Estrenos online: crítica de «Rob Peace», de Chiwetel Ejiofor (Netflix)

Estrenos online: crítica de «Rob Peace», de Chiwetel Ejiofor (Netflix)

El segundo film como director del actor de «12 años de esclavitud» cuenta la vida de un joven afroamericano tironeado entre las presiones universitarias y sus conflictos familiares. Con Jay Will, Mary J. Blige, Camila Cabello, Mare Winningham y Chiwetel Ejiofor. En Netflix.

Entre el barrio y la universidad. Entre la calle y los pasillos de Yale. Esa es la vida de Rob Peace, el protagonista del film que lleva su nombre. Se trata de una historia real y hasta mencionar el título del libro en el que se basa puede funcionar como spoiler. El segundo film como director del actor de 12 AÑOS DE ESCLAVITUD y GANGSTER AMERICANO toma como eje la puja de un joven afroamericano de un barrio humilde cercano a Newark, New Jersey, con aptitudes para el estudio científico para salir de las tensiones generadas por su historia familiar, por el racismo y los problemas socio-económicos.

Robert DeShaun Peace (Jelani Dacres de niño, Chance K. Smith de adolescente y Jay Will ya más grande) vive con su madre, Jackie (la cantante y actriz Mary J. Blige) y tiene una relación de amor y admiración por su padre, Skeet (Ejiofor), que está separado de Jackie y vive en otro barrio, uno más peligroso de la ciudad. Al día siguiente de visitarlo allí, su padre es detenido, acusado de haber asesinado a dos chicas vecinas de la zona. Condenado a cadena perpetua sin muchas pruebas, pasa por Shaun encontrar los recursos para ayudarlo con una apelación. A la vez, al muy aplicado chico (al que la madre le dice que se presente como «Rob» para despegarlo del padre) le va muy bien en los estudios y, años después, entra a la prestigiosa Universidad de Yale.

La tensión principal del film, cuya historia se extiende a lo largo de casi un cuarto de siglo, pasa por los intentos de Rob de progresar en la universidad –lugar en el que los alumnos negros son clara minoría y él suele ser mirado de reojo, salvo por una profesora que encarna Mare Winningham– y a la vez sentirse tironeado por su padre, que desde la cárcel prácticamente le exige que se ocupe de él. Rob no habla de Skeet en Yale –le confiesa que está en la cárcel a su novia, Naya, encarnada por la cantante Camila Cabello, pero nadie más sabe del tema– y trata de hacer su trabajo allí, pero la necesidad de generar dinero para «bancarlo» terminará uniendo, conflictivamente, las dos partes de su vida. De hecho, sus conocimientos científicos terminarán siendo importantes para que se destaque en una labor insospechada: vender marihuana en la universidad.

ROB PEACE construye un mundo realista y creíble para contar una historia que en otras manos podría haber sido excesivamente solemne o pomposa. Ejiofor cae en varios oportunidades en ese tono –especialmente en la segunda mitad, cuando las cosas se ponen más difíciles–, pero por lo general logra evitar grandes pronunciamientos sobre el mundo que habitan sus personajes. No es un conflicto simple el de Rob: la universidad no es el lugar ideal que parece y tampoco el barrio necesariamente lo lleva por el «mal camino». Uno podría decir, analizando su historia, que el racismo institucional y las dificultades y crisis económicas del país son las que empiezan a enredar los avances por los que Rob lucha y que merece.

Es, también, una película sobre las tensiones entre padres e hijos, las presiones familiares y las dificultades que se le presentan a un tipo como Rob para dedicarse a la vida académica y a la vez seguir conectado al barrio, algo que para él es importantísimo. No es el único alumno negro en esas circunstancias –muchos amigos venden drogas en la universidad y además trabajan allí para solventar sus gastos, a diferencia de los chicos blancos ricos–, pero en su caso es aún más intenso, ya que potencial es enorme pero sus conflictos son muy grandes también.

Gracias a un elenco de excelentes actores (el actor de TULSA KING se luce en su rol protagónico, lo mismo que Ejiofor, aunque Blige y Cabello están a la altura de las circunstancias también), de una puesta en escena y una fotografía que capturan muy bien los dos muy distintos ambientes en los que se mueve Rob a lo largo de los años, Ejiofor logra crear un sólido drama, más allá de que su potencia se disperse un poco por los continuos saltos temporales y la constante voz en off. Con sus idas y vueltas cada vez más complicadas, la de Rob Peace se transforma en una historia amarga sobre el conflicto entre eso que llaman «el sueño americano» y la pesadilla que deja en el patio de atrás.