
Estrenos online: crítica de «María Soledad: el fin del silencio», de Lorena Muñoz (Netflix)
Este documental reúne a las compañeras de colegio de María Soledad Morales, violada y asesinada en Catamarca en 1990, y son ellas las que recuerdan el caso y a la víctima. Estreno: 10 de octubre.
El asesinato de María Soledad Morales –o «el caso María Soledad» como lo conocimos todos los argentinos entonces, cuando se convirtió en uno de los hechos más graves y resonantes del país a lo largo de mucho tiempo– ha sido llevado al cine en forma de ficción en aquella época, además de ser revisitado periodísticamente en cientos de ocasiones. A 34 años del hecho ocurrido en la provincia argentina de Catamarca, el documental EL FIN DEL SILENCIO intenta recuperar los ejes principales de aquella situación empezando por el crimen y la investigación para conectar todo eso con la violencia de género y los femicidios, expresiones que en esa época no se utilizaban pero que describen muy bien un crimen tan violento como devastador.
El film dirigido por la realizadora de ficciones biográficas como GILDA, NO ME ARREPIENTO DE ESTE AMOR y documentales como LOS PROXIMOS PASADOS, entre otros, no busca reabrir el caso para aportar nuevas pruebas o cambiar lo que se sabe de él, sino que elige reinterpretarlo para las generaciones que no lo conocen, además de sumar entrevistas y conversaciones actuales con muchas de las personas involucradas, especialmente las compañeras de escuela de María Soledad y la religiosa Martha Pelloni, quienes fueron las impulsoras de las llamadas Marchas del Silencio que ayudaron a que el caso se hiciera conocido en todo el país a lo largo de los primeros años de la década de los ’90.

A partir de entrevistas –actuales y de la época– y material de archivo de distintas fuentes, Muñoz reconstruye el caso a modo de investigación periodística, comenzando por el hecho en sí para llegar a los juicios pasando por las miles de rutas a las que el crimen condujo, especialmente las conectadas con la política provincial y nacional de la época. Todo comenzó una noche en la que las chicas del colegio habían organizado una fiesta para recaudar fondos para su viaje de egresados, continuó con Morales yéndose del lugar junto a un novio un tanto mayor que tenía y la aparición de su cuerpo en las afueras de la ciudad, vejado y destrozado.
Su muerte fue dando paso a una serie de investigaciones que no conviene adelantar acá, ya que uno supone que las nuevas generaciones no están tan al tanto de los detalles del caso. Solo vale decir que pronto las autoridades políticas catamarqueñas se vieron conectadas al caso a partir de las sospechas puestas en las fiestas de los llamados «hijos del poder», lo cual terminó involucrando también al poder nacional, ya que el entonces presidente Carlos Saúl Menem era amigo personal de Ramón Saadi, entonces gobernador de Catamarca. Corrupción, impunidad, mentiras, agresiones de todo tipo, intervenciones, cárceles y amenazas se sumaron a lo largo de los muchos años que duró la investigación hasta llegar a los juicios, cuyos resultados no fueron enteramente satisfactorios.
EL FIN DEL SILENCIO pone el eje emotivo, fundamentalmente, en las palabras de las amigas y compañeras de la escuela de María Soledad, quienes la recuerdan en una etapa inocente y confundida, con un «amor prohibido» que resultó ser problemático y, en muchos casos, culpándose a sí mismas de no haber podido evitar lo que sucedió. Por allí corren las lágrimas, la emoción y buena parte del dolor de un grupo de mujeres que ahora rondan los 50 años y que han vivido con el peso de esa carga a lo largo de buena parte de sus vidas, la sensación de no haber podido ayudar a su amiga. Muñoz conectará sobre el final, brevemente pero de un modo muy directo, el caso María Soledad con el movimiento #NiUnaMenos, que puso en primer plano los incontables casos de violencia de género que existen a diario en el país.

Un documental tradicional, muy apegado al formato true crime con el que habitualmente se maneja Netflix, MARIA SOLEDAD: EL FIN DEL SILENCIO tiene el cuidado de no «espectacularizar» el crimen en sí, con su consecuente morbo, ni poner demasiado el eje en las personalidades de los victimarios, sino hacer de las voces de las amigas de María Soledad el centro de una historia de solidaridad y sororidad. Es que, sin la participación de ellas, quizás el caso no habría tenido la cobertura nacional que tuvo.
El documental sirve, además, no solo como un potente y valioso recordatorio de un caso clave de la historia policial argentina y de sus vínculos del poder político de turno –de la hoy por muchos «celebrada» década del ’90–, sino como un llamado de atención sobre un tema que sigue acechando a muchas mujeres al día de hoy, casi 35 años después, con el escalofriante dato de que cada trece horas hay un femicidio en la Argentina.