San Sebastián: crítica de «Cocote», de Nelson Carlo de los Santos Arias y «Soldado», de Manuel Abramovich

San Sebastián: crítica de «Cocote», de Nelson Carlo de los Santos Arias y «Soldado», de Manuel Abramovich

por - cine, Críticas, Festivales
19 Sep, 2017 05:29 | Sin comentarios

Estas dos notables películas llegan a San Sebastián tras un exitoso recorrido festivalero. El filme dominicano es un muy particular retrato social, político y religioso de ese país mezclando cine experimental, musical, thriller y comedia. El documental argentino se centra de manera más rigurosa –pero por momentos igualmente graciosa– en las rutinas del Ejército Argentina a partir de la experiencia de un joven soldado.

COCOTE, de Nelson Carlo de los Santos Arias (República Dominicana)

No hay muchos filmes como COCOTE, una suerte de experiencia cinematográfica que observa, analiza y transmite a flor de piel los conflictos religiosos, sociales y políticos de su país de una forma alejada de cualquier convencionalismo, mezclando lo que sería una suerte de ritual religioso casi con la forma de un musical con situaciones de humor absurdas para contar la historia de una venganza familiar.

A mí no me había terminado de convencer su radical adaptación de Roberto Bolaño de su opera prima, pero COCOTE engancha desde el primer texto en off en el que se escucha a un hombre ofrecer productos comerciales a cualquier persona que pruebe la existencia de Dios. Y Dios será un tema central en el filme, especialmente las diferentes maneras de entender su figura de acuerdo a las distintas religiones.

Alberto trabaja como jardinero en una famila de  clase alta y es evangelista. Cuando se entera que han matado a su padre regresa a su pueblo y su familia quiere que se vengue de esa muerte. Pero sus creencias se lo impiden. Ellos, en cambio, devotos de cruzas religiosas más propias de América Central (santería de origen yoruba) no ven con malos ojos esa venganza y tienen sus rituales religiosos un tanto más creativos y espirituales que los evangelistas para intentar que eso se produzca.

Pero la situación es compleja, además, porque al padre lo mataron por contraer deudas con peligrosos gángsters y no solo es la religión la que lo hace dudar a Alberto de meterse con los asesinos. De todos modos, la película no intenta construir una trama policial convencional con su historia, si bien la tiene como eje narrativo. Nelson parte de estas circunstancias para armar una cruza de drama familiar y social contado casi como un cuento de espíritus, danzas tribales, tambores, bailes y conversaciones absurdas, especialmente ligadas a noticias que se escuchan por televisión, lo que le dan al filme una bienvenida ligereza.

Se han hecho comparaciones con el cine de Glauber Rocha y son bastante justas. Es por ahí que circula la apuesta del realizador dominicano. COCOTE (lo que en Argentina llamamos «Cogote», en referencia a la forma en la que el padre de Alberto murió, ahorcado) cumple con la consabida tarea de pintar su aldea de la manera más original y menos convencional posible, metiendo la cámara en sus conflictos religiosos, sociales y políticos y haciéndola bailar en medio de todos ellos.

 

SOLDADO, de Manuel Abramovich

El documental del realizador del premiado corto LA REINA se centra, como su título claramente lo indica, en un soldado, un cadete del Ejército Argentino. A lo largo del filme, de carácter observacional, la cámara de Abramovich retratará las rutinas cotidianas de un ejército que no parece tener más misión que llevar adelante sus propios y clásicos rituales: marchas prolijas, cánticos casi infantiles, instrumentos afinados para músicas rudimentarias, rutinas diarias que deben cumplirse a la perfección. «Al pedo pero temprano», como decía un General.

Sin subrayar de modo alguno lo que se ve, el director muestra esas rutinas como si fuera una suerte de teatro kabuki, de figuras recortadas en el espacio haciendo sus pasos, con su soldado protagónico cumpliéndolas a rajatabla (la explicación de cómo deben doblarse las sábanas según el día es antológica, lo mismo que algunos cánticos) pero dejando sutilmente entrever un cierto fastidio o desgano por la mecanización de su trabajo, trabajo que él eligió hacer, confiesa, un poco para darle el gusto a su madre.

El documental seguirá a su protagonista en un regreso a su hogar y también lo meterá en una situación más compleja y ambigua a partir de lo que sucede cuando otro soldado se suicida. La manera en la que sus superiores reaccionan ante esa muerte y adoctrinan al resto de sus compañeros a continuar es, acaso, el momento en que se puede sentir con más claridad una mirada crítica sobre la institución.

El resto es lo que es y Abramovich jamás ironiza de manera directa. Si las rutinas y rituales son un poco ridículas es porque, bueno, lo son y la puesta en escena plana simplemente las refleja, sin burlarse de los soldados ni de sus superiores, los que quizás pueden quedar un poco absurdos solo por su tenaz y virulenta manera de ocuparse de asuntos nimios como si se estuviera en un frente de batalla. Yo no hice «la colimba» (el servicio militar argentino), pero imagino que muchos de los que la hicieron en tiempos de relativa paz (no cuenta la época de la dictadura y menos la Guerra de Malvinas) se sentirán identificados con el soldado que oficiosa y efectivamente transpira, va, viene y se esfuerza para mantener una mitología que, al menos hoy, parece más una puesta en escena que otra cosa.

Si algo diferencia a SOLDADO de algunos otros documentales locales que retratan a personas dejándolas al borde del ridículo es que, primero, ese «ridículo» se manifiesta sin necesidad de subrayados y quizás no todos lo vean así (lo que para algunos es absurdo para otros puede ser tradición). Y, especialmente, de haber algún tipo de ironía esta se aplica sobre los poderosos y no sobre los esforzados y sacrificados soldados, los protagonistas de una situación cuyo absurdo ellos sufren y no provocan. Como LA REINA, es un filme que se identifica con las víctimas de tradiciones que, en el fondo, son humillantes, absurdas y hasta agresivas con ellos.