Cannes 2025: crítica de «Once Upon a Time in Gaza», de Arab y Tarzan Nasser (Un Certain Regard)

Cannes 2025: crítica de «Once Upon a Time in Gaza», de Arab y Tarzan Nasser (Un Certain Regard)

por - cine, Críticas, Festivales
19 May, 2025 07:47 | Sin comentarios

En este drama policial, dos amigos palestinos que viven en Gaza y se dedican a traficar medicamentos sin recetas se meten en problemas con las autoridades.

Uno puede pensar, a partir de la voz de Donald Trump que se escucha en los créditos y en la que menciona aquello de transformar a la Franja de Gaza en una «beautiful Riviera» turística, que la película ERASE UNA VEZ EN GAZA iría más directamente al grano respecto a lo que está sucediendo allí en los últimos tiempos. Pero no es el caso. Es decir: toda película sobre Gaza habla del conflicto que existe entre palestinos e israelíes, pero esta es una ficción que transcurre en 2007, en otra etapa de la situación, y que se centra más en conflictos internos que en enfrentamientos fronterizos.

El film comienza en 2007, cuando la situación entre Israel y Gaza era tensa (siempre lo fue), pero mucho menos que en la actualidad. Y lo que se cuenta es la historia de dos amigos, el veterano Osama (Majd Eid) y el más joven Yahya (Nader Abd Alhay), que tienen un negocio ilegal tras la fachada de un restaurante de falafel. ¿Qué hacen? Gracias a contactos consiguen drogas (legales, farmacéuticas, tipo Tramadol) y luego las venden en el mercado negro escondiéndolas dentro de pitas con falafel y salsas. Parece un negocio chiquito y simple, pero pronto descubrirán que la policía local parece descubrir sus actividades y los empieza a perseguir.

Promediando el film y tras una serie de conflictos que no conviene spoilear, la película salta un tiempo al 2009 y comienza una segunda parte en apariencia muy distinta. En ella, un director de cine (Isaaq Elias) que está haciendo una película de acción sobre el conflicto con Israel ve a Yahya en la calle y lo convoca para interpretar al héroe del film. Yahya no es actor ni nada parecido, pero el director se obsesiona con que es perfecto para el personaje y el tipo se dispone a hacerlo. Lo que no imagina es que los conflictos previos regresarán del modo menos pensado.

Contada con recursos de géneros populares –el film es por un rato una comedia, luego una película de acción, en otras partes un drama y en menor medida visible un film político–, ONCE UPON A TIME IN GAZA es la historia de una amistad en un contexto duro, de sospechas, donde las amenazas del exterior, los conflictos internos (Hamas toma el control de la franja en 2006, imponiendo algunas reglas severas) y las propias actividades ilícitas van enredando a estos torpes amigos en una situación cada vez más compleja.

Si bien la película no profundiza en temas ligados directamente al conflicto tal como se lo vive hoy, los directores incluyen algunas referencias a la construcción del muro que lo separa de Israel, imágenes de noticieros, algunos bombardeos y planos aéreos que dejan en claro las diferentes zonas de la región, yendo de los asentamientos israelíes a la más populosa zona urbana donde viven los palestinos. Pero en lo esencial es una historia de conflicto interno y de cómo la realidad y la ficción se mezclan de maneras insospechadas.