
Locarno 2025: crítica de «Mare’s Nest», de Ben Rivers (Competición Internacional)
Moon viaja por un mundo misterioso e inexplicable, libre de adultos conociendo a muchos otros niños en igual situación que ella que le muestran diferentes posibilidades de vida.
Un cambio en la larga carrera de Ben Rivers, MARE’S NEST explora no un territorio sino un nuevo modo de contar de parte del realizador de TWO YEARS BY SEA. Si bien su costado observacional y su modo siempre tan enigmático y evocador de filmar continúan, acá aparecen una serie de elementos nuevos a su cine: el mundo de los niños, muchos más diálogos y algo así como una narrativa un poco más estructurada. No esperen, eso sí, cambios radicales. Son giros y caminos que se abren sin traicionar a los anteriores, un poco como sucedió cuando Lisandro Alonso –un realizador con el que Rivers puede compararse y con el que se ha relaciondo– hizo JAUJA, alterando y a la vez no su modo de contar historias.
Lo primero que llama la atención aquí es que se trata de una historia protagonizada por niños. Fundamentalmente, Moon (Moon Guo Barker), una precoz, inteligente y muy curiosa niña que se mueve a través de un escenario de cuento de hadas y en un mundo en el que no parecen existir los adultos. Un poco como WHERE THE WILD THINGS ARE –el film de Spike Jonze basado en un libro de Maurice Sendak–, todo acá transcurre en un universo en apariencia post-apocalíptico en el que solo viven, o solo vemos, a niños.

Las desventuras de Moon son inciertas y podrían existir, también, solo en un su imaginación. En un momento se junta en una cabaña con otras chicas de su edad y tienen un largo, denso e inteligente debate casi filosófico adaptado de la obra de teatro de Don DeLillo, THE WORD FOR SNOW, en el que se habla del cambio climático (quizás causal de la realidad casi apocalíptica que la película exhibe), de los equívocos del lenguaje y de otros temas, que son las que –Rivers admite– inspiraron la película en sí. Esa larga escena es el eje central de los recorridos posteriores de Moon en la historia.
El cine de Rivers siempre se movió en un mundo de personajes marginados y marginales, en los bordes de eso que llamamos civilización. Y acá eso reaparece, solo que con niños como protagonistas. MARE’S NEST jamás deriva hacia una zona LORD OF THE FLIES sino todo lo contrario: hay libertad, amabilidad y deseos de compartir aventuras y entender el universo que los rodea por parte de estos simpáticos pero a la vez enigmáticos personajes que no actúan en ningún momento usando los tics y convenciones de los niños actores profesionales.
«Quería crear un mundo de niños con una incertidumbre subyacente, que reflejara las ansiedades globales pero que, de alguna manera, también fuera esperanzador. No quería ninguna relación con el mundo adulto, ni ninguna explicación del porqué», expresa el realizador de BOGANCLOCH en las notas de prensa de la película. Y eso es, exactamente, la impresión que uno se lleva al ver este visualmente subyugante, enigmático y humano film del director británico. Acaso la suya sea una manera de ver un futuro difícil pero sin dejar nunca de lado un punto de vista positivo: si el apocalipsis se va a quedar con los adultos, quizás hasta sea una buena noticia.