Berlinale 2025: crítica de «Scars of a Putsch», de Nathalie Borger (Forum)

Berlinale 2025: crítica de «Scars of a Putsch», de Nathalie Borger (Forum)

por - Críticas
20 Feb, 2025 09:30 | Sin comentarios

Este documental se centra en la situación política de Turquía a partir del golpe de estado de 1980 siguiendo las experiencias de los militantes que lucharon contra el régimen.

El título, traducible como «Cicatrices de un golpe de Estado«, puede aplicarse a muchísimos casos a lo largo del mundo y a través de la historia. El que cuenta esta coproducción austríaco-belga tiene que ver con la historia política de Turquía, desde los movimientos revolucionarios de los años ’70 hasta la actualidad, poniendo el eje central en el golpe de estado que tuvo lugar en ese país en 1980 y en sus consecuencias, que se siguen sintiendo al día de hoy con el gobierno actual.

Borgers usa la historia de su pareja como eje narrativo. Abidin Ertuğrul fue un militante crítico en los años ’70 que fue baleado en un operativo, apresado, torturado y forzado a exiliarse en Austria, donde ha vivido gran parte de su vida. Pero al día de hoy su cabeza sigue estando allí: lee todas las mañanas los diarios turcos, se conecta con las personas que viven ahí y sufre por la situación política del país. Las cicatrices son físicas (la de los disparos que recibió) pero también emocionales. Y la película de Borgers utiliza su experiencia, sus amigos y su familia para ir contando el devenir político turco que pasó del neoliberalismo a un conservadurismo religioso cada vez más problemático.

El film seguirá varios casos, historias, yendo del anecdotario personal al retrato más general de un país en el que se celebra el golpe y el ascenso de una figura política en su momento menor que iría a crecer con el paso de los años: Recep Erdoğan. Detenciones masivas, amigos muertos o desaparecidos, conflictos internos, traumas personales. La película de Borgers recorre de una forma un tanto generalista las experiencias de cuatro décadas de conflicto político de un país con un sistema «democrático» un tanto endeble en el que la resistencia se viene sosteniendo, con dificultades y contratiempos, hace ya varias décadas.

En un sentido puramente cinematográfico la película es un tanto caótica y despareja, pero en todo momento queda claro que la intención de Borgers es más la de dar un testimonio íntimo y personal ligado a su compañero de vida y a su generación de militantes en Turquía que la de hacer un documental elegante, prolijo y organizado. Y es por eso que, pese a sus fragilidades como film, sigue siendo poderoso como testimonio de los años de plomo en ese país.