
Berlinale 2025: crítica de «Houses» («Batim»), de Veronica Nicole Tetelbaum (Forum)
Sasha viaja al pueblo de su infancia con la idea de visitar la casa en la que creció y en la que vivió difíciles momentos en esta opera prima israelí que se presenta en la sección Forum de la Berlinale.
Esta opera prima israelí, en blanco y negro, se centra en el viaje que hace Sasha, una persona no-binaria que viaja desde Tel Aviv a Safed, el pueblo de su infancia, con intenciones un tanto inciertas. Sasha se sube a un auto que utiliza a la vez para pasar la noche, llega al lugar, se topa con un perro que puede o no ser el que ella tuvo en su niñez y busca la casa en la que vivió cuando estaba allí. La película, narrada de manera sobria y serena por la realizadora israelí de ascendencia ucraniana, se ve entrecortada por clips en video que la muestran en su infancia, jugando, escribiendo en un diario y atravesando algunas situaciones.
Lo que llama la atención es la actitud de Sasha, entre triste y deprimida, circulando por la ciudad con la mirada perdida, como angustiada. Una mañana conoce a Anna, la mujer que vive en la casa en la que Sasha pasó su infancia, y la hace pasar. Al entrar, algunos difíciles recuerdos empiezan a atravesarla y es Anna la que la irá ayudando a entender mejor lo que le pasa y qué hacer al respecto. Así, mientras su familia la busca y se topa con gente que la agrede por identificarse como hombre, Sasha irá intentando destrabar esos traumas del pasado.

El film de Tetelbaum narra de un modo desolador, por momentos hasta angustiante, los intentos de Sasha por destrabar esa zona suya y permitirse avanzar. Anna, de hecho, no solo la ayuda y escucha sino que parece captar a la perfección lo que le pasa. Pero Sasha sigue tensa y dolida por su historia –y quizás por la incomprensión de su familia, de origen ucraniano, que no parece entenderla bien– y no parece poder salir de su depresión. Con un estilo contemplativo y mediante el uso de planos largos y cuidadosamente plasmados, HOUSES habla de una manera grave, sensible aunque un tanto solemne de esos huecos del pasado que muchas veces no permiten seguir adelante. Una casa no es solo un lugar físico concreto sino la historia de lo que allí se vivió.