
Estrenos online: crítica de «La dolce casa» («La dolce villa»), de Mark Waters (Netflix)
Una joven y su padre viudo se reencuentran en Italia cuando ella decide comprar una casa antigua para renovarla y él se propone ayudarla en el proyecto. Con Scott Foley y la argentina Maia Reficco. Estreno de Netflix.
Liviana y ligera como una ensalada caprese, esta comedia romántica es una de esas fantasías del mundo real cortesía de Netflix y el turismo de plataforma, esa suerte de género en el que uno viaja por el planeta –preferentemente, a lugares muy muy bonitos– sin salir de la tranquilidad de su living ni pasar por la tortura de los aeropuertos. No es lo mismo, claro, porque una copa de Montepulciano, un aperitivo o un plato de picci a la norcina en alguna de esas villas es más sabroso que el que uno puede hacerse frente al televisor. Pero es lo que hay y mejor acostumbrarse a eso.
Dentro de ese género del realismo fantasioso-aspiracional existe LA DOLCE CASA, de Mark Waters, cuyas películas VIERNES DE LOCOS y CHICAS PESADAS son hoy por hoy clásicos de la comedia adolescente del siglo XXI. Digamos que la nueva no está en esa liga, pero ni siquiera lo intenta. Es una simpática y banal historia acerca de un hombre viudo que viaja a Italia –país al que odia por motivos inexplicables– a ver en qué se ha metido su hija, para terminar uniéndose a ella en un proyecto de renovación que no solo es hogareño sino de la relación entre ambos. Habrá algunas peripecias, conflictos menores, muchos intercambios con locales que hablan todos muy bien en inglés y algunas otras amenidades como para cumplir con el pacto de contar una historia que permita, luego, entrar a ver cuánto están los pasajes a la Toscana. Sí, mucho más que la suscripción anual a Netflix.

Para los argentinos tiene un sabor especial, ya que su coprotagonista es un «orgullo nacional»: Maia Reficco, la actriz y cantante argentino-estadounidense encarna a Olivia, la hija en cuestión. La chica ha comprado una casona («villa» la llaman allí) por un euro en el pequeño pueblo ficticio de Montezara ubicado –se nota aunque no se nombre– en la Toscana. Este tipo de ventas simbólicas existe en la vida real, ya que muchos pueblos chicos italianos regalan viejas casonas abandonadas a jóvenes que quieran ir, renovarlas y mantener vivos a pueblos que van desapareciendo porque mucha gente se va a las grandes ciudades, o en los que solo viven ancianos. Olivia compra la casa, que está destrozada por dentro, pero la intendenta, Francesca (Violante Placido), al ver el estado maltrecho de la misma, le ofrece otra a cambio. Una hermosa y más fácilmente remodelable. Solo que sin todos los papeles en regla.
El que viene ahí a meter sus narices es Eric (Scott Foley, el actor de FELICITY hoy ya, ay, cincuentón), el papá de Olivia. El tipo no ve con buenos ojos que su hijita se meta sola en esos imposibles proyectos pero de a poco la chica y el entusiasmo de los locales terminan sacándolo de ese malestar que lo rodea desde que ha quedado viudo. Unas miradas tiernas con Francesa ayudan también a generar interés por otro lado. Y su hija, que se fastidia de entrada con su presencia, empieza a aceptar la compañía. Y así, junto a otros locales que los ayudan (obvio que hay un cocinero bello que a Olivia le piace moltissimo), padre e hija van renovando la casa y renovando también su relación.
Todo esto sucede entre gelati artigianali y pasta al dente, con las bellas campiñas de fondo, viejas bicicletas que funcionan, un trío de graciosas nonas que comentan lo que pasa, un chiste repetido acerca de la grappa y, curiosamente –acaso porque es un film para toda la familia– muy pocas menciones al vino. Así como viene, LA DOLCE VILLA (el título en inglés juega con el del clásico de Federico Fellini como no lo hace la traducción), se va. Liviana como risotto ai funghi pero ni ahí tan sabrosa, la película de Waters es un aperitivo ameno para algo mejor. Tanto para el espectador como para la promisoria carrera de Reficco, la muy buena y políglota actriz argentina (acá habla además un más que pasable italiano) que seguramente se hará aún más conocida gracias a esta película. Que no es gran cosa, convengamos, pero está en Netflix y la verán millones de personas.
????????Casi copia de la hermosa película «Bajo el sol de la Toscana.