Estrenos: crítica de «Código negro» («Black Bag»), de Steven Soderbergh

Estrenos: crítica de «Código negro» («Black Bag»), de Steven Soderbergh

por - cine, Críticas, Estrenos
26 Mar, 2025 02:58 | 1 comentario

Un espía británico debe investigar quién de sus colegas filtró un programa de software al enemigo. Y entre los sospechosos está su propia esposa. Con Michael Fassbender y Cate Blanchett. Estreno en cines: 27 de marzo.

Las películas y series de espías y/o agentes secretos no son un género en sí mismas sino un universo, un escenario en el que les pasan cosas a sus particulares personajes. Es por eso que es difícil hablar de «films de espías» como si todos fueran similares entre sí. Los hay de acción, cómicos, dramáticos, densos, ligeros, más centrados en lo político o no tanto, y así. CODIGO NEGRO combina varios de estos criterios de una manera curiosa e inteligente pero que no llega a ser lo encantadora o graciosa que pretende ser. En su tono oscuro, seco y falsamente serio propone una mezcla entre la densidad de una trama a lo John le Carré con una impronta propia de una comedia policial de enredos, una especie de whodunit a lo Agatha Christie que existe en un mundo de espías donde todos podrían ser capaces de resolver el misterio.

Hoy esas tramas están de moda gracias a éxitos como ENTRE CUCHILLOS Y NAVAJAS, THE WHITE LOTUS o hasta el reality show THE TRAITORS, pero en la mayoría de esos casos el tono cómico es más obvio y predominante, por momentos hasta excesivo. Steven Soderbergh va acá por el lado opuesto. Si bien la trama puede tener las mismas implicancias juguetonas (el McGuffin es, convengamos, bastante ridículo), él elige narrarlas de un modo un tanto grave, con luces bajas, interiores oscuros y un protagonista llamado George Woodhouse, interpretado por Michael Fassbender, que jamás sonríe y que por momentos remeda a un androide. Fassbender viene de hacer algo así en THE KILLER y BLACK BAG tiene algunas cosas de ese film de David Fincher. Pero más aún se parece a THE AGENCY, la serie que lo tiene también en el rol protagónico.

Es en ese tipo de escenario –una agencia de inteligencia británica que no es el MI6 sino el National Cyber Security Centre– que transcurren los eventos del film. George recibe de su jefe, un tal Meacham, el encargo de investigar la filtración de un programa secreto de software llamado Severus a manos enemigas. Le dice que hay cinco sospechosos, pero lo pone ante un desafío: su esposa Kathryn (Cate Blanchett) es uno de ellos. Consternado pero sin mostrarlo –nunca muestra sus cartas el tipo, se lo conoce como «el polígrafo humano»– reúne a todos los sospechosos en su casa para tratar de sonsacarles algo, incluyendo a su mujer, que no sabe que es también una de las investigadas. Y allí van cuatro colegas de la agencia que conformas dos parejas: Clarissa (Marisa Abela) y Freddie (Tom Burke) por un lado, y Zoe (Naomie Harris) y James (Regé-Jean Page), por otro. Con ellos se reunirá y a los cuatro drogará con una suerte de suero de la verdad.

Las revelaciones que surgen allí tienen más que ver con infidelidades y problemas de pareja que con asuntos de estado, lo que lleva a Soderbergh a hablar de lo que realmente le interesa. BLACK BAG puede llevar el ropaje de un film de espías y una trama de una película detectivesca, pero en lo profundo es una suerte de comedia de rematrimonio en la que una pareja se ve enfrentada a una serie de desafíos que pueden romper o salvar su relación de mucho tiempo y mutua confianza. A su modo, es una película sobre las verdades y mentiras que se cuentan (o no) en las parejas, tengan que ver con costumbres, con terceros, con salidas o con programas nucleares de destrucción masiva. Cada una tiene los problemas que se busca.

George empieza a sospechar que Kathryn puede estar involucrada cuando ve una entrada de cine en la basura, luego la invita a ver esa película y la mujer acepta sin mencionar que ya la vio. Y eso es apenas el comienzo de una serie de enredos y sospechas que involucran a todo el grupo –y a un jefe encarnado por Pierce Brosnan– en el que todos dudarán de todos los demás, tanto en el amor como en el espionaje. Soderbergh filmará muchas escenas en modo interrogatorio y en su mayoría en oscuros interiores: sesiones con polígrafos que conduce George, sesiones con la psiquiatra de la agencia que no es otra que Zoe y otra reunión grupal más, similar a la primera. Todos juegos del guión de David Koepp que funcionan para exacerbar la similitud entre el mundo de cada pareja con el del espionaje. A la larga, a George (y a Soderbergh) le importa más cómo se manejan los secretos en un matrimonio que si explota o no la Tercera Guerra Mundial.

Al inteligente y ácido planteo del guión, el director de las recientes KIMI y PRESENCIA –ambas también escritas por Koepp– le imprime un tono a mi gusto excesivamente adusto para el tipo de historia lúdica que quiere contar. Es parte del engaño que le propone a los espectadores, eso es cierto, pero la película por momentos se vuelve demasiado oscura (parece iluminada como un film de terror) y la actuación robótica de Fassbender no ayuda mucho a que la propuesta tenga el deseado encanto. Nadie pide que el actor se pase de rosca a lo Daniel Craig en su rol de investigador privado de los films de Rian Johnson, pero un mínimo de gracia no se le niega a nadie.

Hablando de un Bond que fue (Craig) y otro que no (Fassbender), CODIGO NEGRO cuenta además con la actuación de Brosnan y de Page, un viejo 007 y un candidato a ser el nuevo, además de «Moneypenny» Harris. Pero si bien la película se mueve en una zona relativamente cercana a la del clásico agente secreto, Soderbergh prefiere ocuparse de las vidas privadas de sus personajes y no tanto de las públicas. Lo que su película trata de entender, finalmente, son las similitudes y las diferencias que hay entre un espía que engaña y una pareja infiel.