
Estrenos online: crítica de «La hora del silencio» («The Silent Hour»), de Brad Anderson (Amazon Prime Video)
Un policía que ha perdido la audición queda atrapado en un edificio con una testigo sorda y tienen que arreglárselas para engañar a quienes buscan matarlos. Con Joel Kinnaman, Mark Strong y Sandra Mae Frank. Estreno de Amazon Prime Video.
Policial de Clase B con elenco grande, LA HORA DEL SILENCIO se reduce a un par de locaciones y, salvo por una escena, a no más de media docena de actores. Dirigida por Brad Anderson –quien supo hacer películas ambiciosas como THE MACHINIST hace ya 20 años pero que se dedica más que nada a dirigir thrillers que suelen ir directo a plataformas–, se trata un thriller de invasión con un edificio derruido como escenario de un combate entre policías y además tiene, sí, una pequeña pero fundamental diferencia que hace intrigante a todo el asunto: sus protagonistas son sordos.
Cuando empieza el film, Frank Shaw (el actor de ROBOCOP y ESCUADRON SUICIDA Joel Kinnaman) sigue un caso con su compañero Slater (Mark Strong, de EL TOPO, KINGSMAN y la serie EL PINGUINO) y allí se da un golpe muy fuerte en la cabeza contra un vehículo, golpe que lo desmaya. Corte a casi un año después y Frank ha perdido casi por completo la audición (digamos que la lógica entre lo que el film supone que escucha y lo que realmente escucha es un poco confusa), por lo que su trabajo se le ha vuelto difícil de llevar. También su vida se le hace cuesta arriba ya que está deprimido, no se acostumbra a los audífonos y bebe más de la cuenta. La única que le pone garra al asunto es su hija, quien le insiste para que aprenda lenguaje de señas, algo que Frank hace a regañadientes.

Un día Slater lo convoca a un derruido edificio en las afueras de Boston para que lo ayude a tomar el testimonio de una joven testigo de un crimen, llamada Ava (Sandra Mae Frank), que es sordomuda de nacimiento y tiene problemas de adicción a las drogas. Pero cuando terminan de tomarle declaración, los hombres que ella acusó la van a buscar a su departamento y Frank –que justo había vuelto a buscar su olvidado celular– tiene que encontrar la manera de ayudarla. En el medio, sus audífonos se van quedando sin pilas, por lo que todo se resume a un juego de gato y ratón entre dos personas que no escuchan pero tienen miles de recursos ingeniosos para zafar de problemas (a lo MI POBRE ANGELITO) y un pequeño grupo de criminales, liderados por Mekhi Phifer, que quieren liquidar a ambos.
La película tiene una vuelta de tuerca importante (dos, en realidad) que se adivinan casi de entrada, pero más allá de ese aspecto, lo demás consiste en ver cómo estas dos personas en supuesta inferioridad de condiciones –además de no escuchar, no tienen celular ni armas– se las van arreglando para ir lidiando con los villanos de turno. Anderson crea algunas secuencias violentas más o menos ingeniosas al principio (la mejor es la que precede al caso y da inicio al film), le suma una manera relativamente creativa para jugar con el sonido, pero de a poco se va quedando sin ideas. Lo mismo le pasa al guionista, que solo desarrolla la potencial atracción entre ambos y la idea de que esta supervivencia puede ayudar a Frank a salir de la depresión en la que está.
Filmada en Malta, que hace las veces de Boston –en realidad no hay mucho más para ver que el edificio y algunos alrededores–, THE SILENT HOUR es un thriller simple y muy menor cuyo único atractivo, ligado al uso del sonido, tampoco está tan aprovechado como podría haberlo estado. Hay una situación tensa en la trama en la que tendrá un rol esencial, pero no será lo contundente que podría haber sido. Como casi todo en la película, se deja ver, pasa, es medianamente competente, pero se olvida al instante que cada escena termina.