Festivales/Mar del Plata: Nuevos Autores, Hora Cero y BSO (6 críticas)
Aquí se irán sumando las críticas de tres secciones clave del festival como son las dedicadas a los nuevos realizadores, a las películas de género y trasnoche, y a los filmes relacionados con la música.
NUEVOS AUTORES
FUCK YOU JESSICA BLAIR, de Karni Haneman
Si bien entiendo la búsqueda estética y formal de Haneman, su película me deja completamente frío. En su intento de generar una comedia absurdista en la línea Hal Hartley o nuestro Martín Rejtman, lo que la operaprimista israelí termina entregando es un filme con poca rigurosidad formal, mal actuado y con diálogos cargados de sentidos obvios pese a aparentar ser banales o intrascendentes. Por decirlo de otro modo, se podía haber hecho una obra teatral con estos personajes y sería más lógico todo. Floja sería la obra igual, pero tendría más sentido. El filme se centra en dos duplas que se encuentran en medio de una desierta ciudad israelí: por un lado dos chicas, que hablan en inglés y que dicen odiar sus respectivos países (una es israelí, la otra vive en Estados Unidos) y por otro lado dos hombres enfrentados a la crisis de los 30. Casualmente se toparán unos con otros y el ejercicio terminará siendo una especie de «¿Qué nos pasa a los israelíes?» en versión hipster. Uffff!
VERAO DANADO, de Pedro Cabeleira
La opera prima del joven realizador portugués es un retrato generacional que apunta más a las sensaciones y a la forma que al relato y los conflictos clásicos. Centrada, por decirlo de alguna manera, en unos días que Chico pasa veraneando en lo que parece ser la casa de sus abuelos, la película va retratando distintos momentos en su vida y la de su grupo de amigos: jugando al fútbol y conversando, saliendo a beber, cenando, teniendo sexo y, especialmente, en largas fiestas que terminan al borde del descontrol.
Las escenas se suceden en una suerte de vale todo en el que Cabeleira no pone demasiada atención en desarrollar algo así como personajes (más allá de Chico) sino que apunta a describir un mundo desde adentro, un retrato generacional que no intenta ser ni crítico ni celebratorio per se sino que prefiere retratar desde las sensaciones, el momento a momento: una conversación, una escena de sexo grupal, una pelea en un boliche, una charla sobre arte, consumo de drogas y alcohol y así. A pesar de una floja elección de voz en off sobre el final (un poema muy malo leido en inglés que intenta hacer juegos de palabras con géneros musicales) y una duración un tanto excesiva, la película muestra que el joven Cabeleira, que filmó esta película con su grupo de amigos cuando tenía poco más de 21 años, tiene un enorme futuro por delante.
HORA CERO
BRAWL IN CELL BLOCK 99, de S. Craig Zahler. Leer crítica aquí.
LAISSEZ BRONZER LES CADAVRES, de Hélene Cattet & Bruno Forzani.
Admito algo de entrada: no soy el espectador ideal para este tipo de películas. Allí donde algunos pueden ver riesgos y originalidad creativa para montar un filme violento y cinéfilo con algunos apuntes experimentales yo no veo otra cosa que a dos directores tratando de ver a cuál se le ocurre la mejor manera de volarle los sesos a una persona o descuartizar a otra mientras la cámara, el sonido y la fotografía hacen trucos de magia para hacer babear a niños perversitos. Más allá de algunos planos y momentos enrarecidos con reminiscencias a cierto cine erótico de los ’60 y ’70, el resto es un refrito de modelos gore en versión videoclip con un toque tarantinesco por aquí y citas a todo cineasta italiano con apodo norteamericano cuyas obras se encuentran en la mesa de saldos de VHS. Criminales, policías, asedios, enfrentamientos y otras excusas narrativas que solo le sirven a la dupla de realizadores para jugar con el zoom, los colores y el montaje como un niño con regalo nuevo de Navidad. En los ’60 y ’70 había que tener creatividad y tiempo para imaginar estas «locuras sangrientas». Hoy, simplemente, se aprenden manejando un par de programas bajados por internet. Parece lo mismo, pero no lo es.
THE DISASTER ARTIST, de James Franco. Leer crítica aquí.
BANDA SONORA ORIGINAL (BSO)
BUNCH OF KUNST: A FILM ABOUT SLEAFORD MODS, de Christine Frantz
Para los que no los conocen, los Sleaford Mods son una suerte de dupla con un cantante/rapero y un DJ cuyo principal atractivo son las letras personales, políticas y sociales de Jason Williamson, una cruza entre Billy Bragg, Joe Strummer y Eminem, un hombre blanco de la clase trabajadora (en este caso, inglesa) que usa sus letras para narrar, por lo general, asuntos que tienen que ver con la situación social de su país. Son ambos lo más «anti-estrellas» que pueden imaginarse y este documental los muestra justo durante el período en el que dejaron de ser un «secreto para pocos» para transformarse en una banda con capacidad de llenar grandes teatros.
La película consigue adentrarse en la cotidianeidad de la banda –sus giras, su historia, la grabación de su disco– como si fuera un miembro más, mostrando en la intimidad cómo una banda de barrio atraviesa ese paso a la fama (firman con el célebre sello indie Rough Trade) sin jamás dejar de lado sus orígenes ni sus búsquedas temáticas. Pese a ciertas limitaciones musicales (el DJ de la dupla bordea lo chanta, con su cerveza siempre en mano y sus beats de manual), el carisma, la personalidad y las letras de Williamson hacen de estos cuarentones que triunfaron de grandes una banda a seguir. Y el documental de Frantz no hace más que dejar en claro que sus letras no son una pose ni mucho menos. Son la clase de personas con las que esperás encontrarte, en algún pub perdido británico, y conversar Guinness de por medio.