Festival de Shanghai/Clásicos: crítica de «El ejército de las sombras» («L’armée des ombres»), de Jean-Pierre Melville

Festival de Shanghai/Clásicos: crítica de «El ejército de las sombras» («L’armée des ombres»), de Jean-Pierre Melville

Este clásico film del director de «El samurai» se centra en un grupo de la Resistencia durante la ocupación nazi a Francia en la Segunda Guerra Mundial.

Seca y áspera, tan silenciosa como el trabajo de los hombres y mujeres de la Resistencia que muestra, EL EJERCITO DE LAS SOMBRAS es una de las más radicales películas de Jean-Pierre Melville tanto en lo formal como en la oscuridad de su temática. Es la historia de un grupo de miembros de la Resistencia francesa durante la ocupación nazi en la Segunda Guerra Mundial contada a través de una serie de actos —asesinatos, escapes, atentados—, pero más atenta al minuto a minuto desesperante de ser descubiertos y eliminados que tratando de crear suspenso clásico en relación a los hechos. En ese sentido, lo que Melville hace en este film es llevar más a fondo algunos de los recursos formales de sus otras películas —especialmente en lo que respecta a los tiempos de los planos— para alejarse de la ficción pura y llevar la acción a un territorio más realista.

Melville fue miembro de la Resistencia y consideraba a esta película como su más personal, ya que conectaba personalmente con muchas de las situaciones que sus personajes atraviesan. Es, además, la más directamente política, al lidiar con las traiciones, temores, riesgos personales y conflictos no solo con los nazis y los colaboracionistas sino entre los mismos compañeros de batalla. El protagonista es Philippe Gerbier (Lino Ventura), cuya voz es la que más veces se escucha en off dando algo de contexto a los hechos que se suceden. Apenas comienza la película es arrestado y llevado a una prisión construida por alemanes en la que lo agrupan con otros “criminales” franceses en medio de una serie de barracas con prisioneros de diversos orígenes y nacionalidades. Luego, cuando lo llevan a ser interrogado por la Gestapo en París, Philippe logra escaparse brutalmente, esconderse un tiempo con un peluquero que lo afeita mientras lo buscan y retomar sus actividades militantes.

A lo largo de 144 minutos, EL EJERCITO DE LAS SOMBRAS irá mostrando, de un modo si se quiere episódico, las distintas actividades y problemas en los que se mete Gerbier y los personajes que lo acompañan. El primer hecho violento estará ligado a la decisión de matar al traidor que denunció a Gerbier ahorcándolo para evitar ser descubiertos por algún ruido, una escena que se estira y tensiona por las reticencias de algunos de ellos de liquidarlo así. De a poco se va conformando un grupo más o menos estable que incluye, por un lado, a Luc Jardie (Paul Meurisse), que es a la vez un reconocido filósofo y secreto jefe del grupo y, por otro, a su hermano Jean François (Jean-Pierre Cassel), a la eficiente “ama de casa” Mathilde (Simone Signoret), a su colega Félix Lepercq (Paul Crauchet) y a los apodados Le Masque y Le Bison —que son algo así como la mano dura del equipo—, entre otros.

Entre los tensos momentos que Gerbier y sus colegas atraviesan está un viaje a Gran Bretaña en submarino y un arriesgado regreso en paracaídas, los secuestros y torturas que sufren varios miembros de su agrupación, los frustrados intentos por rescatarlos, la captura que sufre el propio Gerbier —y que incluye un perverso juego de parte de los soldados alemanes— y las dudas, compromisos y aparentes traiciones de parte del propio grupo de la Resistencia, quienes deben tomar crueles decisiones cuando algunos de sus miembros son descubiertos y pueden llegar a ser «quebrados». Todo esto dentro de un clima que se va ennegreciendo, una serie de ciudades semi-desiertas, escondites lúgubres y algunos pocos momentos de calma mientras se espera la siguiente operación.

Si bien está llena de momentos de tensión, la película no tiene el costado policial negro de la mayoría de los títulos de Melville, desde EL SAMURAI a la posterior EL CIRCULO ROJO. Es por eso, entre otras cosas, que EL EJERCITO DE LAS SOMBRAS no fue demasiado valorada en su momento: se estrenó en Francia en 1969 y fue un fracaso, mientras que en Estados Unidos recién llegó oficialmente a los cines en una restauración de 2006. La crítica francesa fue dura en su momento con la película, más que nada por la celebración que Melville hace de la figura de Charles De Gaulle, quien al momento del estreno del film, poco después del Mayo del ’68, era visto como el enemigo de los movimientos revolucionarios del momento.

Si bien es una película de época (transcurre entre 1942 y 1943), ARMY OF SHADOWS tiene más en común estéticamente con los otros films de los ’60 y ’70 de Melville que con las películas que hizo sobre la guerra, como EL SILENCIO DEL MAR (1949) y UN CURA (1961), especialmente en todo lo ligado a la composición de cuadro, el tipo de escenarios, el tono frío y distanciado, el uso del sonido, la desaturación de las imágenes (por momentos bordea el blanco y negro) y una amarga sensación que va englobando todo, tornándolo cada vez más pesimista. Es que aquí, más que actos heroicos de parte de los protagonistas, lo que se pone en evidencia son sus sacrificios, sus conflictos, hasta sus derrotas. Lo que Melville hace es revestir de heroísmo el trabajo de los miembros de la Resistencia más que nada por el lado de mostrar sus angustias y los riesgos asumidos en función de liberar al país de manos de los nazis, riesgos que terminarían acabando con las vidas de muchos de ellos.

Más allá de sus indudables diferencias de tono, uno puede conectar a EL EJERCITO DE LAS SOMBRAS con BASTARDOS SIN GLORIA, la película de Quentin Tarantino centrada en esa misma época y lugar. Las similitudes pasan por la tensión que se generan en escenas inusitadamente largas y detalladas, en las que cada segundo algo parece estar a punto de explotar de la manera menos pensada. La mayor diferencia, claro, es que los personajes de la película de Tarantino no paran de hablar mientras que aquí se los escucha muy pero muy poco, si no se toma en cuenta la voz en off. Como pequeña anécdota al margen, la película se basa en la novela homónima de Joseph Kessel publicada en 1943 en la que el autor cuenta sus experiencias en la Resistencia francesa. Lo curioso del caso es que Kessel nació en la Argentina y que antes de sus experiencias bélicas descriptas en esta novela escribió otro libro en el que se basó una película con la que esta poco tiene que ver: BELLA DE DIA, que dirigió Luis Buñuel un par de años antes (1967) que la de Melville, quien murió en 1973 sin enterarse jamás que su debatida película se iba a convertir en un clásico. Un poco como algunos de los héroes de la Resistencia mostrados en el film, quienes murieron sin saber si sus esfuerzos valieron o no la pena.