San Sebastián 2024: crítica de «Bound in Heaven» («捆绑上天堂»), de Huo Xin (Competición)

San Sebastián 2024: crítica de «Bound in Heaven» («捆绑上天堂»), de Huo Xin (Competición)

por - cine, Críticas, Festivales
24 Sep, 2024 09:23 | Sin comentarios

Una mujer deja a su violento marido y se enamora de un joven de una clase social más baja y con una enfermedad terminal en esta mezcla de melodrama y policial chino.

Entre el film noir y el melodrama romántico se mueve BOUND IN HEAVEN, opera prima como directora de la experimentada guionista china Huo Xin. Lo primero es una suerte de «promesa narrativa» que abre el film como si se tratara de un policial –algo que se retomará promediando el relato–, pero en lo esencial se trata de una trágica historia de amor entre dos personas muy distintas en la China de la década pasada. Basada en la novela homónima de Li Xiuwen, se trata de una película que funciona mejor cuanto más se conecta a la realidad social y cotidiana de ese país mientras que bordea un exceso de pompa a la hora de centrarse en el costado trágico/romántico.

Xia You (la consagrada Ni Ni) aparece de entrada siendo cuestionada por la policía por la muerte de su marido a manos de su supuesto amante, Xu Zitai (Zhou You). Ella dice que fue en defensa propia y se hace responsable, exculpándolo a el tercero en discordia del asunto. De allí, la realizadora volverá al origen –Shanghai, año 2010– a contar lo que realmente pasó. Todo comienza de un modo tenso, violento, cuando su pareja (Liao Fan) la agrede físicamente de un modo muy agresivo en su casa y la «obliga» a cederle a unos amigos suyos entradas para un concierto de la famosa cantante y ocasional actriz Faye Wong. Ese hecho marcará a fuego el resto de su vida.

Es que Xia –una chica elegante que habita el mundo de los negocios en Shanghai– sale a la calle a tratar de comprarlos en la reventa y allí conoce a Xu, un chico que se dedica a ese tipo de «curros» pero al que ya no le quedan tickets para el show. Apenado por el sufrimiento de la chica o buscando una aventura casual, Xu le ofrece una solución intermedia: la hace entrar entre bambalinas al estadio del concierto y la lleva hasta un lugar en el que puede ver –poco, incómoda y a través de un vidrio– algo del concierto. Los dos se van juntos, tienen sexo, pasan la noche, pero enseguida él desaparece y no vuelven a verse.

Corte a un año después, en Wuhan, y aunque parezca imposible (especialmente en un país de 1.500 millones de habitantes), Xia se cruza a Xu mientras él pasa con una moto, haciendo un reparto. Deja lo que está haciendo –una supuesta convención laboral–, lo va a buscar y vuelven a pasar una noche juntos. Y si bien él no le da mucha importancia a la relación, ella se engancha y deja lo que está haciendo para quedarse con él. Así, en pocos días, están viajando a un pueblito a ver a la muy pobre familia de él. Y allí, Xia se entera de algo inesperado: Xu tiene un cáncer terminal y no sabe cuanto tiempo de vida le queda. No solo eso, sino que no quiere tratarse, cuidarse ni nada. Quiere, digamos, «vivir la vida al máximo» hasta que le toque irse.

Todo irá más o menos bien entre ambos hasta que, previsiblemente, la pareja de Xia logre descifrar donde está su mujer y la vaya a buscar. Y allí la cosa se pondrá, como quedó anunciada de entrada pero sin detalles, más complicada, dándole a lo que resta de la película un carácter entre policial –son, a su modo, criminales en fuga– y desesperadamente romántico, ya que el cuerpo de Xu va empezando a ceder ante la brutal enfermedad que le tocó en suerte. Pese a todo eso, nada parece detenerlos y BOUND IN HEAVEN toma las características de un melodrama romántico puro y duro.

Lo policial, de hecho, es casi circunstancial en el contexto de la historia, una forma de darle una tensión extra a lo que de otro modo sería un clásico drama de una pareja atravesada por una severa enfermedad. Sin embargo, son los elementos secundarios los que más riqueza le dan al relato cuando este se vuelva más convencional en su forma entre épica y desgarradora. Esos elementos tienen que ver con el funcionamiento cambiante de las grandes ciudades chinas en la época en la que el desarrollo inmobiliario modificaba rápidamente el aspecto de esas ciudades y las costumbres de sus habitantes. La Shanghai de hoy tiene poco que ver con la de 13, 14 años atrás. Y lo mismo pasa con las otras ciudades que la pareja recorre en su romántica fuga.

Fuera de esas particulares características ligadas a China –como las ostensibles diferencias de clase social entre ambos–, el drama romántico con enfermedad de por medio no se sale de los carriles esperables en cualquier tipo de época y locación. El elemento policial le otorga, sí, un ritmo, una tensión y una urgencia extras, pero el camino está recorrido apenas uno se entera del delicado estado de salud de Xu. Lo que falta saber son algunos detalles y cuestiones formales y de tono. Y en ese sentido, BOUND IN HEAVEN no se sale de las normas. Más bien, las celebra en sus gloriosos y románticos excesos.