Berlinale 2025: crítica de «We Believe You» («On vous croit»), de Charlotte Devillers y Arnaud Dufeys (Perspectives)

Berlinale 2025: crítica de «We Believe You» («On vous croit»), de Charlotte Devillers y Arnaud Dufeys (Perspectives)

por - cine, Críticas, Festivales
17 Feb, 2025 06:57 | Sin comentarios

Esta película narra casi en tiempo real una sesión ante una jueza de parte de una pareja divorciada que discute por la tenencia de sus hijos. En la competencia Perspectives de la Berlinale.

Una sesión ante una jueza es lo que cuenta WE BELIEVE YOU, esta opera prima franco-belga. Más allá de una breve escena inicial y una que tiene lugar sobre el final, toda la película transcurre en un juzgado y la mayoría de ella en una sala en la que seis personas hablan de un caso que, inicialmente al menos, se plantea como de divorcio y tenencia de los hijos. Alice (Myriem Akheddiou) y el Sr. Gossens (Laurent Capellut, al que solo se conoce por el apellido) fueron pareja y son los padres de Lila y de Etienne, una chica adolescente y un niño de unos once años. El padre quiere retomar contacto con sus hijos, a los que no ve hace dos años, pero ni Alice ni los propios chicos quieren verlo ni tener relación con él. De a poco, se irá conociendo su historia.

Ya en la calle, antes de ir a la corte, vemos que Etienne no quiere saber nada con ir al juzgado. No lo sabemos entonces –parece un chico intenso y un tanto violento–, pero pronto nos enteraremos que no quiere ver ni de cerca a su padre. Su madre y su hermana viven la situación con igual tensión. Y ya en la antesala de la reunión los vemos visiblemente incómodos porque su padre está sentado, lejos, en la misma sala. A tal punto es crítico el asunto que Etienne sale corriendo y se esconde en un baño para no tener que lidiar con eso. Pronto logran convencer a los chicos de ir a hablar con la jueza (Natali Broods) y un asesor especializado en este tipo de casos.

No vemos lo que pasa ahí ya que la película adhiere al punto de vista de Alice. Lo que sí vemos es la reunión que tendrán –para analizar el caso en general y lo dicho por los niños específicamente–, los dos padres, sus respectivos abogados, el asesor y la jueza. Y en una serie de planos largos, con mínimas interrupciones, iremos conociendo las posturas de los que exponen allí, quieren darán testimonio de un caso durísimo, doloroso. En síntesis, la madre no quiere que el padre vea a sus hijos porque lo acusa de abusos y maltratos. El padre niega esa acusación y requiere volver a tener la posibilidad de verlos. Y existe una tercera opción ligada a que los chicos vayan a algún tipo de institución, ante la posibilidad de que ninguno de los dos esté en condiciones de cuidarlos y/o estar con ellos.

La película irá sacando un caso que es, a la vez, extremo pero para muchos será relativamente familiar. Lo que hay aquí es un juicio de divorcio y de tenencia de hijos en el cual vuelan las acusaciones: el padre se muestra a sí mismo (o mediante su abogada) como un hombre sin dobleces e incomprendido y asegura que a los chicos la madre «les llena la cabeza» con mentiras, mientras que ella (y su abogada) lanza terribles acusaciones contra el padre, apoyadas a la vez en lo que dicen y lo que les sucede a los chicos, que no quieren saber nada con él. En el medio, como dice el título, la idea de «te creemos», que pregona la Justicia respecto a este tipo de testimonios de niños pero que no siempre cumple.

Los directores logran presentar –al menos hasta cierto punto– un caso con muchas ambigüedades y zonas grises. Las acusaciones contra el padre son brutales pero a la vez el hombre se presenta como un tipo calmo y más o menos razonable. La madre, que parece llevar la razón, tiene a su vez una conducta inestable y nerviosa, algo que el propio padre pone como explicación para el comportamiento de los chicos. A partir de los testimonios iremos conociendo más detalles de la historia y si bien nada de lo que se dice es «comprobable» en los hechos –más allá de los testimonios–, en algún momento la trama se empieza a aclarar. O eso parece.

Con excelentes actuaciones, una puesta en escena contenida a un solo escenario durante el 80 por ciento de su breve duración, la sensación que transmite ON VOUS CROIT se parece a la de ser testigo en primera fila de un caso de este tipo en tiempo real: tenso, agresivo, violento, nervioso, lleno de acusaciones, mentiras, incomodidades y algunos comentarios un tanto absurdos. Dar más detalles acerca de lo que hacen o dicen los personajes sería entrar en terreno de spoilers, pero vale agregar que en general el film presenta los argumentos de cada lado de la discusión de un modo tal que hace que el espectador realmente dude acerca de la historia real de esa familia.

En el medio de todo ese entuerto legal –y fuera de la escena principal de la película– están los chicos, a esos a los que se dice creerles pero que en realidad son sujetos a todo tipo de manipulaciones por parte de los adultos. La película subraya en buena medida esa ironía y pone en manos de una atenta pero dubitativa y hasta confundida jueza resolver este conflicto entre partes. Y si bien los realizadores dejan entrever en qué lugar de esa disputa se ubican, quizás el plano más relevante de WE BELIEVE YOU sea uno en el que, una vez que todos se van del juzgado y la jueza queda sola, se lleva las manos a la cabeza y lanza un largo suspiro.