San Sebastián 2018: críticas de «Figuras», de Eugenio Canevari; «Enigma», de Ignacio Juricic y «Ferrugem», de Aly Muritiba (Horizontes)

San Sebastián 2018: críticas de «Figuras», de Eugenio Canevari; «Enigma», de Ignacio Juricic y «Ferrugem», de Aly Muritiba (Horizontes)

por - cine, Críticas, Festivales
27 Sep, 2018 04:09 | Sin comentarios

De estos tres títulos, dos son estrenos mundiales del festival. El primero es una coproducción argentino-española centrada en una anciana con problemas de salud y lo que su pareja y su hija tratan de hacer para ayudarla. El segundo se centra en las consecuencias que una muerte de una joven tiene para su madre, quien se entera de lo que realmente le pasó mucho tiempo después. El tercer filme lidia con los problemas que genera un video que se viraliza en una escuela secundara.

FIGURAS, de Eugenio Canevari

En esa zona intermedia entre el documental y la ficción parece ubicarse la nueva película de Canevari, el realizador argentino de PAULA, que reside en España. Esa mezcla está presente en este filme centrado en Stella, un anciana mujer argentina que vive allí y que, tras enfermar de esclerosis lateral ameotrófica (ELA), no puede hablar ni casi moverse, además de sufrir otros trastornos mentales. Su pareja allí es Paco, un español de su edad que, si bien está un tanto más sano que ella, no es el colmo de las garantías: bebe y fuma mucho, y si bien la quiere y cuida, es un poco irresponsable en su andar. Es en la hija, Valeria, una argentina que se fue a vivir allá, en quien recaen más responsabilidades.

Canevari arranca el filme en un registro tal que parece que veremos un trabajo puramente documental, especialmente tomando en cuenta que la primera parte del filme está dedicada más que nada a los problemas y complicaciones médicas y legales del tratamiento y cuidado de la mujer, especialmente por sus condiciones de inmigrante no del todo correctas en los papeles. Pero promediando el relato la vida personal de Valeria empieza a tomar control de la narración y allí es donde, sin perder del todo la impronta tonal del documental, Canevari se permite ir un poco más hacia la ficción y mostrar ese otro mundo paralelo de fiestas, salidas, bailes y amigos que mantienen más o menos sana a la joven.

Más allá de ese inesperado giro en cuanto a lo que es central en el filme (parece ser la historia de estos dos ancianos pero luego es la hija la que domina el relato), FIGURAS es un filme convincente, noble, que pone en escena situaciones difíciles como son la enfermedad y la amenaza de la muerte, pero que lo hace sin una excesiva gravedad y apostando, de vez en cuando, a un humor muy cáustico e irreverente. Un giro estilístico (no total, pero sí apreciable, con respecto a PAULA) que parece abrir nuevos caminos en la carrera de este realizador.

 

ENIGMA, de Ignacio Juricic

La primera escena, acaso, sea la mejor de toda la película (y posiblemente de las mejores del año). El problema es que no se puede contar sin revelar sus inesperadas vueltas de tuerca. Así que los dejaré con la intriga. Pero presten atención: es de una excelente construcción dramática y formal. De allí en adelante la película altera una de las dos cosas y mantiene la otra. La primera, ese humor y sorpresa, desaparecen casi por completo del filme y lo que se adueña es un tono que se va ensombreciendo cada vez más con el correr de las escenas. El segundo –la puesta en escena rigurosa, en que cada escena es contada en un plano largo, no fijo pero con pocos movimientos– se mantiene, dándole a ENIGMA una forma muy característica, cercana a la de ciertas películas asiáticas en las que muchas personas se mueven y conversan dentro del cuadro. Por momentos, aquí, lo llenan hasta que parece no haber más lugar en el mundo que el que ocupan las protagonistas.

Un poco como en las películas de Lucrecia Martel (LA CIENAGA, especialmente), Juricic arranca filmando los cuerpos y rostros de cerca, las conversaciones a media res, los «chismes» de un grupo de mujeres y de sus hijas adolescentes en la cotidianidad de un día que, a juzgar por una referencia televisiva que se escucha, parece ser 1999. Son muchos y el espectador se confunde entre hijas, tías, sobrinas y primas, pero eso es parte de la intención del realizador. Lo que de a poco se va abriendo en la trama es la necesidad de la madre, Nancy, de saber qué pasó con su hija mayor, que fue encontrada muerta casi una década atrás. Es un tema del que casi no se habla en la casa, pero algunas revelaciones le hacen replantearse a Nancy todo lo que creía saber sobre el asunto. Conversando con amigas y familiares, empieza a investigar el tema y a darse cuenta de los secretos y mentiras que la vienen rodeando desde entonces. Y hasta su propia negación a saber más del tema.

ENIGMA es una película sobre las represiones dentro de un núcleo familiar ampliado de la clase media chilena, que prefiere no saber/no hablar de ciertos temas que puedan poner en riesgo «la reputación» familiar. Y si bien el secreto de su hija es algo que hoy puede resultar un tanto banal (ciertas discusiones y/o temores sobre la sexualidad parecen quedados en el tiempo) para los protagonistas, conservadores y de escuela y educación religiosa, es algo complicado de afrontar. Lo más interesante pasa, de todos modos, por analizar las curiosas composiciones de cuadro que arriesga Juricic, como algunas en las calles, en un patio o, al final, en la larga y compleja escena que vuelve en cierto modo sobre el comienzo. Es ahí –y en las muy naturales actuaciones de casi todo el elenco–donde la película encuentra un plus superador a su apuesta temática más clásica. Es ahí donde queda claro que hay un cineasta ambicioso buscando cuál es la mejor manera de poner en imágenes una historia y no uno que se dedica a trasponerla del guión al cine.

 

FERRUGEM, de Aly Muritiba

La nueva película del realizador brasileño de PARA MINHA AMADA MORTA toca un tema tan actual, en un punto, que la trama es bastante similar a la de la película argentina ACUSADA, más allá de algunas diferencias. Aquí se cuenta, en principio, la historia de una chica, Tatiana, que empieza a entablar un relación con Renet, un adolescente un tanto tímido y circunspecto. En un mundo de mensajes virtuales –instagram, videos, etc– los intercambios telefónicos que empiezan como juego de seducción se convierten en un problema cuando Tati pierde su celular y un video de ella teniendo sexo con un antiguo novio empieza a viralizarse por el colegio.

Las burlas y las cargadas crecen mientras la chica se angustia más y más, preocupada también por lo que dirán sus padres. Renet, a su manera, trata de cuidarla, pero el bullying real y virtual que recibe es fuertísimo y se le vuelve difícil de tolerar. Promediando el relato, el guión y el filme en sí pegan un giro drástico y comienza una «Parte 2» centrada en Renet, en su vida familiar, en sus padres separados, sus silencios y sus problemas con lo que ha sucedido con el «video viral» en cuestión, ya que no se sabe quién fue el que lo compartió y algunos sospechan que pudo haber sido él mismo. Cuesta acostumbrarse al cambio de registro y tono (de película de escuela secundaria a drama familiar en un pueblo alejado), pero finalmente sirve para cerrar una pintura más compleja de la situación general. No solo del video de Tati sino de las presiones, miedos y problemas de los adolescentes.

Un gran punto a favor de la película es su trabajo visual. Junto al director de fotografía Rui Poças (ZAMA, TABU y muchas otras), Muritiba maneja una paleta de colores y una riqueza estética que le dan a su filme un elemento de placer extra, que escapa a la trama. Algunas escenas (como una larguísima conversación en un auto en movimiento) están extraordinariamente filmadas y actuadas, lo mismo que algunas escenas iniciales en fiestas y paseos de los alumnos. Por momentos ciertas metáforas e ideas son un tanto subrayadas (la del principio, especialmente, en un acuario) y es cierto que cuesta retomar el ritmo tras el fuerte quiebre del relato que se produce a los 40 minutos, pero esta historia –que es, finalmente, más sobre Renet que sobre Tati– logra lo que se propone: retratar una juventud en crisis y que por momentos parece incapaz de saber manejar los límites entre lo real y lo virtual.