
Estrenos online: crítica de «Apocalipsis Z: El principio del fin», de Carles Torrens (Amazon Prime Video)
En este thriller de supervivencia, un hombre que se ha quedado solo tiene que sortear a una literal plaga de zombies que ha convertido a Galicia –y quizás a todo el mundo– en un territorio devastado. En Amazon Prime Video.
En lo específico de su trama, todas las películas de zombies son, en el fondo, versiones de la misma película. Más o menos personajes, diferentes formulaciones, escenas armadas de tal o cual manera, escapes, caídas en desgracia, muertes, y diferentes velocidades para las criaturas en cuestión. Uno podría preguntarse seriamente cómo es que este subgénero ha sobrevivido a lo largo de las décadas. Y es que, más allá de esa línea más o menos previsible de recorrido narrativo, son las especificidades y los personajes los que generan mayor o menor interés, los que renuevan la atención y, si sale bien, el compromiso emocional del espectador.
Con APOCALIPSIS Z se produce, al menos por un rato, esa identificación. Estamos ante la aparición de un virus que, todos sabemos, terminará transformando a buena parte de la población de España –y de todo el mundo, aparentemente– en zombies. Pero hay dos datos que la acercan a la realidad que conocemos. Por un lado, transcurre en un mundo que incluye en su trama al COVID-19 y por eso, cuando empiezan a llegar avisos acerca de un nuevo virus que podrían llevar a la gente a tener que confinarse, tanto para los espectadores como para los protagonistas vienen los no muy gratos recuerdos de esa reciente experiencia. Y el otro dato, bueno, es que es una de zombies en castellano, en España, más precisamente en la zona de Pontevedra, Galicia. Sí, es una peli de zombies gallegos.

Basada en la obra de Manel Loureiro y dirigida por Carles Torrens, la película tiene como protagonista a Francisco Ortiz como Manel, un hombre que ha quedado viudo un año antes tras un accidente de tráfico y que se topa con la llegada de este peligroso virus por el que las autoridades empiezan a cerrar aeropuertos, poner ciudades en cuarentena y a enviar mensajes cada vez más tremendistas y desesperantes por TV y celulares. Cuando nos queremos dar cuenta, pasan un par de semanas y a Manel no le queda otra que quedarse encerrado en su casa, en un barrio moderno pero semi-abandonado de las afueras de Pontevedra, azotado por zombies.
Casi sin comida, Manel se ve obligado a salir al exterior y ahí se da cuenta que tiene que ingeniárselas para protegerse y, en lo posible, liquidar a estos veloces zombies mientras se topa con gente que puede o no tener buenas intenciones. Es que, como toda película de este género que se precie, tienden a ser más peligrosos los humanos que intentan salvarse por su cuenta que los pobres zombies, que no pueden evitar hacer lo que hacen. Sin ser novedoso como concepto, es por ahí donde la película tiene posibilidades de crecer, aunque no se lo explote lo suficiente.
Unos mensajes en el móvil enviados por su hermana, que ha logrado ir a las Islas Canarias antes de que el virus comenzara a expandirse, funcionan como su meta. Manel tiene que encontrar la manera de llegar hasta ahí, ese es su objetivo y esas serán las desventuras que vivirá, topándose con criaturas hambrientas, humanos de distintas nacionalidades (aparecerá allí el actor mexicano José María Yazpik), grupos armados, buenas y malas personas, ángeles y demonios, en un camino desolado que a veces hace en moto, en otras corriendo o escondiéndose.

Una vez que Manel es lanzado a la aventura de la supervivencia, APOCALIPSIS Z empieza a volverse más convencional y genérica, con situaciones y personajes más previsibles además de una serie de casualidades y escapes imposibles que le hacen perder ese grado de cercanía que tenía la película durante su primera hora, en la que todavía la historia tenía un carácter local –la película está filmada en gran parte en Galicia y están muy bien utilizados sus paisajes–, más allá del formato internacional un tanto standard que tiene desde lo formal.
Con cosas de la coreana INVASION ZOMBIE, de GUERRA MUNDIAL Z, de THE LAST OF US y, bueno, de casi todas las series y películas de zombies desde que estas criaturas dejaron de ser lentas y pesadas para volverse veloces, APOCALIPSIS Z va concatenando una serie de escenas que ya son moneda corriente en este tipo de relatos: el encuentro sorprendente, la traición, la metáfora bíblica, el escape a último momento, el sacrificio y así. No parece haber mucha salida desde ahí para el género. Lo que le da aire, credibilidad y una respiración propia es todo lo demás: los personajes y el color local que la historia pueda tener. Y esta lo tiene, un rato, hasta que lo deja de lado para insertarse en la mecánica casi obligatoria del formato. Y ahí pasa a ser una más de zombies, una que –como reza el subtítulo– recién está comenzando.