. Y así, en un menú de pasos un tanto más amable con el espectador, extenderse al infinito o al menos hasta San Juan, donde dice la leyenda que la gente no le tiene miedo a la muerte.