BAFICI 2018: críticas de las secciones Pasiones y Películas sobre Películas

BAFICI 2018: críticas de las secciones Pasiones y Películas sobre Películas

por - cine, Críticas, Festivales
02 Abr, 2018 03:08 | comentarios

El cine se mira a sí mismo en la mayoría de los filmes aquí recomendados, que van de una biografía muy personal de Cary Grant a la historia del cine del Tercer Reich pasando por un documental sobre las vidas secretas de las celebridades de la Epoca de Oro de Hollywood a otro sobre un crítico de cine hispanoargentino que dice que no hay que ver las películas para poder escribir sobre ellas… objetivamente.

PASIONES

BRUK OUT! A DANCEHALL QUEEN DOCUMENTARY, de Cori McKenna (7)

La competencia anual de Dancehall Queen en Jamaica es el centro narrativo y el objetivo de vida de la media docena de chicas de varios países que se preparan para participar en esta versión escénica de la intensa, erótica y por momentos brutal danza surgida alrededor de los ritmos electrónicos del dancehall jamaiquino. La película sigue a lo largo de un tiempo en el que se preparan para viajar y competir a una chica polaca, otra española, otra italiana, una japonesa, una estadounidense y dos hermanas locales de Montego Bay, Jamaica (las «Venus y Serena Williams de dancehall» como se autodenominan), una de las cuales es la actual campeona mientras que la otra sueña con ser su sucesora.

La película, tan intensa y enérgica como las chicas y sus movimientos, recorre de una manera no muy profunda en términos históricos pero visualmente muy clara lo que rodea al mundo del dancehall en su versión bailable más que musical, dejando en evidencia su rol casi catártico para las mujeres (bah, para toda la cultura) de Jamaica. Diferente es lo que pasa afuera ya que ni en Italia ni en España y menos aún en Polonia esa cultura existe y las participantes tienen historias de vida que en cierto sentido explican en forma un tanto más psicologista el porqué de su necesidad de bailar casi en trance tan erótico y sexy como violento y agresivo. Una curiosa forma de empoderamiento, si se quiere, pero empoderamiento al fin.

El filme de McKenna logra transmitir la excitación de la cultura dancehall y la de los personajes elegidos, además de utilizar muy bien la estructura competitiva para que el espectador, ya conociendo a las chicas, vaya eligiendo a sus favoritas. Con la competencia en marcha y las chicas en acción, cada uno tendrá su candidata al título. La mía –no voy a decir cuál es, sería spoiler— perdió, pero como dicen los comentaristas deportivos, «dejó todo en la cancha»…

 

PELICULAS SOBRE PELICULAS

MES PROVINCIALES, de Jean-Paul Civeyrac (8)

La nueva película del realizador de MON AMIE VICTORIA parece –y en cierto modo es– la prototípica película francesa, esa que sentís que viste cientos de veces. Jóvenes discutiendo sobre cine, política y literatura en camas, calles y cafés, amoríos cruzados, deseos no correspondidos, música clásica (Bach, Mahler) y, sobre todo, el más elegante blanco y negro. ¿Se puede escapar a ese cliché que parece ser un combo de Eustache, Rohmer, Truffaut, Desplechin, algún Garrel y decenas de otros cineastas franceses que versionaron ese mismo universo de la «educación sentimental» parisina?

Se puede. Bah, quizás no del todo, pero cuando los resultados son tan buenos no importa demasiado. Etienne (Andranic Manet, que luce como Julian Casablancas pero en versión XL) es un joven de veintitantos que se ha ido a estudiar cine a La Sorbona 8, a Paris, abandonando su ciudad, Lyon, su novia y su familia. Sus aventuras en la capital comienzan haciéndose amigos en el curso: un amable Jean-Noël –que tiene un amor platónico con Etienne– y el más misterioso Mathias, un chico moreno y extraño, apasionado por el cine de autor más radical pero también muy violento en sus críticas a los demás. El grupo se completa con su roommate, ocasionales parejas y amigas, y la relación con su novia ahora lejana que se va complicando.

A lo largo de 136 minutos muchas cosas van cambiando en la vida y las relaciones de Etienne. Nuevos amigos y amigas entran, otras y otros desaparecen, llega a su vida la actividad política y se discute mucho sobre el rol del cine como catalizador de debates sociales, así como antes en La Sorbona se peleaban los más «comerciales» y los fans del cine arte. Civeyrac filma a «sus provincianos» con el romanticismo, la melancolía y la mezcla de fascinación y confusión que para todos ellos tiene llegar a la capital y empezar a vivir una vida de apasionamientos culturales, cine y literatura, largas noches de fiesta, infidelidades y alcohol (que, para Etienne, son novedades) y las consecuencias de todos esos fascinantes y potencialmente peligrosos juegos.

En la película se habla mucho de cine (lo que explica su rara inclusión en esta sección; merecía una más importante), pero lo que emociona y hace vibrar al espectador es lo bien que el realizador conecta con ese momento de la vida de los que llegan a la ciudad a estudiar, especialmente este tipo de carreras repletas de personajes intensos, difíciles y complicados. Hay una mirada que bordea el escepticismo o la tristeza seguramente ligadas a la dificultad, hoy, de sobrevivir haciendo un cine fuera de las normas de la publicidad y las series, más cercano a una verdad personal. Pero la misma película parece negar esa tesis con su propia existencia. Es verdadera, es real, es personal. Y es cine.

 

BECOMING CARY GRANT, de Mark Kidel (6)

Este respetuoso y analítico documental sobre Archiebald Leach –tal el nombre original de la estrella de Hollywood nacida en Inglaterra– recorre la vida de Grant tomando como eje y excusa narrativa unos experimentos terapéuticos que el actor hizo en los años ’60 con LSD y que luego describió en un diario. Esos textos, leídos por Jonathan Pryce, permiten trazar una historia de traumas familiares y personales que lo acompañaron a lo largo de su carrera profesional, traumas que se vieron reflejados en muchos de sus roles clásicos.

Combinando material de archivo tanto de su vida personal como de sus películas, el documental por un lado analiza las dificultades de la vida sentimental del actor, en buena parte ligada a una traumática infancia. Si bien es raro que la película no toque el tema de su homosexualidad (algo que ya no es secreto para nadie), Kidel intenta encontrar en ese pasado la contradicción entre el Leach torturado y ese personaje público casi opuesto (despreocupado, sociable, elegante, ingenioso) que se inventó.

Y por otro lado están las películas: de las screwball comedies de los ’30 de las que fue el rey a las más oscuras películas de Alfred Hitchcock en la que mostró una faceta más cercana a la real (la conexión británica entre Hitch y Grant fue clave en ese sentido), el documental deja ver, entre sesiones de terapia y auto-ayuda un tanto reiterativas, ese fascinante e inolvidable personaje cinematográfico que fue el enorme Cary Grant.

 

EN BUSCA DEL OSCAR, de Octavio Guerra (8)

Como dicen en las películas de Hollywood, “esto es personal”. Conozco a Oscar Peyrou, el protagonista de este “documental”, desde hace muchos años: es un crítico de cine argentino radicado en España desde la época de la dictadura. Si bien hace mucho que no lo veo me ha contado más de una vez su teoría acerca del trabajo crítico. Y es la siguiente: “la única forma que un crítico tiene de ser objetivo con una película es escribir sobre ella sin verla”. ¿Verdad, boutade, postura irónica? ¿Quién lo sabe?

En este documental tan potencialmente falso como esa frase, Guerra sigue a Peyrou por festivales a través del mundo, manteniendo tanto en privado como en conferencias públicas su arriesgada teoría sobre la tarea crítica. En este juego/desafío, Peyrou puede quedar como un comediante keatoniano, como un pedante creído, como un hombre triste con una vida complicada, como un talentoso y original pensador o como un chanta argentino clásico. O todo eso junto. Cuando uno habla con él, pasa lo mismo. Ver para creer. O no.

 

HITLER’S HOLLYWOOD, de Rudiger Suschland (7)

El nuevo documental sobre la historia del cine realizado por el colega crítico alemán –también, un viejo conocido– se centra en el cine que se produjo en su país durante el período en el que Hitler estuvo en el poder, de 1933 a 1945. Se trata de una mayoría de películas muy poco conocidas y oscuras que funcionaron, como dice el título del filme, como el «Dream Factory» del Tercer Reich, la forma en la que el nacional-socialismo, de la mano de su jefe de propaganda, Joseph Goebbels, se imaginaba y vendía puertas adentro.

Salvo algunas excepciones (los primeros filmes de Douglas Sirk antes de llamarse así, el cine de Leni Riefenstahl y el tristemente famoso «El judío Suss») se trata de melodramas, comedias, filmes de espías y dramas que fueron reflejando el imaginario nazi y dejando entrever algunas tensiones existentes en él, las que se iban a hacer más evidentes en los últimos años de la guerra, cuando el régimen empieza a caer.

El filme se organiza con el relato de Suschland y lecturas de algunos textos de autores claves como Sigfried Kracauer (centro de su anterior documental, DE CALIGARI A HITLER), Hannah Arendt, Susan Sontag y otros. Y el resultado tiene casi la forma de una clase magistral, de esos documentales que bien podrán ser usados por profesores de cine en sus cursos: un recorrido serio y riguroso por un cine que, pese a algunos momentos de indudable belleza, era tan temible como disparatado.

 

SCOTTY AND THE SECRET HISTORY OF HOLLYWOOD, de Matt Tyrnauer (7)

La vida secreta de los famosos, las intimidades sexuales de las estrellas. Todo eso puede sonar a amarillismo periodístico, pero cuando toma dimensiones históricas se vuelve un interesante material de análisis. En este caso, el documental recupera la historia de Scotty Bowers, un hombre de actuales 90 años que, luego de combatir en la Segunda Guerra, viajó a Hollywood y se convirtió en una mezcla de taxy-boy, confidente y pimp ad-honorem de grandes estrellas del cine que debían ocultar sus preferencias sexuales en una época en la que, de saberse que algún actor era homosexual, su carrera estaba terminada.

Scotty, todo un personaje obsesionado con juntar objetos al punto de tener casas y bauleras llenas de cosas, era el nexo, el confidente que llevaba a sus chicos y también chicas a las fiestas privadas en mansiones de estrellas, habilitando esa doble vida para muchos amigos suyos como Spencer Tracy, Cary Grant, Katharine Hepburn, Charles Laughton, George Cukor y hasta algunos personajes de la política y la realeza británica.

Si bien algunos verán con dudas este outing que Scotty hace de estas ya fallecidas estrellas, él dice que no tiene sentido ocultarlo porque no hacían nada malo. Y gracias a esa manera franca y directa para hablar –sin tapujos para contar lo que hacía, lo que le hacían y como conectaba a la gente entre sí– Scotty se vuelve el verdadero personaje del filme. No es tan importante saber quién se encamaba con quién, sino ver cómo debían (y acaso algunos todavía deben) organizarse y ocultarse para mantener una doble vida alejada de los prejuicios del público y de la prensa.

 

THE GREEN FOG, de Guy Maddin, Evan Johnson y Galen Johnson (8)

Este proyecto de Maddin, de poco más de 60 minutos de duración, es una suerte de homenaje cinematográfico a San Francisco en el que el realizador utiliza más de 100 películas y series de televisión filmadas en esa ciudad y sus alrededores para hacer una pintura del lugar en la historia audiovisual. Pero no esperen de Maddin una serie de clips a la manera de los que se ven en la ceremonia de los Oscars. El director de MY WINNIPEG le agrega a su recorrido por la ciudad sus acostumbrados toques de humor y hasta una pátina ficcional que combina el material de una manera por lo menos curiosa.

Entre otros mecanismos, Maddin y «los Johnson» dejan las escenas con actores pero les cortan los diálogos, o ponen diálogos de escenas en otras que no corresponden. Además de combinar los planos de modo temático o visual (con la arquitectura de la ciudad, persecuciones automovilísticas, terremotos, escenas románticas o ligadas a museos e iglesias, entre muchas otras yuxtaposiciones) le suman un soundtrack que llevará a todos a pensar en VERTIGO, más allá que poco y nada se ve de ese superclásico aquí. Es como un ensayo visual a lo Thom Andersen pero pasado por la procesadora juguetona del autor canadiense.

Los cinéfilos se divertirán, además, tratando de descifrar de donde salen los clips (hay de todo, desde HARRY EL SUCIO a LA CONVERSACION, de LA DAMA DE SHANGHAI a BULLITT, de SANS SOLEIL a IT CAME FROM BENEATH THE SEA pasando por series como LAS CALLES DE SAN FRANCISCO y MISION IMPOSIBLE), pero Maddin trata de escaparle a ese único juego. El rompecabezas audiovisual y autoreflexivo (hay mucho cine dentro del cine, pantallas dentro de pantallas) de THE GREEN FOG es tan misterioso como esa niebla verde que cubre este filme y entre la cual Kim Novak reaparecía, 60 años atrás, como un fantasma en una película de un tal Hitchcock.