Estrenos online: crítica de «Lobos» («Wolfs»), de Jon Watts (Apple TV+)

Estrenos online: crítica de «Lobos» («Wolfs»), de Jon Watts (Apple TV+)

George Clooney y Brad Pitt interpretan a dos «fixers» que se ven forzados a trabajar juntos en un caso que parece sencillo pero que se vuelve más y más complicado a lo largo de una noche. Estreno: 27 de septiembre en Apple TV+.

Qué hace que una estrella de cine sea una estrella de cine? O, mejor dicho, ¿qué hace que dos estrellas de cine lo sigan siendo cuando trabajan en un mismo film? La respuesta a esa pregunta está en LOBOS, un film cuya principal razón de ser es ver como dos veteranas estrellas del tamaño de George Clooney y Brad Pitt trabajan juntas, se divierten y se sacan chispas. La película de Jon Watts no es más que una ligera excusa –bastante entretenida hasta cierto punto, algo tediosa en su última etapa– para que estos dos amigos y figuras, colegas y superestrellas, hagan lo suyo. Y mostrar lo bien que lo hacen.

Es difícil saber cuál es el secreto, pero uno lo nota al instante. En la primera escena en la que se cruzan, inesperadamente, se miran entre sí sin entender quién es ni qué hace el otro en ese lugar. Y en esos gestos y reacciones, frases interrumpidas y miradas, está el secreto. Podrían seguir así un buen rato y todo funcionaría sin problemas. De hecho, lo hacen y todo funciona bastante bien. Hasta que, bueno, llegado cierto punto uno quiere algo más de la película que los unió. Y ese algo no aparece. O se queda corto. Pese a eso, esta especie de mezcla entre una película de Jean-Pierre Melville tipo EL SAMURAI con DESPUES DE HORA, de Martin Scorsese, ofrece algunos buenos momentos para recordar.

Todo empieza con un muerto. O alguien que parece estarlo. En un hotel de lujo de Nueva York una mujer desesperada (Amy Ryan) agarra el celular y llama a un número. Tras una serie de giros, esa persona la llama. Es un «fixer» o «cleaner» –un tipo que limpia escenas de crímenes– cuyo nombre no conocemos (se lo conocerá de acá en más como Clooney) y que la atiende desde un bar. Le dice que se quede quieta, que no toque nada y que él llegará para arreglar todo. Y así lo hace: ve un joven muerto en el piso y la mujer –una reconocida fiscal de distrito– le explica lo que sucedió. Un «levante» aparentemente, con consecuencias imprevisibles: jugando sexualmente en la cama el joven se cayó y se rompió la cabeza contra un vidrio.

Cuando todo parece ir por los carriles esperables, suena el timbre. Y ahí aparece Fixer 2 (de ahora en más, Pitt), otro tipo que se dedica a lo mismo que Clooney, solo que trabaja para el hotel, cuyas cámaras habían captado todo lo que pasó y su dueña quiere limpiar el asunto para no manchar su reputación. Lo complicado es que Clooney y Pitt no sabían de la existencia del otro, creían ser no solo los mejores sino los únicos en su profesión, la persona que hay que llamar si uno quiere sacarse de encima un embrollo de este tipo. Y a partir de eso empiezan los problemas entre los dos, que no quieren trabajar juntos y que se la pasan fastidiándose uno a otro ante cada paso que dan para resolver el entuerto.

Eso será solo el primer paso ya que, previsiblemente, lo que vimos es solo el comienzo de lo que será una noche larga, fría y cada vez más complicada, ya que aparecerán otros elementos en juego en ese cuarto, alguna potente sorpresa inesperada, mafiosos con acentos del Este de Europa, contactos en común y otras circunstancias que harán que «arreglar» o «limpiar» ese crimen no sea para nada sencillo. A lo largo de buena parte del relato los acompañará otro personaje clave interpretado por Austin Abrams (revelar de quién se trata podría funcionar como spoiler), quien de alguna manera servirá como tercero en discordia para las tensiones, propias de las buddy movies, que juegan las dos superestrellas.

El juego está claro de entrada. WOLFS existe para ver «pelearse» a Clooney y a Pitt, discutir sobre todo y no ponerse de acuerdo en nada como si fuera una dupla de una clásica comedia romántica. A diferencia de las buddy movies clásicas que suelen juntar a personas muy distintas entre sí (el modelo 48 HORAS o ARMA MORTAL), acá los personajes se parecen y mucho. Son versiones diferentes del mismo tipo de matón seco, solitario y supuestamente cool que aparecen en las películas haciendo este tipo de trabajos, con guantes de látex y unos trucos estudiados para escaparle a los problemas. Y lo que termina quedando claro en el film del director de las tres SPIDER-MAN protagonizadas por Tom Holland es que, en el fondo, se ve de entrada que son el uno para el otro.

La película tiene una caótica y divertida persecución por las (verdaderas) calles de Nueva York y Watts retrata muy bien las zonas más marginales de esa ciudad a la noche. Pero, en definitiva, lo que se busca acá es explotar la química entre las dos leyendas. Una que camina por fuera de la ficción ya que uno sabe que –más allá de sus apariciones en común en LA GRAN ESTAFA y sus secuelas, entre otros films–, Pitt y Clooney son amigos y parecen tener un humor bastante similar. Lo que se cuenta podrá tener su mayor o menor gracia, pero lo importante está ahí. En mostrarle al mundo que una película sin demasiado vuelo puede mejorar gracias a tipos como ellos. Y para eso, precisamente, es que existen las estrellas de cine.