
Cannes 2025: crítica de «Promised Sky» («Promis le ciel»), de Erige Sehiri (Un Certain Regard)
Tres mujeres, inmigrantes subsaharianas en Túnez, sobreviven en una atmósfera complicada y en un país en el que no se sienten bien recibidas. Película de apertura de Un Certain Regard.
Los problemas de la migración tienen más vueltas y peripecias de las que se conocen o circulan por las noticias. Dentro de Africa, como bien se narra en PROMISED SKY, existen tensiones, racismos y dificultades ligados a las migraciones internas. En este caso, lo que la nueva película de la realizadora de UNDER THE FIG TREES cuenta es la historia de tres mujeres que migraron a Túnez desde la Africa subsahariana. Mujeres negras, con una religión, costumbres y formas de actuar distintas a las usuales en ese país mayormente musulmán, las tres se sienten fuera de lugar, lidiando con todo tipo de dificultades y tratando de hacer pie de la mejor manera posible. Por lo general, sin mucha suerte.
Las protagonistas están conectadas entre sí. Marie (Aïssa Maïga) es una pastora en la autodenominada Iglesia de la Perseverancia, un lugar donde migrantes —en su mayoría mujeres— van a pedir por su suerte y la de los suyos en medio de circunstancias difíciles y en muchos casos extremas. Y así como la película pone en su centro a una niña que sobrevivió a un naufragio y que momentáneamente se está quedando con Marie, también lidia con otras mujeres ya adultas que llevan tiempo intentando ser vistas, reconocidas y tenidas en cuenta en una sociedad que las margina o directamente persigue.
Naney (Déborah Christelle Naney) es la más visible de todas ellas: ruidosa, llamativa, no intenta pasar desapercibida en un país en el que las mujeres son más discretas para vestirse o hablar, sino todo lo contrario. Para sobrevivir se dedica a actividades no demasiado lícitas (contrabandea bebidas alcohólicas con la ayuda de un hombre local), pero aún así no consigue suficiente dinero para traer a su hija adolescente desde Costa de Marfil.

La tercera en cuestión es Jolie (Laetitia Ky), una estudiante avanzada de Ingeniería cuya familia, aparentemente, tiene dinero y eso le permite estar en Túnez con los papeles en regla. De todos modos, eso no necesariamente le facilita las cosas: los taxis no se detienen cuando los para, los hombres la acosan en la calle (a ambas en realidad, ya que son amigas y andan mucho juntas) y ante una razia policial sufre las mismas penurias que cualquier otra inmigrante.
La película de Sehiri sigue a las tres juntas y por separado, lidiando cada una con los problemas específicos que su personal situación les genera pero en todos los casos siendo víctimas de un racismo, sexismo y sentimiento anti-inmigratorio que las hunde y les impide avanzar. Y la curiosa iglesia a la que van —que ayuda espiritualmente pero también se queda con parte de sus dineros— no es necesariamente el lugar que lo resuelve todo.
Una película sensible, políticamente correcta, muy de este momento de una forma que suena quizás un tanto calculada, PROMISED SKY es un film sensible pero que no está a la altura de la sorprendente opera prima de la realizadora. Si bien se trata de un film bienintencionado, curioso, que pone la lupa en una lucha poco conocida en su especificidad en Occidente, el film peca de cierto academicismo festivalero, más “apropiado” que urgente, más mesurado que políticamente intenso. Es un film humanista y empático, comprometido con sus personajes, con sus muchos sufrimientos y sus pequeñas alegrías, emociones que alcanza a retratar pero sin lograr dejar una huella profunda.