
Series: reseña de «Common Side Effects», de Joseph Bennett & Steve Hely (Max)
Un hombre descubre un hongo mágico que puede curar todas las enfermedades y empieza a ser perseguido por las autoridades en este thriller cómico de animación. En Max, a razón de un episodio por semana.
En algún momento las teorías conspirativas fueron un material fascinante para el audiovisual. Sin ir más lejos, en los años ’60 y ’70 se hicieron muchísimos thrillers y películas de suspenso que, en mayor o menor medida, se apoyaban en ese tipo de especulaciones sobre «los oscuros secretos de los poderosos», sean religiosos, místicos, políticos, económicos o propios de la ciencia ficción. Ese formato siguió siendo central al thriller contemporáneo (cualquier intriga incluye algún grupo comando ultrasecreto de la CIA que trabaja para alguna organización aún más secreta), pero hoy ya es tan solo una fórmula, un recurso de los guionistas para sostener prácticamente cualquier trama. Ante la duda de cómo resolver un problema lo mejor es meterle alguna conspiración y listo…
Hoy existe otro universo generado por las teorías conspirativas. Gracias a la web y a la democratización de los discursos (podríamos llamarla «estupidización»), cualquier tontería puede ser creíble como una gran conspiración internacional, desde lo que supuestamente pasa en un sótano de una pizzería en el que se cocina una red de pedofilia a que alguna pastilla para los piojos pueda curar el cáncer. COMMON SIDE EFFECTS se mete en una zona que remeda a las conspiraciones de los ’70 y también las actuales porque se centra en un tipo de miedo y/o tensión ligada a la salud, a las empresas farmacéuticas y a su poder económico y de presión política.

Es un tipo de paranoia que aglutina a la derecha y a la izquierda del mapa político (curiosamente acá coinciden el hippie con el libertario, si no véanlo a Robert Kennedy) y que, en lo que se vio de la serie, puede ser tomado desde ambos lados. El protagonista es, sí, una especie de «hippie antisistema» de esos que tratan de mantenerse lejos de cualquier contacto con la sociedad y viven preferentemente en el campo, lejos de las grandes ciudades. Pero no por vivir en un bosque Marshall Cuso (que tiene la voz, en inglés, de Dave King) está más relajado ni mucho menos. Es un paranoico de temer. Y, por lo que se ve acá, bastante razón tiene.
Cuso es un especialista en medicinas alternativas y, más precisamente, en los poderes de los hongos para curar enfermedades. El tipo ha descubierto en el medio del Perú un hongo superpoderoso al que llama Blue Angel y que puede curar prácticamente todo –desde simples heridas a volver a alguien de la muerte–, pero rápidamente se da cuenta que su vida corre riesgo. La serie no solo deja claro que esto es cierto sino que admite que los motivos son los que Cuso imagina: las grandes compañías farmacéuticas perderían mucho dinero si se sabe que hay un remedio que lo cura todo. Y, con la ayuda de siniestros personajes (de los que algunos llaman «deep state» y varios billonarios), las autoridades lo buscan como si fuera un traficante de drogas. Y no para detenerlo sino para liquidarlo. A él y a todos sus cultivos.
COMMON SIDE EFFECTS se tratará de esa persecución y de las aventuras que Cuso atraviesa para poder llevar a destino su proyecto radical de crear una cura para todo. A él se le suma, de manera un tanto tramposa (esto es, sin revelar que trabaja para un gran laboratorio), Frances Applewhite (Emily Pendergast), una vieja compañera de escuela que trata, de manera un tanto inocente, de sonsacarle los secretos para lograr vender este producto de manera comercial. Y atrás de ambos irán los personajes mencionados: dos simpáticos agentes de la DEA, algunos viejos hippies que quieren quedarse con el secreto y todo un ejército de esbirros del poder que harán lo que sea para que ese secreto nunca tome estado público.

Creada por uno de los autores de PLANETA DE RECOLECTORES junto a uno de los guionistas de VEEP, la serie tiene algo del aspecto psicodélico de la primera mezclado con el humor de la segunda, solo que en un tono indie, discreto, bizarro. Es un humor en voz baja y con bromas que pueden pasar de largo si no se detectan con lupa, en la mejor tradición del humor gráfico independiente y autoral. No es usual que una serie de animación funcione como un thriller paranoico, pero eso es lo que le otorga a la serie su originalidad. Si bien las líneas narrativas del género son relativamente respetadas, no estamos ante un producto de fórmula ni mucho menos.
«Nos quieren enfermos», dirá Cuso y muchos pensarán que está en lo cierto. Que sea o no verdad su apreciación no es algo para ponerse a discutir acá, pero la serie juega de una manera divertida, curiosa y entretenida con esa lógica. Tal es así que se hacen varias bromas con las personas que conectan cualquier cosa con cualquier otra y arman una teoría conspirativa al respecto. COMMON SIDE EFFECTS puede ironizar y pasarse de rosca con sus apuntes y teorías, pero en algún lugar habla de algo que es muy cierto. Cuso, Frances y los demás viven en un mundo –de animación, sí, pero bastante similar al real– en el que la verdad es lo de menos y lo más importante pasa por ver quién controla el relato y ostenta el poder.