San Sebastián 2016: «Porto», de Gabe Klinger

San Sebastián 2016: «Porto», de Gabe Klinger

por - cine, Críticas, Festivales
19 Sep, 2016 10:11 | comentarios

La primera película de ficción del crítico/realizador estadounidense es una bella y triste historia de amor entre un norteamericano y una francesa que se cruzan una noche en la antigua ciudad de Porto y viven un furtivo romance que los cambia para siempre. Se luce Anton Yelchin en el que fue su último papel antes de su temprana y trágica muerte.

portoEl crítico y ahora cada vez más afianzado cineasta Gabe Klinger presentó en la sección Nuev@s Realizador@s del Festival de San Sebastián PORTO, su primer largo de ficción después un muy buen documental sobre Richard Linklater y James Benning (DOUBLE PLAY). Es una historia de un amor breve e intenso que se desarrolla, mayormente, a lo largo de unos pocos días en la ciudad portuguesa que da el título al filme. La película no trabaja sobre un desarrollo narrativo convencional, sino que cuenta primero desde el punto de vista de él, luego del de ella y, por último, del de ambos, ese romance furtivo, maravilloso y potencialmente desgarrador que puede durar apenas una noche pero impacta durante toda la vida.

Un poco a la manera de Wong Kar-wai –el acercamiento poético al romance tiene algunos puntos de contacto con CON ANIMO DE AMAR, pero poco y nada de su reserva y pudor– y con toques evidentes del cine francés de los ’70 (Jean Eustache, principalmente), PORTO narra en distintos formatos (Super 8, 16mm y 35mm) en forma de rompecabezas la historia de amor entre Jake (Anton Yelchin, en su último trabajo antes de su trágica muerte hace pocos meses) y Mati (Lucie Lucas), un norteamericano y una francesa que se cruzan en la bella y antigua ciudad portuguesa de Porto y quedan prendados, uno del otro, en cuestión de minutos.

porto-mon-amour-2015-004-rushes-lucie-35mm_0Narrativamente la película se construirá de a retazos, yendo y viniendo en el tiempo, pero más allá de cierta confusión que las idas y vueltas puedan causar en el espectador pronto queda claro que la cronología específica es lo de menos. Lo que PORTO trata de captar y en gran medida lo logra es la sensación de ensoñación, mareo y fascinación de un romance que nace por casualidad, se convierte en una noche de sexo y pasión e impacta a sus protagonistas de manera tal que los hace creer, en ese momento, que es algo único en sus vidas y que durará para siempre. Algo que no suele suceder, digamos…

Tanto en los «antiguos» recursos visuales (el uso del Súper 8 es notable) como en la entrega emocional de los actores y en el crudo romanticismo imperante, la película parece un objeto casi de otra época, alejado de cualquier tipo de moda, de comportamientos cínicos o cancheros, y con personajes que parecen entregarse a esta aventura con todo lo que tienen para dar. Si bien él es norteamericano y ella francesa, el look antiguo de la ciudad invade cada poro del relato dándole un tono melancólico y una cierta tristeza que podríamos definir como portuguesa aunque, tomando en cuenta el origen brasileño del director, más bien habría que definirla como el concepto de saudade vuelto cine.

porto-mon-amour-2015-005-lucie-meets-anton-by-monument-at-nightPORTO es bella, triste y romántica, una sensación de enamoramiento furtivo y de fractura emocional posterior que impacta a cualquiera que haya vivido una historia de amor que, por más fugaz que pueda haber sido, se transformó en un hecho fuerte de su historia personal. Estos dos expatriados buscándose la vida y encontrándose en los lugares más recónditos tal vez no terminen pasando demasiado tiempo juntos, pero esas horas, esas miradas, esos momentos románticos y esos quebrantos emocionales no los olvidarán fácilmente. Y la película es como la puesta en escena visual de esa sensación, la de la ensoñación del enamoramiento, la de la saudade de lo que podría haber sido.