Estrenos online: crítica de «La reina de fuego» («Firebrand»), de Karim Aïnouz (Amazon Prime Video)

Estrenos online: crítica de «La reina de fuego» («Firebrand»), de Karim Aïnouz (Amazon Prime Video)

Alicia Vikander y Jude Law protagonizan este drama de época centrado en la complicada e intensa relación entre Catherine Parr y su marido, el Rey Enrique VIII en la Inglaterra del siglo XVI. En Amazon Prime Video.

El realizador brasileño Karim Aïnouz se suma al contingente de directores latinoamericanos que filman en inglés películas que nada tienen que ver con sus orígenes en este drama de época titulado FIREBRAND, centrado en la corte británica del siglo XVI y protagonizado por Alicia Vikander y Jude Law. Uno puede pensar que es muy poco lo que tiene que ver mundo del director de MADAME SATA con el que se presenta aquí, pero lo cierto es que pese a eso (o quizás por eso) el cineasta nacido en Fortaleza consigue sacarle a la historia una vitalidad, una potencia y una intensidad que la mayoría de los cineastas locales ni siquiera buscarían.

Es que habiendo visto películas como las de Pablo Larraín sobre figuras históricas (SPENCER, JACKIE), los dramas británicos de Sebastián Lelio y hasta un policial como MISANTROPO, de Damián Szifron, en los Estados Unidos, uno lo que advierte es que, al venir de otras culturas, esos directores tienen menos pruritos y se permiten faltarle el respeto a ciertas tradiciones (y hasta falsear hechos históricos) de un modo que no pueden o no se atreven a hacerlo los que viven inmersos en ellas y las tienen, lo sepan o no de modo consciente, incorporadas.

Este retrato de la sexta esposa del rey británico Enrique VIII, Catherine Parr, podría dar para cualquier tipo de película, de la más tradicional a la más esquemática relectura feminista actual, que es lo que más parece buscar el guión de Jessica y Henrietta Ashworth basado en la novela de Elizabeth Fremantle. Y esta película tiene una pata en cada uno de esos ejes pero deja el centro de la historia en otro lado. Es un análisis sobre el abuso de poder, la violencia de género y el lado más cruel y oscuro de la historia británica.

Vikander interpreta a la tal Catherine, sexta y actual esposa del rey británico a mediados del siglo XVI, cuando arranca la historia que acá se cuenta. La voz en off que abre el relato –de una de las hijas del rey, la futura reina Elizabeth I, fundamental en la historia británica– nos cuenta que muchas de las anteriores esposas de Henry terminaron ahorcadas y que Catherine es querible y se ocupa de todos los hijos de ellas. Una ávida lectora y reformista religiosa, tiene a su cargo brevemente el trono cuando su marido se va a la guerra y durante ese tiempo aprovecha para conectarse con viejas amigas que hoy se oponen al rey y pelean por esas reformas, corriendo mortales riesgos.

Pero ese breve espacio de libertad se esfuma de golpe cuando Enrique vuelve antes de lo pensado de la guerra. Interpretado por un irreconocible Jude Law –acá se lo ve bastante parecido al actor argentino Luis Luque–, el rey es una enorme y temperamental mole de nervios, alcohol y agresividad que encima tiene sus piernas putrefactas y una costumbre de terminar peleándose con todos, inclusive con Catherine, que por algún motivo parece tenerle cierto aprecio. Y no es solo conveniencia –al menos no de entrada– sino que se entiende que lo quiere. Algo que, claramente, no durará.

Es que Henry le hace la vida imposible, coarta sus libertades, tiene relaciones sexuales con ella bestiales y empieza a generar una serie de intrigas palaciegas entre los miembros de la corte que ponen en riesgo no solo su lugar, sino su vida. Es que si no se cuida –lo que dice, con quien anda, lo que lee, a quien le escribe– todo parece indicar que la cabeza y el cuerpo de Catherine terminarán tomando caminos separados. Pero en LA REINA DE FUEGO Catherine termina demostrando tener una inagotable serie de recursos para soportar y enfrentar a este Jabba the Hut de la realeza.

La actuación de Vikander es puro ingenio y astucia para mostrar a un personaje que sabe cómo conseguir lo que quiere, que entiende en qué momento mostrarse frágil y en cuáles otros sacar su «loba interior». No es nada fácil porque su marido es como un boxeador peso pesado que, pese a los golpes, no cae nunca. Y Law se lleva puesta la película como si fuera un toro que entra al escenario y se golpea contra las cámaras y los demás actores. Mitad shakespeareano, mitad elefante en un bazar –y seguramente con algún tipo de relleno especial en su vestimenta para darle un volumen físico bestial–, el actor de SHERLOCK HOLMES le da a la película una tensión y nervio extra, ya que queda claro que cualquier cosa puede suceder en el momento menos pensado cuando él entra en plano.

La competencia de Cannes quizás no sea el mejor lugar, de todos modos, para un film como FIREBRAND. Se la ve como una película más apta para un estreno comercial, una temporada de premios de Hollywood, una función fuera de concurso y, de hecho, sería casi un lujo para una plataforma de streaming. De todos modos, eso tiene que ver más con el contexto que con la película en sí. Aïnouz logró sacarle el polvo a buena parte de los dramas de la realeza británicos y llevó esa fiereza y ese realismo sucios más propio de épicas bélicas (como GAME OF THRONES) a los interiores del palacio. No tendrá dragones pero tiene a Jude Law que, actuando así, liquida a todos los que aparecen en la saga de George R.R. Martin.