Series: reseña de «Good American Family», de Katie Robbins (Disney+)

Series: reseña de «Good American Family», de Katie Robbins (Disney+)

En esta serie basada en un caso real, una pareja adopta una niña ucraniana de siete años pero pronto sospechan que en realidad es una mujer adulta. Con Ellen Pompeo, Mark Duplass e Imogen Faith Reid. Sus dos primeros episodios están disponibles en Disney+

Un caso real insólito y curioso, de esos que suelen verse más en la ficción que en la realidad, es el que se cuenta en GOOD AMERICAN FAMILY, una serie en la que esos límites se borronean todo el tiempo. El caso es bastante conocido en los Estados Unidos y un tanto menos en el resto del mundo. Uno de los motivos de su popularidad es la existencia de una serie documental tipo reality show que viene contando la historia a lo largo de ya tres temporadas. Se llama EL CURIOSO CASO DE NATALIA GRACE, está disponible en Max y se centra en la historia de la complicada y fallida adopción de una niña de origen ucraniano llamada Natalia Grace por parte de la familia Barnett, allá por 2010.

Lo que pasó es algo propio de una película de terror. Y esta afirmación no es casual. Un año antes de esa adopción, se estrenó la película HUERFANO, un relato que contaba una historia centrada en la adopción de una niña rusa que no era realmente una niña. Los que conocen en profundidad el caso real admiten que esa ficción tuvo bastante que ver con lo que pasó después. En lo básico, es la historia de una pareja en apariencia perfecta, con tres chicos, que deciden adoptar un cuarto: se trata de la tal Natalia, de siete años, nacida en Ucrania y con un tipo raro de enanismo. La niña aparenta ser un tanto difícil y agresiva, complicando la vida de todos (en especial de la madre) y pronto la familia se convence que en realidad no se trata de una niña sino de una mujer adulta y bastante agresiva.

La serie está estructurada de una forma particular. En lugar de contar la historia de modo cronológico clásico, lo que hace es detenerse en las distintas versiones de lo que pudo haber sucedido. Los dos episodios ya estrenados presentan la versión de los Barnett, especialmente el punto de vista de Kristine (Ellen Pompeo, la eterna protagonista de GREY’S ANATOMY), la madre. La primera escena la muestra presentando un libro en 2018 en el que habla de sus logros para educar a su hijo mayor en el espectro autista y, en medio del evento, es detenida por la policía. ¿Por qué? La historia irá al 2010 para contar su versión de lo que sucedió.

Kristine y Michael adoptan a Natalia (Imogen Faith Reid), de aparentes siete años. La agencia de adopción no parece muy seria y pronto la chica se muestra agresiva, peligrosa para sus hermanos, caprichosa y amenazante, especialmente con Kristine, ya que Michael tolera mejor sus berrinches. Pronto Kristine, agotada de su constante actitud desafiante (los cuchillos, como en HUERFANO, tienen un lugar importante), empieza a sospechar de que hay algo raro detrás de su historia: algunos gustos, comentarios y particularidades físicas la hacen suponer que la chica no tiene los años que dice sino muchos más. Y a partir de eso ambas entrarán en una espiral que solo llevará a nuevos conflictos.

Eso es lo que sucede en los primeros episodios de GOOD AMERICAN FAMILY, pero la serie luego cambiará de punto de vista y mostrará la misma historia en la versión de Natalia, que es muy distinta. Y ese es el formato elegido para narrar una saga que tiene muchas versiones y muy diferentes entre sí. De hecho, cualquiera que googlee o chequee la página de Wikipedia de la chica se enterará de las extrañas derivaciones que tuvo después la historia –que siguen siendo conflictivas hasta hoy–, pero lo mejor si se quiere aprovechar y disfrutar la serie es no saber mucho más que eso.

Por fuera de la historia real, se puede decir que la serie creada por la showrunner de SUNNY, cuyo primer episodio dirige la reconocida documentalista Liz Garbus, logra capturar muy bien el estilo de vida y las obsesiones de este tipo de personajes. Si bien lo que se ha visto por el momento responde a la versión de los Barnett –según Kristine es bastante obvio que la chica esconde cosas y su violencia no tiene simplemente que ver con las dificultades de adaptación de una niña con una historia difícil–, la serie va dando a entender que parte de los conflictos creados tienen que ver con la personalidad y la actuación de esa supuesta «buena familia americana», cuya cuidada imagen pública tiene poco que ver con sus tensiones internas.

El de Natalia Grace fue y sigue siendo un caso muy comentado en la prensa amarilla, de esos que existen en ese mundo sensacionalista de los reality shows. Por eso es que es muy complicado saber qué de todo es serio y más o menos cierto y qué es parte del show y del escándalo per se. La serie juega con esos clichés –por momentos, demasiado cerca de explotarlos–, pero a la vez parece tener en cuenta que no son más que eso y que, si bien la vida puede tener algunas similitudes con las películas de terror, también hay otros elementos que la hacen más complicada y menos literal. Es una cuestión de quién cuenta la historia. Y cómo…