Estrenos online: crítica de «Incitadores» («The Instigators»), de Doug Liman (Apple TV+)

Estrenos online: crítica de «Incitadores» («The Instigators»), de Doug Liman (Apple TV+)

Dos ladrones se meten en grandes problemas cuando participan en un robo que sale mal y deben huir movilizando a todas las fuerzas policiales y criminales de Boston. Con Matt Damon, Casey Affleck, Ving Rhames, Hong Chau y Michael Stuhlbarg, entre otros. Estreno: 9 de agosto en Apple TV+.

Cuando un robo grande cae en manos de personas que, al menos en apariencia, no tienen aspecto de ser capaces de hacerlo bien, uno sabe que se enfrenta a un material típico para una buena comedia de ladrones, uno que tiene en su historial películas clásicas como THE ITALIAN JOB, GAMBIT, LOS DESCONOCIDOS DE SIEMPRE o la saga LA GRAN ESTAFA, entre muchas otras, incluyendo sus modernas reversiones vía Quentin Tarantino e imitadores. INCITADORES empieza como una película de ese tipo, con la conjunción de un grupo de aparentes perdedores que se meten en un caso bastante más complicado de lo que pueden manejar, pero promediando su historia se convierte en algo más parecido a una película de acción a gran escala, sin perder del todo la gracia y el ingenio originales.

Cuando la película de Liman –realizador de la primera BOURNE y la reciente ROAD HOUSE, además de SR. Y SRA. SMITH y AL FILO DEL MAÑANA, entre otras– comienza, uno no puede imaginar que esa pequeña historia de personajes marginales y algo patéticos de Boston va a tomar las características de una película de acción y persecuciones bastante importantes, pero una vez que las cosas empiezan a salirles mal, no parece haber límites para el desastre que se viene a continuación. De una manera más profesional e «industrial», si se quiere, THE INSTIGATORS tiene algo de esas películas de los años ’70 que podían combinar historias humanas pequeñas con escenas de persecución que tomaban de rehén a ciudades enteras.

Rory (Matt Damon) es casi lo opuesto a su personaje en Jason Bourne. Si bien se presenta como un ex Marine, el tipo es dubitativo, nervioso y no sabe qué hacer con su vida. Está separado, tiene muchas deudas y quiere pagarlas para poder ver a su hijo, dice, «sin sentirme avergonzado». Es por eso que, cuando aparece la posibilidad de un robo en apariencia simple, se suma. El solo quiere los 32.480 dólares que necesita para pagar sus deudas y nada más. El otro es Cobby (Casey Affleck), un ex presidiario, con experiencia en el rubro pero más preocupado en beber en su bar de las afueras de Boston que en tomarse el trabajo en serio.

Ambos se suman al joven e intenso Scalvo (el rapero Jack Harlow) en un robo que organiza un matón local, Besegai (Michael Stuhlbarg), junto a su mano derecha, Richie Dechico (Alfred Molina). El malhumorado Besegai lo presenta como un robo sencillo pero quizás no lo sea tanto. El asunto consiste en robar unos bolsos de dinero «negro» que el alcalde reúne en efectivo durante la noche de las elecciones de parte de secretos donantes. El corrupto alcalde Miccelli (Ron Pearlman) está seguro de ganar –siempre lo hace– y solo hay que seguir la ruta de ese dinero negro, robárselo a quienes lo sacan de ahí para transportarlo y nadie lo reclamará. Pero hay cosas que no han tenido en cuenta. Y el primero en notarlo es Rory: ¿qué pasa si Miccelli pierde las elecciones? No va a pasar eso, dice Besegai. Bueno, o sea…

El robo en sí se resuelve en los primeros 20 minutos de película y sale peor de lo imaginado. Y el resto de INCITADORES se centrará en cómo Rory y Cobby se las ingenian para salir de esa situación, esconderse de las distintas personas que vienen a buscarlos (desde matones enviados por Besegai a pesados operativos de seguridad mandados por el alcalde), huir de la policía y tomar una decisión más problemática que otra, incluyendo volar casas, escapar de la policía y hasta tomar a la psiquiatra de Rory, la Dra. Rivera (Hong Chau) como una muy particular rehén. Es así que, de a poco, esa graciosa comedia sobre ladrones tontuelos se va convirtiendo en una película de acción cada vez más grande que termina pareciéndose demasiado una bastante prototípica superproducción industrial.

Lo que une las partes separadas del relato es la química, propia de las buenas buddy movies, que tienen Damon y el mejor actor de los dos Affleck. Si bien sus personajes se conocen en los preparativos del robo y no se llevan nada bien –a Cobby le irrita la inseguridad de Rory y este no aguanta la parlanchina intensidad de su ocasional socio–, es claro que los dos actores tienen una conexión de larga data y comparten un tono humorístico. Es que el guión, coescrito por Affleck, está lleno de salidas ingeniosas y diálogos llenos de detalles graciosos. Y ambos le sacan todo el jugo posible en sus constantes conversaciones. Y eso también sucede en escenas que deben jugar con Paul Walter Hauser (como el torpe matón enviado por Besegai) o Ving Rhames, que encarna a un imperturbable y pesado agente que hace trabajos sucios para el alcalde.

Hay, sin embargo, momentos en los que Liman pierde el rumbo. Todo lo ligado al secuestro de la psiquiatra lleva la película a un territorio de comedia más obvia –con la doctora intentando analizar a su paciente en medio de persecuciones– y, promediando el relato, THE INSTIGATORS se vuelve más grande y convencional de lo que necesita ser. Una vez que Liman da rienda suelta a escenas cada vez más bombásticas, la pícara particularidad que tenía hasta entonces la película –ese tono ligero, a lo Steven Soderbergh– va quedando tapado por la espectacularidad visual que rodea a los protagonistas. Pero el carisma de los dos –y el talento del gran elenco reunido para acompañarlos– logra igualmente trascender las convenciones del género. Es que el secreto de estas películas es, finalmente, ése: que por debajo de todas las explosiones y los disparos nos sigan interesando los personajes que las atraviesan.