Estrenos: crítica de «Deadpool & Wolverine», de Shawn Levy

Estrenos: crítica de «Deadpool & Wolverine», de Shawn Levy

por - cine, Críticas, Estrenos
23 Jul, 2024 07:14 | Sin comentarios

Para salvar a su mundo Deadpool viaja a una realidad paralela y se junta con una versión de Wolverine en esta película que incorpora a estos superhéroes al Marvel Cinematic Universe (MCU). Con Ryan Reynolds, Hugh Jackman y Emma Corrin.

Ryan Reynolds la definió como la más DEADPOOL de las películas de DEADPOOL y su definición se acerca bastante a lo que se propone acá. Si las anteriores películas de la saga funcionaban más que por sus tramas por los constantes guiños entre el personaje y el espectador respecto a lo que sucede –un reconocimiento mutuo de estar siendo parte de un juego en el que gente adulta se pone disfraces un tanto bobalicones–, en DEADPOOL & WOLVERINE esa actividad paralela, esa funcionalidad meta que tienen estos films, se extiende a niveles inimaginables. Es que, convengamos, el hecho de que Deadpool y Wolverine sean ahora parte del Universo Cinematográfico de Marvel da para todo otro manual de bromas y referencias.

Un poco de historia: en 2019 Disney compró el estudio Fox por lo que los personajes de Marvel que eran propiedad de esta compañía –y que estaban fuera del MCU– pasaron a poder integrarse a este más abarcador y, hasta cierto momento, muy exitoso universo. Eso incluye a Deadpool, a Wolverine (y a todos los X-Men), a los Cuatro Fantásticos y a toda otra serie de personajes menores o no tan conocidos cuyos films o sagas estuvieron bajo la órbita de Fox. Ahora hay que encontrar la forma de meterlos en el de por sí complicado y gigantesco mundo de los Avengers y compañía, con todas sus secuelas, precuelas, variantes temporales y varios etcéteras. En el caso de DEADPOOL el desafío es doble ya que sus películas son solo aptas para mayores ya que tienen un humor para adultos y una violencia que quizás sea excesiva para los más chicos.

Dicho esto, el personaje de Ryan Reynolds es el mejor para transitar esa adecuación, ya que su Deadpool es una criatura que en todo momento está adentro de las películas en las que participa y, a la vez afuera, mirándolas como si fuera el propio actor. Y si antes tenía muchos comentarios para hacer respecto al género, ahora esos se quintuplican, ya que le han abierto las puertas del reino del MCU, con todos los chistes que se pueden hacer sobre eso, especialmente los ligados a los problemas y excesivas complicaciones de sus recientes películas y políticas comerciales.

Tratando de no spoilear nada diremos que Deadpool ingresa en el particular sistema de universos paralelos de Marvel y puede a partir de allí bromear sobre ese mismo recurso. Pero también se referirá a la propia compra de Fox por Disney, a la calificación para mayores de estas películas que conservan sus chistes de alta carga sexual («lo único que no nos dejan es hablar de cocaína», dirá, mientras la menciona), a los looks de sus distintos compañeros de aventuras y se harán muchas bromas con las vidas personales o hechos conocidos de las vidas de los actores. A la vez, al unir Fox con Disney, el equipo Marvel aprovecha para rescatar otros superhéroes del canon, unos que provocarán gritos de reconocimiento por parte de los fans en las salas. En la función de prensa hubo alaridos ante la aparición de, bueno, ya verán…

La unión con Wolverine funciona por lo general bien porque la combinación entre el Reynolds parlanchín y el personaje fastidioso y corto para las palabras que interpreta Jackman está casi armado para las clásicas buddy movies de tipos que arrancan siendo muy opuestos entre sí y terminan ya saben cómo. La trama lleva a que Deadpool, tras ser rechazado en el «examen de ingreso» para ser un Avenger y pasar unos años como literal vendedor de autos usados, vaya a buscar en el presente a Wolverine para salvar a su mundo de la extinción. El tipo rápidamente se da cuenta que no hay forma de revivir al Logan muerto, pero el multiverso se inventó para algo y –vía una de estas líneas de tiempo controladas por la TVA– hacia esos mundos paralelos irá. Y terminará encontrando a otra versión de Wolverine, que se parece en algunas cosas al que conocemos, pero no en todas.

Los dos terminarán en un devastado universo –uno que, ellos mismos admiten, parece sacado de MAD MAX— del que deben escapar para conseguir sus objetivos (bah, el de Deadpool). Allí se toparán con nuevos enemigos (la ya anunciada Cassandra Nova, muy bien interpretada por Emma Corrin) y otra serie de personajes que los ayudarán y a los que tendrán que enfrentar. Pero si les cuento quienes son seguramente vendrán esbirros de la TVA a buscarme a mí también. Algunos fueron anunciados previamente pero otros aún no y en los últimos años el asunto «casting sorpresa» parece haberse convertido en una de las principales razones de existir de estos films.

¿Vienen Deadpool y Wolverine a salvar el MCU? No creo que nadie tenga en claro cómo seguirán las fases del mundo Marvel desde el fracaso de las últimas películas y la caída en desgracia de Jonathan Majors, el actor elegido para el personaje de Kang, villano que iba a englobar la nueva fase. Pero la idea de que las futuras entregas de Marvel tengan más el tono y el humor zarpado de Deadpool/Reynolds me parece infinitamente más atractivo que seguir con los ETERNALS, THE MARVELS y lo que sea que fue la última ANT-MAN. Es muy probable que el formato canchero y autoconsciente del personaje termine agotando dentro de tres películas, pero por ahora se agradece la ligereza que agrega y, especialmente, como lleva todo hacia la autoparodia. «Vas a tener que hacer Wolverine hasta que tengas 90 años», le dice a Jackman. Y quizás no esté bromeando…

El problema del tono elegido es que las historias concretas que cuentan las películas –sus tramas, específicamente– quedan en segundo plano. Y algo parecido pasa con las peleas y escenas de acción, que terminan siendo casi innecesarias en función de la acumulación de poderes de los personajes y la ironía que Deadpool le imprime a cada cosa que hace. Y eso puede llegar a frustrar a ciertos fans que todavía creen en ellas o al menos le prestan atención a la lógica interna de quién le hace qué cosa a quién. En lo personal, me importa poquísimo cuál superhéroe vive y cuál muere, cuál es su drama personal y su poder, y si están bien o no en relación a los cómics originales. Así que por mí –que prefiero THE BOYS al 99 por ciento del MCU– no hay ningún problema en seguir por esta vía.

De hecho, me divierte la idea de que las películas se bombardeen desde adentro y que Deadpool funcione como el tipo que viene a reírse del MCU y, a la vez, a salvarlos de echar todo por la borda con fases cada vez más enredadas y obtusas (sí, hay una muy buena broma en la película al respecto). El mismo Deadpool, que se autodefine como el «Jesús de Marvel», sabe que tiene una enorme tarea sobre sus canadienses hombros. Que así como Cristo probó sus poderes en tres días, él tiene la misma cantidad de tiempo –el fin de semana de estreno– para resucitar a Marvel. ¿Se producirá el milagro? En unos días lo sabremos.