
Estrenos online: crítica de «Kilómetros duros» («Hard Miles»), de R.J. Daniel Hanna (Netflix)
En este drama inspiracional, un instructor de un correccional de menores lleva a cuatro jóvenes a cumplir un desafío deportivo yendo en bicicleta al Gran Cañón del Colorado.
Entre las cientos de historias deportivas inspiradoras, la de Greg Townsend y su «pelotón» se destaca por su carácter más humanista que estrictamente deportivo, por usar el deporte –en este caso, el ciclismo– más como un objetivo, una meta, una posibilidad de crear un espíritu de grupo que para ganar alguna contienda. Inspirada en un personaje real que condujo a cientos de adolescentes que estaban en centros de detención juveniles a hacer largos y exigentes viajes en bicicleta al Gran Cañón del Colorado, KILOMETROS DUROS pone a Matthew Modine y a un grupo de jóvenes actores a escenificar este recorrido para crear una clásica, convencional, amable y quizás inspiradora historia de superación.
El actor, a 40 años de BIRDY –la película que lo hizo famoso en los años ’80– encarna al tal Greg, un instructor del Correccional RidgeView, de Colorado. Se trata de un tipo seco, exigente, de esos que ponen castigos a los que dicen «malas palabras» y que no se dejan convencer por las explicaciones de los psicólogos de la institución. Allí, de hecho, las cosas no son fáciles, ya que los chicos se la pasan peleándose entre sí, a veces brutalmente, y nadie sabe bien cómo resolver el problema. El correccional tiene otra complicación: le están quitando fondos y necesitan hacer alguna actividad pública que justifique el gasto que implica mantenerlo.

Greg es además un ciclista amateur, muy dedicado y obsesivo con el tema. El tipo tiene planeado hacer un viaje de dos semanas al Gran Cañón por su cuenta, un esfuerzo de 760 kilómetros y mucha demanda física. Y se le ocurre llevarse con él a cuatro chicos con dificultades, acompañados en un auto por la psicóloga de la institución, con la intención de darle visibilidad al trabajo que se hace en la institución. Y es así que les confecciona una indumentaria, les enseña a reparar bicicletas, algunas técnicas para el demandante esfuerzo y se van de aventura. El grupo lo componen la psicóloga Haddie (Cynthia McWilliams) y los jóvenes Atencio (Damien Diaz), Rice (Zach Robbins), Smink (Jackson Kelly) y Woolbright (Jahking Guillory).
Hanna sí incluye algunos problemas personales de Greg –tiene un padre que fue muy agresivo con él y ahora está muy enfermo, tiene un hermano en la cárcel y algunos problemas de salud–, pero no se detiene demasiado en los asuntos de los chicos, cuatro jóvenes de varias razas cuyos problemas son un tanto genéricos y no se exploran demasiado más que para mostrar que suelen ser agresivos, peleadores y no tienen un objetivo claro en la vida. Y el film contará las desventuras del viaje, con los problemas técnicos, personales y físicos mezclados con las satisfacciones y alegrías de ir, muy de a poco, creando algo así como un espíritu de grupo.

Uno supone que una película así, 25 o 30 años atrás, podría tener a Clint Eastwood como protagonista, ya que el personaje de Modine encarna a ese tipo de personalidad seca y dura que se «ablanda» de a poco mientras educa a los jóvenes en el esfuerzo, en el sacrificio y en la cultura del no rendirse nunca, pese a las adversidades que se presentan. Para chicos con las dificultades de los protagonistas, es un tipo de educación que resulta efectiva, si bien por momentos no parece dar muchos resultados ya que todo el tiempo existe el riesgo de que los chicos decidan escaparse.
La película mezcla la relativamente previsible historia –que tendrá sus giros dramáticos poco antes del final– con una suerte de recorrido turístico por las bellezas naturales de Arizona, especialmente las zonas cercanas al Grand Canyon, cuya espectacularidad empequeñece o redimensiona a los personajes. HARD MILES es una película simple, sencilla y clara, cuyo objetivo es un público familiar. Un film que hace un culto del esfuerzo y del sacrificio individual, pero fundamentalmente hace foco en el espíritu de grupo y en la necesidad de que haya instituciones y docentes dando cobijo a estos emprendimientos. A su modo épico, la película entiende que, al final, nadie se salva solo.