No-estrenos: crítica de «Kneecap», de Rich Peppiatt

No-estrenos: crítica de «Kneecap», de Rich Peppiatt

por - cine, Críticas, Online
29 Dic, 2024 11:55 | Sin comentarios

Esta comedia musical es una biografía apócrifa del grupo de hip hop de Irlanda del Norte que canta en gaélico y escandaliza a los británicos con sus letras políticas. Preseleccionada como una de las 15 finalistas al Oscar a mejor película en lengua extranjera.

Si KNEECAP fuera una película pura y exclusivamente ficcional no sería particularmente reveladora. O, dicho de otro modo, no sería más que una biografía de una banda de hip-hop mezclada con el contexto político de la época y filmada siguiendo algunas de las reglas derivadas de la moda TRAINSPOTTING: mucha energía, clips continuos y una constante mezcla de humor y violencia. Pero la película sobre este grupo irlandés tiene algo que la hace distinta, particular. Es una versión ficcionalizada de la historia de un grupo de hip-hop irlandés que protagonizan por sus propios miembros. De un modo relativamente similar a como lo hizo Eminem en 8 MILE, lo que hacen acá los miembros de Kneecap es actuar en una película acerca de sus vidas. O, digamos, de una versión de sus vidas.

En ese contexto, los recursos cinematográficos hiperkinéticos y un tanto agotados de tanta película inglesa de los años ’90 y 2000 –de esas que tienen a The Prodigy o Chemical Brothers intensificando todo desde las bandas sonoras– funcionan aquí de otra manera, como si los integrantes de la banda hubieran elegido participar en una película de aquellas integrándose a las tramas, una fan fiction hecha realidad que combina trazos de la propia historia de Kneecap con los recursos propios del realismo sucio pop británico o como quieran llamar a ese subgénero.

En este caso, Rich Peppiatt, el director de KNEECAP, combina ese tipo de comedia rockero-gangsteril con una trama propia de los dramas de Irlanda del Norte, pero sin dejar de lado en ningún momento el humor. Kneecap es una banda de Belfast (de West Belfast, para ser más precisos), que canta gran parte de sus canciones en gaélico irlandés, y buena parte de la trama tiene que ver con la defensa de ese idioma y la campaña para que sea reconocido oficialmente por los británicos como idioma oficial de Irlanda del Norte junto con el inglés, algo que hasta hace poco las autoridades se negaban a hacer.

Si bien KNEECAP está lejos de ser un drama serio sobre la defensa de las lenguas en vías de extinción o una película sobre la tensión entre los católicos de Irlanda del Norte y los británicos (si eso buscan, debería ir por este lado), sus creadores encuentran formas «amables» para llegar con esos temas a un público adolescente y juvenil. En lo esencial se trata de una fantasía centrada en dos chicos jóvenes que se unen a un profesor de música (y DJ amateur en su propio garage) para formar la banda que da título al film.

Liam Óg (conocido en escena como Mo Chara) y Naoise Ó Cairealláin (Móglaí Bap) son amigos de la infancia, comparten salidas, alcohol, descontrol y drogas. La familia de Naoise está más ligada a las luchas por la independencia de Irlanda del Norte y su padre, interpretado nada menos que por Michael Fassbender, fue un importante miembro del IRA en las viejas épocas. En la actualidad del film (entre 2017 y 2019), el hombre se hace pasar por muerto pero en realidad está viviendo lejos y con otro nombre. De la vida familiar de Liam es poco lo que se muestra, pero queda claro que es un chico con una enorme facilidad para meterse en problemas con la ley y con las chicas.

Y así, de una manera casual y disparatada, terminan uniéndose al tal JJ Ó Dochartaigh (AKA DJ Próvaí), un más adulto y «respetable» miembro de la comunidad, un hombre casado y maestro de escuela, que tiene a su mujer liderando la lucha por el reconocimiento del idioma y que se cubre la cara en los shows con una «revolucionaria» balaclava pero no por militancia sino para que no lo reconozcan. El les aporta nociones musicales (como productor se apoya en un estilo de hip-hop bastante marchoso y un tanto retro) y ellos lo llevan de regreso al consumo de drogas, mientras entre todos enfrentan a un grupo armado que quiere acabar con las drogas en la comunidad, a los medios del Reino Unido que se escandalizan por sus letras anti-británicas y a todos los que no ven con buenos ojos que estos inadaptados se vuelvan estrellas de la música.

Como película, KNEECAP –preseleccionada como una de las 15 finalistas al Oscar a mejor film en lengua extranjera al estar mayoritariamente hablada en irlandés– tiene similares intenciones a las de Kneecap como banda: encontrar un formato accesible, musical, entretenido, no necesariamente didáctico ni solemne para hablar de algunos de los temas más fuertes que acechan a los irlandeses del norte. Bajo su cáscara de simpático y caótico musical de hip-hop, el guión trafica una visión descarnada de los medios y las autoridades en una lucha por un tipo de independencia (cultural, ya que la política no se alcanzó del todo) que no termina de lograrse.

Así, entre escenas graciosas y violentas, con un humor que se toma en broma también a las propias luchas por la independencia y hasta la extrema seriedad de algunos de los defensores de la lengua local que no los ven como ejemplos de buena conducta, KNEECAP va mostrando la brutalidad policial, la ignorancia o el desprecio contra la banda, contra el idioma y contra los independentistas en general. Y ese combo es el mismo que tiene la música de la banda, una mezcla entre un hip-hop de beats intensos, furiosos y bailables con letras que hablan de diversión, de «bardo», de sexo y de drogas, pero también de los «conflictos» que siguen existiendo entre Irlanda del Norte y el Reino Unido.