Berlinale 2018: críticas de «My Brother’s Name is Robert and He is an Idiot», de Philip Gröning y «3 Days in Quiberon», de Emily Atef

Berlinale 2018: críticas de «My Brother’s Name is Robert and He is an Idiot», de Philip Gröning y «3 Days in Quiberon», de Emily Atef

por - cine, Críticas, Festivales
21 Feb, 2018 09:12 | Sin comentarios

Dos películas alemanas se presentaron en la competencia del festival. La primera, un supuestamente provocador pero finalmente banal ensayo sobre la crueldad y, la segunda, un prolijo retrato de una etapa de la vida de la mítica actriz Romy Schneider.

MY BROTHER’S NAME IS ROBERT AND HE IS AN IDIOT, de Philip Gröning

Cuando a la crueldad gratuita y a la violencia sin motivo se le busca, artificialmente, una explicación filosófica, peores resultan las películas. Este filme alemán de tres horas de duración pasa por todas estas etapas de manera pretendidamente poética y elegante, utilizando recursos visuales que no hacen más que disfrazar de algún tipo de complejidad que no se sostiene lo que finalmente es una banal y descarnada historia.

No es original la idea. La literatura está llena de casos y personajes desafiandose a realizar actos brutales para probar alguna teoría, pero lo que hay aquí suena más a lo contrario: encontrar una excusa filosófica para justificar lo que en el fondo no es otra cosa que una película clase B. De hecho, sería mucho mejor de asumirse como tal y no pretender ser otra cosa.

La historia va de dos hermanos mellizos, adolescentes, una chica y un chico, que se pasan el día en un campo, tirados al sol, estudiando para un examen de filosofía que ella tiene en dos días. Enfrente hay un puesto de ruta en el que compran cerveza y otras provisiones. Entre discusiones cuyo eje pasa por «¿Qué es el tiempo?» y lecturas de San Agustín y Heidegger, los hermanos se van desafiando y peleando, metidos en su mundo de rituales secretos que el director de INTO GREAT SILENCE filma como imitando a Terrence Malick. Pero esos desafíos los van llevando a cometer actos más salvajes, crueles y violentos, y al rato estamos en una suerte de ridícula carnicería más propia de alguna brutal película de terror de ruta australiana, solo que salpicada de supuesta poesía visual y citas de filósofos de turno.

Al margen de ser bastante irresponsable como filme (que lo es, por varios motivos, pero al menos para mí ese no es su principal problema), MY BROTHER’S NAME IS ROBERT… resulta una película pedante de alguien que cree estar diciendo algo iluminador cuando no hace más que explotar los instintos más básicos del espectador en busca de shocks finalmente bastante baratos y nada significativos.

 

3 DAYS IN QUIBERON, de Emily Atef

La mítica Romy Schneider es el centro y eje de esta película que está lejos de ser una biografía de la actriz de CESAR Y ROSALIE sino que elige un momento específico de su vida para retratarla. Ese momento es 1981, cuando Romy –que ya pasado los 40 años– está haciendo una suerte de retiro/limpieza de alcohol y alimentos en un hotel en la ciudad playera francesa que da título al filme. Allí la visita una amiga de la infancia con la que comparte sus temores personales, especialmente los ligados a la relación con sus hijos, complicada por sus compromisos laboralres.

Pero Romy no tuvo mejor idea que invitar también a un periodista y a un fotógrafo de la revista Stern para que le hagan una entrevista allí. A lo largo de esos días, charlas con el periodista, cenas, sesiones fotográficas y momentos íntimos que vive con los diversos integrantes del grupo (del fotógrafo también es amiga) van saliendo a la luz las intimidades de la actriz y su crisis personal, impulsadas también por la excesivamente maquiavélica manipulación del periodista.

Filmada en bello blanco y negro, la película se beneficia de una actuación extraordinaria de Marie Bäumer, de llamativo parecido con Schneider y de los momentos de tensión y dolor que van surgiendo en los distintos momentos. Pero también peca de algunas caracterizaciones obvias (el periodista es casi el villano de la historia y está personificado como tal) y una estructura un tanto teatral que la vuelve un poco repetitiva y monótona. De cualquier manera para los fans de la actriz de LA PISCINA la experiencia será un deleite. Y, para los que no vieron sus películas, seguramente una gran oportunidad para conocer a esta inmensa actriz y torturada persona.