
Series: reseña de «Cazador de demonios» («The Bondsman»), de Grainger David (Amazon Prime Video)
En esta serie de terror Kevin Bacon interpreta a un hombre que vuelve de la muerte con la misión de cazar demonios y así evitar ir al infierno. En Amazon Prime Video.
El terror es uno de los géneros que mejor funciona en cine pero, por motivos que trataré de analizar, no parece rendir tan bien en las series. Muchas de ellas no han tenido éxito ni artística ni comercialmente y las más populares, en realidad, pertenecen al subgénero de zombies (THE LAST OF US o THE WALKING DEAD) que escapan a los límites más estrictos del género. Y lo mismo sucede con STRANGER THINGS o, a su modo, TWIN PEAKS: son shows con elementos de horror pero que se mueven más bien por otros lados.
Es probable que se trate de un género que fluya mejor en tiempos más breves, ya que sus narraciones requieren más de impactos audiovisuales constantes que de desarrollo complejo de personajes. Hay excepciones, como las miniseries basadas en libros de Stephen King, pero son pocas. CAZADOR DE DEMONIOS intenta, con un toque de comedia, establecerse como una opción accesible y popular del género en su formato más clásico y con una estrella como Kevin Bacon dándole un plus de calidad.

Producida por Blumhouse, empresa que apuesta al género en todos los formatos posibles, THE BONDSMAN es la historia de Hub Halloran, un tipo rudo de Georgia que canta música country, trabaja como cazarrecompensas y que, apenas arranca la serie, es brutalmente asesinado por un grupo de criminales a los que intentaba capturar. Pero, de una forma inesperada, Hub sobrevive al brutal asesinato y se pone a investigar qué hay por atrás de eso. Pero lo que más le sorprende es otra cosa: ¿cómo es que sigue vivo luego de que le cortaran el cuello?
Es que a las pocas horas de su intento de asesinato, Hub parece estar como si nada hubiera sucedido: ni marcas en el cuerpo le quedan. Eso sí, tiene unas raras visiones que no alcanza a explicar qué son. Pronto, este hombre divorciado de Maryanne (Jennifer Nettles) –otra cantante country que ahora está en pareja con Lucky (Damon Herriman), un tipo con cara de pocos amigos–, descubre a qué se debe su milagrosa supervivencia. Una extraña «agencia» que representa una tal Midge (Jolene Purdy) lo ha contratado para trabajar a las órdenes nada menos que del Diablo y, en lugar de capturar criminales, pasar a liquidar Demonios. De no hacerlo, le dicen, irá directo al Infierno. De cumplir su misión, con suerte, le tocará el Cielo.
Esta es la premisa de una serie que apuesta a la vez al gore y a la comedia para contar una historia que sigue varias líneas narrativas paralelas. Por un lado, Hub se dedica a las misiones de capturar estos demonios quienes pueden ser hasta las personas más reputadas del pueblo de Georgia en el que viven. Y para eso lo ayuda su madre, Kitty (la veterana actriz de reparto Beth Grant), una mujer creyente que quiere salvar a su hijo del Infierno. Por otro, seguirá tratando de resolver la situación que terminó con su «muerte». Y, por último, conectando todo, lidiará con la difícil relación que tiene con su ex, con la pareja de esta y, en particular, con su hijo adolescente Cade (Maxwell Jenkins), que no sabe nada de la extraña situación que rodea a su padre.

Simpática, simple y efectiva, aunque con riesgos de volverse un tanto repetitiva, CAZADOR DE DEMONIOS es clara respecto a sus objetivos, sus personajes e intenciones. Y si bien su trama se va complejizando con el correr de los episodios –otro de los misterios a resolver es saber el motivo por el que Hub estuvo a punto de ir al Infierno–, nunca pierde el norte que es entretener a una audiencia que busca escenas de alto impacto y mucha sangre. Bacon, un poco en plan Kurt Russell en las películas de John Carpenter, se luce interpretando a un hombre de Georgia bastante tosco y un tanto brutal que toma su cambio de situación casi como si fuera un trabajo más. Lo que quizás no se imagina es que, en varios sentidos, será muchísimo más complicado.
Cabezas destrozadas, motosierras gigantes dividiendo personas en partes, efectos especiales en exceso (hay momentos que parece una serie de animación) y otros recursos típicos del género aportan a que CAZADOR DE DEMONIOS funcione como lo que es: una serie de episodios cortos (muchos duran menos de 30 minutos) que buscan impactar allí donde quiere el espectador, en el miedo y el susto. Todo lo demás –digamos, el recorrido de salvación personal del protagonista– es un tanto secundario. Y por más vueltas que el actor de FOOTLOOSE le quiera dar a su personaje, lo que el público querrá es verlo liquidar esas criaturas de ojos rojos que andan dando vueltas donde menos uno las espera.