Series: reseña de «Tulsa King – Temporada 2», de Taylor Sheridan (Paramount+)
La segunda temporada de la serie protagonizada por Sylvester Stallone continúa con las andanzas del mafioso neoyorquino tratando de hacer lo suyo en Tulsa, Oklahoma. En Paramount+.
En medio de tanta serie que busca prestigio y más de la mitad de las veces no lo consigue, un show como TULSA KING es más que bienvenido, como lo es una comida simple y sencilla bien hecha. Tras su exitosa primera temporada y ya sin Terence Winter como showrunner –ahora quedó en el rol de jefe de guionistas bajo las órdenes del gran capataz Taylor Sheridan–, la serie protagonizada por Sylvester Stallone no ha cambiado mucho su fórmula ni su lógica. Sigue apostando por el clásico formato «pez fuera del agua», solo que uno ya algo más acostumbrado a su nuevo medio. En este caso: un mafioso neoyorquino de ascendencia italiana metido en el medio de los cowboys y pesados de Oklahoma.
Dwight Manfredi (Stallone), el «General» para los amigos y no tanto, terminó en la cárcel al fin de la primera temporada pero es obvio que no tardará en volver a la calle, gracias a una onerosa fianza pagada por su hija Tina, no sin dejar alguna de sus «lecciones de vida» y de hacerse potenciales contactos futuros adentro. Y, ya back in action, El General se junta con su grupete, toma el control del asunto por sobre el enviado de «la familia» neoyorquina, suma nuevos miembros a su banda de simpáticos lúmpenes y losers, y vuelve a lo que vino a hacer: dinero y más dinero. Con sus bares, sus casinos y, principalmente, con su negocio de venta (legal) de marihuana y sus derivados. Eso sí: nadie parece saber nada de los cadáveres desperdigados por ahí al final de la primera temporada.
El reencuentro con Stacy (Andrea Savage), la agente con la que inició una relación pero luego se vio del otro lado de la ley, será por ahora breve y escueto, ya que su presencia como «mafioso que desembarca en Tulsa» ahora es tapa de todos los diarios. Pese a la incómoda fama, Dwight no se achica y va a más, primero intentando asociarse a un tal Cal Thresher (Neal McDonough), quien controla la mayoría del negocio de la marihuana en Tulsa, pero al darse cuenta que no es «bien recibido» por el tipo, no le queda otra que, bueno, ya saben cómo es esto. Thresher, por su cuenta, no se queda de brazos cruzados esperando que todo pase, y llama a Bevilacqua –encarnado por Frank Grillo, toda una estrella del cine de acción clase B contemporáneo– para que se encargue. Y todo parece indicar que hay un conflicto pesado en puerta. En Nueva York, en tanto, la guerra por el control de la familia sigue adelante y de la misma y sangrienta manera que antes.
«Hay una línea muy delgada entre ser un criminal y un hombre de negocios», dirá en un momento, dando a entender que el marco de operaciones de la temporada es similar al de las secuelas de EL PADRINO, cuando la familia Corleone intentaba legalizar sus negocios mediante operaciones en Las Vegas y luego en otros lugares. Y luego habrá otra cita, que captarán los que conozcan más en detalle ese clásico (Nota: si la encuentran en el Episodio 1, pónganlo en los comentarios) del cine de todos los tiempos. Veremos si la serie va hacia allí, pero todo parece indicar que ya hay un potencial consigliere en puerta y la decisión de manejarse dentro de los límites movedizos de la ley. Siempre que no le suceda como a Al Pacino en el tercer film de la saga de Coppola con aquello de «justo cuando pensaba que estaba afuera, me empujan adentro otra vez«.
Todo parece indicar, obviamente, que ese es el camino: más afuera que adentro. Si no, no tendríamos una serie con Stallone haciendo de mafioso. Es que, más allá del humor, de los diálogos simpáticos de su personaje (supuestamente interesado en los grandes poetas y filósofos), Sly está ahí para hacer lo suyo, que es mirar de modo intimidante y en silencio a aquellos que lo amenazan y dejarle claro al espectador que a todos esos les llegará su merecido, como en los buenos y viejos westerns. Es que TULSA KING, en el fondo, no es otra cosa que un western, solo que con un mafioso como protagonista.