
Estrenos: crítica de «Catástrofe inminente» («Survivre»), de Frédéric Jardin
Una familia que está de paseo en un bote debe tratar de sobrevivir cuando un raro desastre ecológico los deja en una situación muy precaria. Con Émilie Dequenne y Andreas Pietschmann. Estreno en Argentina: 30 de enero.
Cine catástrofe de bajo presupuesto, thriller ecológico de supervivencia, CATASTROFE INMINENTE se las rebusca para hacer bastante con muy poco. Esta película francesa –hablada mayormente en inglés– plantea una situación desesperante a partir de un desastre ecológico que encuentra a una familia en un barco, en medio del mar. Ellos son Tom (el alemán Andreas Pietschmann, de DARK) y Julia (Émilie Dequenne, de ROSETTA), con sus hijos Cassie (Lisa Delamar) y Ben (Lucas Ebel), que han salido a andar en bote a festejar el cumpleaños de 13 del más chico cerca de la costa de Puerto Rico.
Todo parece normal dentro de una dinámica familiar clásica, con hija metida en sus auriculares, hijo aprendiendo a pescar con el padre, risas y disfrute. Sin embargo, muy rápidamente queda claro que algo raro sucede cuando Julia va a nadar y la corriente súbitamente la empuja, le dificulta el regreso y Tom la termina rescatando. Luego Cassie está hablando por videollamada con su novio, se ven explosiones en el cielo y la comunicación se corta. Poco después y muy rápidamente surge una tormenta violenta, violentísima. Los cuatro aguantan, la sobreviven, se quedan dormidos y al levantarse se dan cuenta que el barco está encallado. Y que la tierra firme es, en realidad, el fondo de un mar que se ha esfumado, literalmente, de la noche a la mañana.

¿Qué ha sucedido? Tom es oceanógrafo y concluye que ha habido una inversión de los polos que ha generado un desastre ecológico que no sucedía en la Tierra desde hacía 700 mil años. Con comida y agua para tan solo unos días, deben tratar de encontrar la salida de un mar que se ha convertido en un desierto y, a la vez, en un basural. La radio da, finalmente, con un hombre llamado Nao (Olivier Ho Hio Hen), que es el único sobreviviente de un pequeño submarino exploratorio. Les dice que pueden ir a buscarlo pero que hay dos problemas. En una semana, Nao calcula, los polos volverán a invertirse y todo se inundará de nuevo. Y el segundo, más complejo, es que solo tiene lugar para llevar a dos personas. Y los padres, claro, le dirán que los guarde para sus hijos.
Hacia allí intentarán partir los cuatro, pero no les será sencillo por varios motivos: el agua, la comida y el territorio, por un lado. Y, por otro, criaturas, animales y otros sobrevivientes humanos que pueden, o no, ser amables. Es un territorio de supervivencia y allí la gente ya no se comporta como debería. A eso hay que sumarle otro inconveniente, uno que es ya un cliché de guionista perezoso para tensionar cualquier thriller: los chicos, tarde o temprano, cometerán algún error, desobedecerán órdenes y pondrán a todos en problemas. Ni los franceses zafan del lugar común de hacer avanzar la acción por torpezas de adolescentes que siempre hacen algo que no deben.
CATASTROFE INMINENTE (la película se tradujo, más literalmente, como SOBREVIVIENDO en otros países) se las arregla para crear tensión con esos pocos elementos. Hay algunos que surgen de la propia naturaleza, y esos el director Frédéric Jardin los resuelve más con elipsis o «fueras de plano» que con efectos especiales. No esperen acá ver la apertura de los mares como un asunto bíblico salvo por una o dos olas gigantes y, a excepción de unos bichos horribles que rondan la zona, la película no pone el acento en los efectos digitales. Se trata de seguir a los sobrevivientes de una familia combatiendo a los materiales y a las criaturas ante un panorama a futuro que se presenta cada vez más desolador, ya que la película da a entender que las cosas no necesariamente están mucho mejor en eso que se solía conocer como «tierra firme».

La otra particularidad del film es que algunas de sus escenas de acción –que no son muchas– tienen una realización técnica y un montaje que, a primera instancia, parece un tanto brusco y aparatoso. Y si bien en cierto sentido lo es, eso ayuda a darle credibilidad a las situaciones. Ya que los personajes por lo general actúan con la torpeza y la falta de criterio propia de personas que no están para nada acostumbradas a lidiar con este tipo de situaciones. Y eso hace que recursos un poco trillados del género –ya verán a cual o cuales me refiero– se sientan menos obvios de lo que en realidad son. Sin revolucionar el formato ni mucho menos, CATASTROFE INMINENTE ofrece un entretenimiento eficaz y pone en la mesa algunas ideas perturbadoras sobre un futuro posible para la humanidad.
Como se la ve?
Se estrena en los cines de Argentina el jueves 30.