
Series: reseña de «Terapia sin filtro – Temporada 2» («Shrinking»), de Bill Lawrence, Jason Segel & Ben Goldstein (Apple TV+)
La segunda temporada de la serie protagonizada por Jason Segel y Harrison Ford continúa con las desventuras de dos atípicos psicólogos. Desde el 16 de octubre en Apple TV+.
Un poco como sucedía con TED LASSO, la anterior serie de dos de los creadores de SHRINKING, el humor y la originalidad de la primera temporada empiezan acá también a dar paso a un tono un tanto más sentimental y aleccionador, agregando subtramas, apoyándose más en los personajes secundarios y dejando a los principales un poco a modo de «anfitriones» de los demás protagonistas de la serie. No es, necesariamente, un mal recurso. El problema es que aquí el resto de los personajes resulta bastante menos interesante que los principales.
Es que, convengamos, uno elige series como TERAPIA SIN FILTRO para ver, más que nada, a sus «estrellas», que en este caso son Jason Segel y a Harrison Ford. El resto de los actores y personajes pueden ser más o menos interesantes, pero por lo general –salvo excepciones– nos motivan menos. Acá sucede eso mismo. Con la excepción de Gaby, la colega psicóloga de ambos interpretada por Jessica Williams y, en menor medida, Alice (Lukita Maxwell), la hija del Dr. Jimmy Laird (Segel), la expansión a otras historias y problemáticas se vuelve un tanto tediosa.

De todos modos, no es ese el verdadero problema de la segunda temporada de la serie sino el crecimiento exponencial de su cringe factor, lo excesivamente melosa que se vuelve, un catálogo de daddy issues que termina siendo agotador al repetirse en uno y otro caso. A Jimmy y el Dr. Paul (Ford) les toca ser los padres en respectivos asuntos con sus hijas, mientras que Sean (Luke Tennie), el paciente convertido en huesped de Jimmy, le toca el rol de hijo con su propio padre. Si a eso se le agregan enfermedades neurológicas, personas en estado vegetativo y traumas por prematuros fallecimientos, más que una serie parece un catálogo de problemas terapéuticos. Y salvo por un caso, me refiero a los doctores y no a los pacientes.
Jimmy ya no sigue con el tipo de terapia en extremo conductista que hacía en la primera temporada y ahora lidia con la aparición del hombre que, accidentalmente, mató a su esposa (lo interpreta el propio Goldstein, en un rol casi opuesto al que hace en TED LASSO) y que los busca para disculparse. A eso hay que sumarle las idas y vueltas de su relación con su hija y con Gaby. Paul parece más tranquilo en su relación de pareja con Julie (Wendy Malick), la neuróloga con la que ahora convive, aunque más temprano que tarde aparecen algunos inconvenientes. Pero los asuntos más intensos fueron relegados a otros personajes.
Gaby carga con buena parte del peso narrativo, sumando a sus problemas de relaciones y su mudanza el hecho de ser una suerte de pivot entre varias historias. Sean y la vecina Liz (Christa Miller) trabajan en un food truck que les trae satisfacciones pero también inconvenientes. Derek (Ted McGinley), el marido de Liz y vecino de Jimmy, sigue tan amable y bobalicón como siempre, mientras que Alice, una amiga de ella y el hijo de Liz y Derek se meten en un complicado triángulo romántico que le da a la serie una subtrama para interesar a los menores de 40 años.

Pero la sensación que prima es que la serie no va para ningún lado, que es un combo de escenas y subtramas pegadas de un modo caprichoso y sin un eje demasiado claro. Está, sí, el potencial reencuentro con el supuesto culpable de todos los problemas –personaje que Goldstein interpreta con cara de pedir disculpas las 24 horas al día–, pero por lo demás SHRINKING se ha vuelto una especie de sitcom en la cual una docena de personajes lidia con alguna situación incómoda, problemática, graciosa o emotiva por episodio y así pasan al siguiente.
Quizás con esta fórmula, tan propia de un formato de la TV por cable de los años 1990 o de principios de los 2000, puedan durar muchos años más, pero no parece haber ya mucha tela para cortar o analizar. De ahora en más, si la serie continúa por más y más temporadas, será simplemente un ameno e intrascendente show más de un formato de streaming que cada vez más se parece a la televisión de décadas pasadas.
No estoy de acuerdo, creo que la participación de Harrison Ford es totalmente superflua, la sustitución del personaje creo que sería altamente beneficiosa para la serie.
Lo mejor que pueden hacer con Harrison Ford es devolverle a una galaxia lejana a la tierra o meterle en alguna expedición como el abuelo de Indiana Jones a alguna zona de Asia lejana a la civilización.