Estrenos online: crítica de «Un movimiento extraño», de Francisco Lezama (MUBI)
En esta comedia argentina, una chica a la que echan de su trabajo decide comprar dólares con su indemnización justo el día de una fuerte suba de su precio. Con Leila Maltz y Paco Gorriz. Ganadora del Oso de Oro del Festival de Berlín, está disponible en MUBI.
Ganadora del Oso de Oro al mejor cortometraje del Festival de Berlín, UN MOVIMIENTO EXTRAÑO hace una curiosa pero muy certera y original combinación entre el deseo sexual y el valor del dólar. Del primer al último minuto de este corto centrado en un par de semanas en la vida de una chica a la que acaban de despedir de su trabajo, ambos parecen ser los temas más relevantes de su cotidianeidad: comprar dólares y coger. Lo demás tiene importancia en tanto y en cuanto le permita seguir con eso. Y de algún modo sesgado, quizás sea una muy eficaz metáfora de lo que se vive en una Argentina de inflación galopante.
Lucrecia (Laila Maltz) es una chica que trabaja como guardia de seguridad en un museo. Entre sus hábitos está el de intentar «leer» el futuro mediante un péndulo, más que nada para tratar de determinar si intentarán robar el lugar en el que trabaja. El otro es, bueno, mandarse mensajes con otro guardia para juntarse en algún momento de la noche. «¿Qué traes puesto abajo del uniforme?«, él le pregunta de entrada. El problema es que, por un error, el mensaje fue escuchado y grabado por la empresa, y la jefa les da la opción de despido o castigo. Lucrecia prefiere que la despidan, le dan un dinero de indemnización, compra dólares y de un día para el otro triplica su valor, de 20 a 60 pesos (sí, fue hace mucho tiempo, en 2019), lo que le da una inesperada holgura económica para tirar un tiempo.
Lucrecia se cruza miradas un par de veces con un chico que trabajo como «arbolito» en el microcentro porteño (Paco Gorriz) y, se ve que seducida por el grito de «cambio, cambio, dólares, euros, reales», pronto ya están en la casa de ella, teniendo sexo. Y cuando Lucrecia consiga otro trabajo como guardia de seguridad en una fábrica, las situaciones se volverán a reiterar: el miedo al robo, querer leer el futuro, tener relaciones sexuales instantáneas y poco afectivas y, quizás lo principal, comprobar si sube o no el dólar. De hecho, él le confiesa que combina las dos cosas con un par de clientas, con quienes se acuesta luego de cambiarles plata.
UN MOVIMIENTO EXTRAÑO tiene un estilo de actuación desafectado y un tono de humor seco –en un estilo muy de la FUC o, por usar un posible ejemplo, del cine de Martín Rejtman–, que deja muchas veces un regusto algo amargo. Lucrecia no parece entusiasmada con nada y anda por la vida de un modo bastante mecánico, con algún momento de temor ligado al trabajo. Intenta salir de la rutina por el lado del sexo casual e investiga algo más por ahí, pero no parece demasiado satisfecha con eso tampoco. Y algo parecido pasa con los demás personajes. Es como una suerte de desánimo solo levemente alterado por una relación sexual breve o ese posible «clímax» que, para el que tiene dólares, pueda ser que esa moneda suba. Nunca esa conexión estuvo tan bien marcada como en este breve cuento sobre trabajo, sexo y dinero.
A los protagonistas los acompañan en papeles breves un notable grupo de actores que integran Susana Pampín, Eugenia Alonso, Cecilia Rainero, Sofía Palomino, Jorge Prado y Marcela Guerty, entre otros. Pero la cara visible del proyecto es Maltz. Y es en su rostro que Lezama pone el peso emocional de la historia. Los ojos celestes de Lucrecia, secretamente (eso es algo que solo vemos los espectadores), la traicionan. Y aún cuando anda por la vida aparentando el mismo desinterés en casi todo que el resto de las personas con las que se cruza, en su mirada se advierte que –por más que no se atreva a expresarlo– desearía que algún tipo de emoción ingrese en su día a día. Por la vía de algún movimiento extraño que la saque de la rutina del trabajo, del sexo y de ver a cuánto subió el dólar hoy.